Left Alive

Enrique José Gutiérrez
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Bajo el amparo de Square Enix, llega a PlayStation 4 y PC un nuevo juego de infiltración y sigilo, que muestra el lado más amargo de la guerra

Cuando Left Alive fue presentado en el Tokyo Game Show de 2017, levantó grandes expectativas entre los seguidores de los títulos de espionaje. Además de contar con un planteamiento muy atractivo, su mezcla de géneros y el estilo visual del que hacía gala consiguieron captar la atención del público.

También podía presumir de contar con varios pesos pesados de la industria entre su equipo de desarrollo, con nombres como Toshifumi Nabeshima (director de la serie Armored Core), Takayuki Yanase (diseñador de la saga Xenoblade Chronicles) y Yoji Shinkawa (diseñador de personajes de la franquicia Meta Gear).

Sin embargo, el producto final no consigue despuntar tanto como se esperaba de él, aunque no por eso es un mal juego. Cuenta con algunas ideas muy buenas, que plantean situaciones interesantes, pero varios de sus apartados se han quedado a medio gas, lastrando la experiencia general del título.

Su argumento sitúa a los aficionados en la ciudad de Novo Slava, en la Europa del año 2127, justo después de que la guerra la haya arrasado hasta los cimientos. Controlando a tres personajes diferentes, los jugadores deberán recorrer las maltrechas calles de esta desolada urbe, para intentar ponerse a salvo y rescatar el mayor número de supervivientes que les sea posible.

Cada uno de los tres protagonistas tiene una visión diferente de la situación: Leonid es un convicto, que encuentra en el conflicto armado un inesperado aliado que le ayuda a escapar. Mikhai, por su parte, es un sargento del ejército de Rutenia, que hará todo lo posible por salvar a los ciudadanos de Novo Slava. Por último, está Olga, una agente del cuerpo de policía de la ciudad, que se ve sorprendida por el repentino estallido de las hostilidades.

El título le confiere mucho énfasis al uso del sigilo, siendo esta la manera más efectiva de avanzar. Los soldados enemigos son duros de pelar y tienen una sorprendente capacidad para soportar impactos de bala, así que no es mala idea evitar ser vistos y aprenderse sus rutas de patrulla. Por desgracia, cuentan con una inteligencia artificial muy irregular, que provoca situaciones injustas en las que los jugadores serán descubiertos, aunque hayan tomado todo tipo de precauciones. En general, el sistema que mejor funciona es el de ensayo y error, pero eso puede llegar a frustrar a los aficionados más impacientes.

En las secciones donde la acción se adueña de la pantalla, destaca el uso de los Wanzers: unos colosales robots bípedos, con una impresionante potencia de fuego y un resistente blindaje. Sin embargo, los adversarios también cuentan entre sus filas con estos monstruos metálicos, así que será necesario exprimir al máximo las habilidades como piloto, para salir con vida de estos enfrentamientos.

En el apartado técnico hay luces y sombras. Los tres protagonistas principales han sido modelados con gran acierto, al igual que los personajes secundarios. Sin embargo, los escenarios no destacan en absoluto, sintiéndose vacíos y faltos de detalles. Los movimientos se sienten toscos y artificiales, debido a unas animaciones poco acertadas que afectan a las mecánicas de infiltración y sigilo. Esto también se deja sentir en los controles, haciendo que el sistema de apuntado no sea demasiado preciso.

Left Alive no consigue estar a la altura de lo que prometía, pero tiene elementos que gustarán a los jugadores que consigan sacarle el jugo a las virtudes que atesora. Propone un reto considerable, ya que su alto nivel de dificultad no pone las cosas nada fáciles. Además, los seguidores de la saga Front Mission sabrán apreciar las similitudes que hay entre ambos universos.