Urgencias: Enfrentarse a lo desconocido

A.P.Latorre
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Médicos y enfermeras recuerdan los momentos más difíciles de la pandemia, cuando la información sobre el virus era tan cambiante y tenían que adaptarse en cada momento

Urgencias: Enfrentarse a lo desconocido

La segunda mesa redonda de Soria Saludable, ciclo de la Fundación Científica Caja Rural emitido en La 8 Soria, se centró en el área de Urgencias y Emergencias y los testimonios de los ponentes corroboraron la entrega y la vocación de los profesionales sanitarios en los momentos más difíciles de la pandemia y todavía hoy, con la esperanza puesta en la vacunación desde febrero. El jefe del servicio de Urgencia Hospitalaria de Santa Bárbara, Enrique del Hoyo, habló de «cierta estabilidad» ahora, al no verse tan desbordados y sin saturación de camas hospitalarias y de UCI. 

«Nuestro sistema sanitario ofrece atención universal y gratuita, incluso a demanda de la población en determinadas situaciones, lo que se tradujo en un número determinado de profesionales [...] con un nivel de formación excelente que han ido un poco justos en cuanto a jornadas laborales, en ocasiones excesivas, y contratos no del todo adecuados si comparamos con otros países de la UE», afirmó. El doctor recordó la «avalancha» en Urgencias en marzo, a los que «costó» ofrecer esa primera atención por los escasos recursos materiales y humanos. Poco a poco se avanzó en tratamientos (más allá de problemas respiratorios) y atención (ambulancia medicalizada Covid), logrando contener la situación. En esta segunda fase hay estabilidad, aunque hay todavía pacientes y un 40-50% de camas UCI ocupadas, y se han ampliado los servicios de cuidados intensivos y urgencias (una parte solo para Covid), se han actualizado recursos materiales y se ha contratado a médicos.

Trabajan día a día y aprendiendo de la experiencia clínica y la investigación, a pesar de la «carga emocional» que esto conlleva y que hay profesionales aún de vacaciones y en aislamiento. Hasta que llegue la vacuna, «las medidas higiénicas y los test de cribado ayudarán a salir de la pandemia». Aboga por reforzar el sistema de salud pública con plantillas suficientes y jornadas acordes a sus responsabilidades, así como que las urgencias sean una especialidad.

Por su parte, Eva Martín, enfermera del mismo servicio, explicó que se han enterado mucho después de  alguna fake news, como el colapso de urgencias en marzo. «Estábamos a nuestro trabajo y en las primeras semanas se cambiaban los protocolos continuamente, incluso tuvimos dos en un mismo día. Estábamos intentando acondicionar la Urgencia para hacer circuitos limpios y sucios y solucionando la falta de material y EPIs», comentó agradeciendo las donaciones. Una continua adaptación en momentos de incertidumbre, porque «no sabíamos lo que había, muchas insuficiencias respiratorias que no respondían al tratamiento...». Destaca la importancia del triaje (para valorar la gravedad): había uno limpio y se tuvo que abrir otro. Un riesgo potencial era si el paciente venía de Italia o de China y al principio los síntomas digestivos, mareos y dolores musculares no se consideraban. El peor momento para ella, «la soledad de pacientes y familias» y la desesperación por saber de los suyos y no poderles decir nada por la sobrecarga asistencial...», así como las pérdidas que han sufrido compañeros.

servicio 112. José Luis Alcalde, coordinador de la Base de Emergencias Sanitarias, recuerda que al inicio el servicio se vio desbordado y se creó  otra línea telefónica, pero las llamadas pasaron de un centenar al día a miles y los refuerzos no fueron suficientes. «En febrero hicimos ya formación con lo que se sabía, pero era errónea porque creíamos que iba a ser algo leve y que ocasionalmente veríamos a algún paciente grave para el que nos pondríamos la equipación», apuntó. Pronto se dieron cuenta de que iban a escasear los EPIs y del riesgo de los asintomáticos, por lo que tenían que protegerse en cada aviso, lo que es muy incómodo (a más impermeable menos transpirable) y «ha alargado mucho los tiempos» en un servicio en el que la rapidez es tan importante. 

Alcalde reflexionó sobre el miedo al contagio y la falta de relevo, «era agotador física y mentalmente» y «sobrevivimos gracias a las donaciones». Como UVI móvil no tuvieron ninguna «cortapisa» y trasladaron a los pacientes que creían necesario. Ha observado que antes de la pandemia la gente quería ir al hospital a tratarse y desde la Covid es al revés. Se le quedó grabada la imagen de los familiares cuando se llevaban a un paciente grave, «miradas tristes de preocupación». Reivindicó más profesionales para el servicio y agradeció la labor de sus compañeros, especialmente de los técnicos de emergencias y transporte sanitario. 

La enfermera de Emergencias Natividad Muñoz recordó la «dureza» de la situación vivida frente a una enfermedad desconocida y tan contagiosa. Sigue habiendo contagios, lo que determina el seguimiento de los pacientes. Recuerda el trabajo de reorganización de espacios para material y de investigación para la desinfección (videollamadas en tiempo libre), ya que no había directrices claras.