Tocados por Balenciaga

EFE
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El diseñador vasco pensaba en los sombreros de sus exquisitas clientas como una cuestión de equilibrio arquitectónico con el que poner la guinda a sus diseños

El Museo del Diseño de Barcelona acogerá hasta el próximo 3 de octubre 87 piezas, que luego se podrán ver en Guetaria (Guipúzcoa). - Foto: Marta Pérez

Boinas, casquetes, gorras, pamelas o pillbox son los protagonistas absolutos de Balenciaga. La elegancia del sombrero, la primera exposición internacional monográfica centrada en los sombreros y los tocados únicos de Cristóbal Balenciaga, que se inauguró hace unos días en el Museo del Diseño.

Consideraba el diseñador de moda vasco que «el sombrero es una cuestión de equilibrio arquitectónico: corona el edificio del vestido», algo que han tenido en cuenta los dos comisarios de la muestra, el conservador del Museo Cristóbal Balenciaga de Guetaria, Igor Uría, y la conservadora de tejidos e indumentaria del Museo del Diseño de Barcelona, Sílvia Ventosa, a la hora de mostrar estos complementos, que dejaron hace décadas de ser vigentes.

Quien se acerque hasta la plaza de las Glòries podrá ver, hasta el próximo día 3 de octubre, un total de 87 sombreros, de los que 78 se presentan individualmente, nueve acompañan un conjunto, y hay un vestido con estola.

Vestido de noche de 1949Vestido de noche de 1949 - Foto: Marta Pérez

De estos, 43 proceden de la colección del Museo del Diseño y hay otros 44 de la colección del Museo Balenciaga de Guetaria, donde la muestra llegará al finalizar su estancia en Barcelona, abarcando un período que va de los años 30 del siglo pasado hasta 1968, cuando el modisto, que falleció en 1972, cerró sus salones. Los modelos expuestos se realizaron en los departamentos de sombrerería de la Casa Balenciaga en París y Madrid.

Igor Uría explicó que la exposición es fruto de una investigación de varios años entre las dos instituciones y, además de «iluminar» de nuevo estos objetos, que para su diseñador cubrían «una pequeña proporción de nuestro cuerpo, nuestra cabeza, donde se guardan nuestros pensamientos», quiere poner en valor el departamento de sombreros de la marca, «lo que había detrás de la cortina».

Tampoco obvió que se trata «de poner en valor el mundo femenino» que «daba forma y valor a los diseños de Balenciaga», mujeres de alto poder económico, Las Balenciagas, que, como se puede ver en una de las facturas que se exhiben en una vitrina, en 1966 podían pagar 184 dólares por un Brown straw hat, o hasta un total de 10.350 pesetas, «una auténtica fortuna en 1957», por unos vestidos y unos sombreros especiales para el período navideño.

Ventosa agregó que han distribuido los tocados, sombreros y vestidos de manera que «puedan hablarnos a nosotros ahora, en 2021, buscando una exposición contemporánea y moderna, a la vez que hemos buscado que haya pequeños diálogos entre estas piezas».

Remarcó, por otra parte, que a lo largo del recorrido se podrá «conocer un mundo de mujeres invisibles, que tenían la habilidad de un oficio y que con los diseños de Balenciaga creaban objetos con pelos de animales o plumas».

Cristóbal Balenciaga, que con apenas 22 años, en 1917, ya inició una trayectoria en el mundo de la moda que lo llevaría a ser uno de los creadores más importantes de la alta costura mundial, actualizó tocados históricos y populares, mientras jugaba con «la armonía y el contraste de los colores, buscando crear un profundo impacto visual».

 

Una fecunda inspiración

No hay duda alguna de la genialidad del maestro de Guetaria, que fue capaz de inspirarse tanto en los grandes sombreros de paja de las culturas campesinas del Mediterráneo como de la cultura popular vasca. Asimismo, reinterpretó las tocas de las monjas y los sombreros planos de grandes alas de los sacerdotes, a la vez que tomó del mundo del toro y de los majos los madroños, redes, tocados, tricornios y monteras.

En sus talleres se empleaban para estas creaciones materiales sencillos como la lana o la paja junto a otros lujosos y exóticos como el visón, el pelo de mono, o los de conejo y cabra.

En otro apartado de la exposición se pone de relieve que Balenciaga pensaba hasta el último detalle de sus piezas y a la hora de realizar sus creaciones tenía en cuenta la «armonía entre la forma de un sombrero o un tocado, el conjunto de ropa y el rostro de la mujer que lo utilizaría».

El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, mostró el día de la inauguración de la muestra su felicidad por poder dar cobijo finalmente esta exposición, afectada por la pandemia de coronavirus, y que en los próximos meses puede contribuir a «reforzar la capitalidad creativa y artística» de la ciudad.