El Burgo de Osma amanece la mañana del Corpus Christi, bajo una espectacular alfombra floreada de tres kilómetros y medio. Estos mosaicos son ya tradición en la localidad que tiñe el suelo de su casco histórico con increíbles obras de arte. De este trabajo se encargan más de 300 voluntarios que representan decorados religiosos a base de virutas de madera coloreadas, pero también más originales y con un detalle muy especial este año, un homenaje a la catedral de Notre Damme.

Una vez finalizada la eucaristía son los niños de la localidad que celebran su primera comunión los primeros en pisarlas, mostrando su sorpresa por el decorado, la mayor satisfacción de los organizadores. Alfombras florales que tardan más de un mes en prepararse y apenas duran unas horas pero que permanecen en el recuerdo de cientos de turistas que disfrutan de un Corpus diferente al que están habituados.