Fabrizio Scontrini, lanzamiento al éxito

EDS
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En poco más de un año este joven argentino de 15 años ha pasado de jugar al rugby a ser campeón de España sub-16 de lanzamiento de peso y a ser considerado una de las grandes promesas del país

Fabrizio Scontrini, lanzamiento al éxito - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Como si del guion de una película de Hollywood se tratase, Fabrizio Scontrini pasaba en un año de jugar al rugby a ser campeón de España de lanzamiento de peso. Una historia que comienza en Argentina y que aun no ha terminado en Soria. Con 15 años, 1.80 metros de estatura y 120 kilos, esta joven promesa del Atletismo Numantino apunta muy alto.

En el pasado Campeonato de España sub-16 sorprendía a propios y extraños lanzando por encima de 16 metros y logrando el oro cuando no figuraba en la nómina de favoritos. Del desconocimiento más absoluto pasaba a considerarse una de las mejores apuestas de futuro, tanto por condiciones físicas como por margen de mejora.

Ahora vive un periodo de adaptación a un cambio de categoría que hace que la bola pase de cuatro kilos a cinco, un primer cambio en el que se centra en mejorar la técnica por encima de seguir acumulando una fuerza que la propia naturaleza ya le ha aportado. Hay grandes esperanzas en un joven que seguirá defendiendo a Soria durante los próximos años.

Origen. Si sorprende la manera en la que Fabrizio Scontrini ha conseguido en poco tiempo una mejora espectacular en el lanzamiento de peso, todavía choca más la naturalidad con la que cuenta cómo empezó, «la historia es muy rara», reconoce, «un día fui a casa de un amigo de mi hermano a jugar». Tenía entonces 13 años, «me comentaron que jugaban al rugby como hacía yo en Argentina». Con el Ingenieros se dio cuenta de que no había gente de su edad, «me tocó entrenar con los mayores y me machacaron», comenta con humor. Allí estaba como espectador el que ahora es su entrenador, Serafín Pérez, «me vio y llamó a mi padre para preguntarle si podía venir a probar y lanzar peso». El técnico se mostraba sorprendido por su gran tamaño y su rapidez, «fui a entrenar y desde el primer día me encantó». En el lanzamiento de peso «vi la oportunidad de participar en un deporte en el que todo el mundo era gente grande, como yo, y pensaba que se me podía dar bien».

En ese proceso Serafín Mate ya sabía lo que tenía entre manos, «es muy grande, eso se ve a simple vista», recuerda, «le hice unos primeros entrenamientos para que se divirtiese, es un chaval muy joven y eso era lo principal». Entonces comenzó a probarle en todos los lanzamientos, «al venir de un deporte tan coordinado como el rugby conseguía coger todo con mucha rapidez». Desde ese momento, entrenador y pupilo se centraron en prepararse para ser los mejores, «a pesar de los grandes resultados lo que estamos buscando es una mejora de la técnica porque él tiene mucha prisa por lanzar lejos, pero a su vez es tan aplicado que es consciente de que no hay prisa para lograr resultados».

Desde esa filosofía han llegado a estar con los mejores, a competir, pero a su vez a vivir una realidad que indica que se enfrenta a otros lanzadores con mucha más experiencia, aunque eso a Fabrizio Scontrini nunca le ha importado.

Potencial. El pasado 25 de octubre Arnau Llorens, rival sub-16 de Fabrizio, lanzaba 18,38 metros, dos más que la mejor marca del argentino, «es una maravilla de lanzamiento y además tienen una técnica muy buena, tiene mucha constancia y es muy comprometido con el deporte». Y hasta ahí la amabilidad, «sabía que en algún momento me iban a superar y que iba a tener un nuevo reto que alcanzar», asegura con contundencia.

El joven del Numantino muestra una vez más su competitividad, la que demostraba en el pasado Campeonato de España superando en dos metros su marca, «yo creo que fue la motivación». Porque Fabrizio Scontrini se crece en los momentos en los que aparecen los cracks, «hice marca personal y desde el primer lanzamiento supe que tenía que ir a por el oro». Atrás quedaba entonces su primer campeonato en el que se marchaba cabreado a casa por quedar en séptima posición.

Pero para ser el número uno queda mucho por mejorar. La técnica no se logra en pocos meses y en esa parcela cuenta con desventaja respecto a sus rivales, «he escuchado a varias personas que dicen que con mi fuerza es fácil lanzar lo que lanzo», y se explica, «nadie sabe que durante un año he entrenado todos los días». Una exigente preparación, «salía a correr, hacía bici y entrenaba la especialidad durante cuatro horas diarias».

Deberá pasar de una bola  de cuatro a cinco kilos, «la ventaja que yo tengo es que soy muy grande y aunque parezca extraño el hecho de contar con una bola más pesada me hace girar mejor, es algo que sabemos dentro de la especialidad». Podrá mostrar todo lo que ha aprendido en el próximo Campeonato de España del mes de febrero. Nadie piensa que pueda lanzar por encima de eso 18 metros, pero si algo a demostrado en este año que lleva compitiendo, es que cuando llega la hora de la verdad se crece, aunque siendo tan grande pueda parecer imposible.