"Los centros de Tercera Edad de Soria son una referencia"

Ana I. Pérez Marina
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Asegura que el sector se ha recuperado de la crisis en las capitales de provincia y en los núcleos de mayor tamaño. Sin embargo, las residencias del medio rural arrastran una desocupación que compromete, en algunos casos, su viabilidad

"Se debería aplicar un nuevo mapa de necesidades" - Foto: Eugenio Gutiérrez MartÁ­nez

Las residencias de mayores superaron los peores momentos de la crisis, años en los que dos de cada diez plazas estaban libres en la provincia. Sin embargo, a día de hoy los centros de la capital y su entorno (en un radio de unos 20 kilómetros) están completos, no así los del medio rural que mantienen esa brecha de un 10% de desocupación, un porcentaje que compromete la viabilidad económica de algunos negocios. El presidente de la Asociación Soriana de Atención a la Dependencia (ASAD), Francisco Javier Sanz Alonso, aboga por una «reorganización» del mapa de las plazas públicas concertadas en el medio rural, lo que permitiría, de alguna manera, cubrir parte de esas vacantes y facilitar el acceso a los usuarios con menos recursos.

Durante la crisis descendió la ocupación en las residencias de mayores y, prácticamente, desaparecieron las listas de espera. ¿Cuál es la situación actual?

La desocupación en la provincia de Soria es parecida al resto de Castilla y León. Ha habido un aumento en lo que son las capitales de provincia y en los extrarradios, a 15-20 kilómetros máximo de distancia, y es cierto que ahora mismo estamos en una ocupación prácticamente del 100%. Pero en el medio rural no es así, en el medio rural los centros pequeños pueden llegar al 100%, pero los grandes siguen con un porcentaje de desocupación que es complicado llegar a completar. Ha habido épocas malas y se ha pasado bastante peor, pero estamos hablando de más o menos tenemos detectado de alrededor de un 10% de desocupación.

Más o menos es el mismo margen que en los últimos años de la crisis.

Exactamente así es en el medio rural, quizás ha habido un pequeño incremento, pero está complicado. No obstante, en la época de crisis estaba en el 20% de desocupación y en las capitales de provincia y en los núcleos grandes de poblaci?ón esto ha desaparecido. 

¿Qué medidas pueden tomarse para incentivar la ocupación en los centros de los pueblos?

Si solo fuese nuestro sector pues igual sería más fácil buscar las soluciones. Hubo unos años en los que se construyeron muchas residencias, apoyadas por los ayuntamientos, y el medio rural está como está, cada vez menos población y cada vez menos mano de obra. Y eso que en la mayoría de las zonas el motor económico de los pueblos es el centro de mayores, seguro que en muchos casos es la empresa más grande y la que más puestos de trabajo genera. Pero cada vez hay menos población. 

Para incentivarlo, desde Servicios Sociales se debería aplicar un nuevo mapa de necesidades y reubicar las plazas concertadas en los pueblos. En la provincia de Soria son solo tienen tres o cuatro residencias, muy poquitas plazas. Yo estoy en la zona Sur de Soria [Arcos de Jalón] y si una persona quiere una plaza pública lo más cerca es Soria. Las familias tienen que desplazarse allí y al usuario lo has sacado de su entorno. Creo que, a lo mejor, desde Servicios Sociales, aunque no asegure que se acabe el problema de la desocupación en el medio rural, reubicar esas plazas de concierto para que en todas las zonas haya sería una medida positiva. A partir de ahí, la problemática del mundo rural depende de muchos más factores. 

¿Cómo se han adaptado los centros residenciales al aumento de la esperanza de vida?

No cabe duda que se ha notado, hay más ocupación también por ello. Al final, el aumento de la esperanza de vida implica que la gente tiene que depender de un centro residencial,  pero al mismo tiempo la estancia media ha bajado muchísimo. Ahora mismo un 60-65% de las plazas vienen directamente de altas hospitalarias. Vivimos más, nos vamos deteriorando y cuando salimos del hospital ya necesitamos una atención que en el domicilio es complicado, aunque cada vez se está apostando más por la permanencia en el domicilio, pero llega un momento en que es inviable. Antes, hace 15 o 20 años, la media de estancias de los usuarios podía estar en ocho o diez años y ahora ha bajado notablemente, una media de año o año y medio, porque son personas que llegan con unas patologías mayores y en un estado en el que la supervivencia es bastante menor.

¿Qué servicios, en términos generales, presta hoy día un centro de mayores en la provincia?

Aunque se quiere cambiar la visión del centro de mayores hacia un modelo que sea estar como en casa, las residencias no son hospitales, pero son unos hoteles para personas mayores con unos servicios médicos y cada vez tienen que estar más profesionalizados porque las necesidades de los usuarios son cada vez mayores. El personal de atención directa que, hace 15 o 20 años, iba sin ningún tipo de formación y se iba formando a lo largo de la vida laboral, ahora tiene que tener unas titulaciones que no llega a ser auxiliar de enfermería, pero prácticamente. Al final, entre Sacyl y los profesionales privados tiene que haber médicos, enfermeras, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales... son centros totalmente profesionalizados.

Las plantillas han tenido que adaptarse a las necesidades, ¿ha sido importante también el desembolso en inversiones en las instalaciones?

Por supuesto. Los centros construidos de hace 30 o 40 años las mejoras que han tenido que acometer han sido considerables, en todas las dotaciones. Ahora mismo los centros de Castilla y León y la provincia de Soria son para verlos, dignos de admirar, con todos los servicios e infraestructuras que son referencia.

¿En qué tarifas se mueven las plazas residenciales en los centros privados de Soria?

Puede haber capitales de provincia que por ser núcleos grandes y tener ratios de ocupación más altos, por la ley de la oferta y la demanda, pueden cobrar otros precios, pero en la provincia de Soria ni la ciudad es desorbitada comparada con el resto de capitales y en el medio rural sigue habiendo precios que rondan entre los 900 y los 1.100 euros. Entiendo que en una unidad familiar, si tiene que entrar un matrimonio y con las pensiones que hay, pues se hace justo o difícil, pero hay que valorar todos los servicios que se dan los 365 días del año, su coste y veríamos cómo es. Hace unos años se pusieron en marcha las prestaciones vinculadas que, cada vez, funcionan mejor, cada vez más gente tiene acceso a ellas y cada vez ayuda más la Junta de Castilla y León. ¿Qué tendrían que ser mayores? Ojalá. Para eso habría que incrementar los presupuestos en Servicios Sociales para poder hacerlo. Ahora mismo los centros de la provincia de Soria trabajan muy justitos y en el medio rural, justísimos. Tener ese 10% de desocupación en el medio rural a muchos centros les está manteniendo en la línea entre viabilidad o no. El coste laboral, de servicios y de mantenimiento de infraestructuras es increíble.

Comenta que cada funcionan mejor las prestaciones vinculadas. ¿Debería implementarse desde la Administración el apoyo a los centros residenciales para garantizar que se siga prestando servicio en el medio rural?

Claro. Castilla y León es la segunda comunidad autónoma por abajo en el precio de las plazas concertadas,  es decir, en lo que paga la Administración por las plazas y eso que se ha incrementado recientemente en un 1,2%, el IPC, pero seguimos los segundo por la cola. Supongo que si ese mayor esfuerzo no existe es porque la Administración requiere dotarse de mayor presupuesto. Los servicios que se prestan de hace 15 años a ahora no tienen nada que ver, es un servicio totalmente personalizado y todo eso tiene un coste. 

Castilla y León es la mejor Comunidad autónoma en atención a la dependencia, no hay nadie en lista de espera para cobrar dependencia, simplemente lo que dura el trámite   para completar todo el expediente, pero luego la cantidad que se paga no es la misma que en Madrid o en otras comunidades, con lo cual es un problema. Las prestaciones vinculadas lo que han hecho es que todas las personas que tienen acceso puedan decidir quedarse en un centro privado de su zona, aunque hay gente que ni con eso puede llegar y necesita una plaza concertada.

¿Hay problemas a la hora de encontrar personal especializado para trabajar en las residencias?

Si en todos los sectores hay un problema grande, en el nuestro, el siguiente. Hay que tener un certificado de profesionalidad. Desde 2016 se está realizando formación, pero no se da a basto para todo el personal que trabaja tanto en ayuda a domicilio como en centros residenciales. Había dos tipos de habilitaciones, profesionales o excepcionales. Estamos viendo todas las vías posibles. El decreto queda abierto, pidiendo esta habilitación pero siempre para personal que ha trabajado con anterioridad a 2017. Es un problema, sobre todo en el medio rural, porque hubo una época en la que venía gente y podías ir formando, pero ya no ocurre. La poca gente que queda que está trabajando en la residencia, perfecto, pero si llega alguien nuevo no hay manera humana de formarla o habilitarla. Estoy convencido de que, tarde o temprano, entre Educación, Servicios Sociales y nosotros tenemos que llegar a algún acuerdo para sacar formación todos los trimestres, semestres, años... porque es un problema. Ahora mismo vas a la lista del Inem y no hay gente ni con auxiliar de enfermería ni gente formada con el certificado de profesionalidad en atención a centros residenciales y ayuda a domicilio. En el medio rural, cero, y en las ciudades no puede haber mucho. Es una lotería que alguien de tu zona haya hecho el curso de dos o tres años y se quiera quedar a vivir. La necesidad es inmensa. La Gerencia de Servicios Sociales y Educación saben que tenemos un problema en este ámbito y hay que tomar medidas.

Además de ofrecer formación en el medio rural, ¿cómo podría fomentarse la cobertura de estos puestos de trabajo en los pueblos?

Es complicado porque tienes que intentar mover unidades familiares, pero no cabe duda que si desde cualquier centro residencial pudiéramos dotar de esa formación, al final si no tienes trabajo en Soria y sabes que si te trasladas a Navaleno, a San Pedro Manrique o a Medinaceli vas a tener un trabajo con un salario digno y puedes mantener tu vida, blanco y en botella. Sería una vía para ayudar al medio rural, pero para esto hay que facilitar la incorporación a los sectores. Todas las administraciones deben empezar a tomar cartas en el asunto y ser conscientes del problema, buscar la forma de hacerlo, no vale todo.

Una vez que los usuarios entran en las residencias, ¿es activa la implicación de las familias?

Desde hace años los centros han cambiado totalmente, han pasado de ser institucionalizados cerrados, difíciles de acceder, pero hoy son centros abiertos, que demandan la implicación de las familias, su participación. Luego ves de todo, familias que se implican más y otras, menos. Y en los pueblos muchas familias están muy lejos y no pueden. En el medio rural queda gente mayor, que tienen unas necesidades y están solos porque las familias han tenido  que emigrar a trabajar a otros sitios. Nuestra línea es activar la implicación de las familias y se nota. 

En algunos lugares funcionan con éxito los complejos de viviendas para mayores. Aunque hubo alguna iniciativa en este sentido en la Ribera soriana, sin embargo aún no se ha implantado en la provincia esta fórmula, ¿es viable?

Es una fórmula que a los que estamos en el sector, de primeras, nos ha gustado oírla, nos ha parecido excelente y la gente que estamos en la iniciativa privada les gustaría contar con solares inmensos para llevarlo a cabo. Pero la realidad dice, y no hablo de Soria ni de Castilla y León, que hay poquitas experiencias a nivel nacional y pocas han funcionado. No sé por qué. A lo mejor es porque lo que queremos es estar en nuestra casa y esto viene de gente que se jubilaba y no le importaba irse y estar a su aire. 

La gente que accede a un centro residencial es porque tiene unas necesidades y ya no podrían estar en este tipo de complejos, que siempre tienen una unidad central con unas habitaciones residenciales para cuando la gente ya no puede estar en su propio apartamento. Son experiencias que son atractivas cuando las oyes, pero conozco pocas que funcionen. Queda alguna por la zona de Levante, que puede tener otro perfil de usuario. Y luego este tipo de ‘turismo residencial’ en la provincia de Soria con nuestro clima...

Cada vez son más los mayores que viven solos, ¿cómo puede gestionarse la atención a estas personas para que continúen en sus casas? 

La única forma de fomentar el apoyo a la permanencia en el domicilio, algo que ya se están haciendo experiencias piloto en algunas zonas de Castilla y León para trasladarlo a todas las provincias, depende de la voluntad de las administraciones. Dotar a estas personas en sus domicilios con las nuevas tecnologías cada vez es menos costoso, pero hay que dotar a las plantillas de Servicios Sociales y luego contar con empresas que apoyen y pongan la ayuda a domicilio que se necesite. Puede funcionar, pero siempre digo que hasta dónde. Combatir esa soledad de casos extremos, sí, pero ¿también se quiere llegar a que una persona permanezca en su domicilio hasta el último momento? Pues es como lo de las viviendas, son cosas muy bonitas, que suenan bien, pero trasladar esto al medio rural se me hace complicado de visualizar, no digo que sea imposible. Se quiere fomentar el acompañamiento, pero las zonas rurales están como están y en el pueblo en el que viven tres personas, ¿cómo se hace?

A raíz de la difusión de reportajes sobre los menús en algunas residencias se ha cuestionado la alimentación, ¿cómo les afecta esto?

No puedo poner la mano en el fuego por todos los centros de Castilla y León. Lo que no entiendo es que con las normativas que tenemos, somos centros abiertos y así lo dice la norma, las familias entran al comedor, a las habitaciones, a las terapias... sin ningún tipo de cortapisas, que salgan casos como los que salen, se me hace difícil. ¿Cómo lo hacen esos centros? ¿O qué poco se preocupan las familias? Lo que conozco no funciona así. Te están vigilando con lupa. En nuestro centro, puntualmente, no falla un mes el veterinario de Sanidad, no sé cómo será en otras zonas. Nos revisan todo. Además, una de las cosas que controla la Gerencia de Servicios Sociales son los menús. Y la mayoría de las empresas tenemos nuestras propias auditorías internas.

Para nosotros es bueno que salga esto en los medios, porque es competencia desleal y la administración debe tomar medidas. Lo malo es que cuando sale pasamos todos por el mismo rasero y no es la realidad.