Temporada alta en la residencia canina

N.Z.
-

La apertura de la media veda impulsa la actividad en la Residencia Canina Soria, donde la caza representa en torno al 30% del negocio. Con capacidad para cien animales, actualmente están al completo

Temporada alta en la residencia canina - Foto: Javier Rodenas Pipo Javier Ródenas Pipó

La defensa de la caza se argumenta generalmente en el cuidado y conservación del medio natural pero, también, en su importancia económica. Un informe encargado por la Fundación Artemisan y redactado por Deloitte cifra el gasto total movilizado por el sector en España en 2016 en 5.470 millones, con 186.758 puestos de trabajo vinculados (141.261 puestos de trabajo mantenidos y 45.497 puestos directos). El impacto generado por la caza representa el 0,3% del PIB anual de España, según este informe. En Castilla y León estos datos son mayores proporcionalmente, porque Castilla y León concentra el 19% de los terrenos cinegéticos nacionales, lo que desencadena un impacto económico anual próximo a los 506 millones, generando cerca de 8.000 empleos, la mayor parte de ellos vinculados al medio rural. Estas cifran suponen que la caza en Castilla y León implica cerca del 0,8% del PIB de la Comunidad, según los datos que recoge la Junta en el anteproyecto de Ley de gestión sostenible de los recursos cinegéticos de Castilla y León.

En Soria los ingresos directos a los propietarios de los terrenos (ayuntamientos y particulares) pueden alcanzar los 12 millones de euros, y a esta cantidad habría que sumar todos los negocios que, de forma directa o indirecta, están vinculados al sector.

30%del negocio. Uno de ellos es el del cuidado de perros. En la Residencia Canina Soria hace ya días que notan la llegada de la media veda. Con todas sus habitaciones ocupadas y cerca de un centenar de canes en las instalaciones, su propietario, Jesús Romero Molina, asegura que la caza «genera mucho movimiento» en su negocio, tanto en residencia como en alimentación (son distribuidores oficiales de piensos Arion en Soria), adiestramiento… De hecho, calcula, «en torno al 30%» de los ingresos están relacionados con la caza, «principalmente con la caza menor» [la caza mayor, cabe apuntar, va más vinculada a las rehalas].

A los canes que viven de continuo en la residencia ubicada en Ontalvilla de Valcorba y a las estancias temporales por vacaciones, por trabajo, por cuestiones personales de sus dueños... se suman estos días los perros de los cazadores de fuera de la provincia que se desplazan para la apertura de la media veda.

Digestión antes de cazar. El servicio en estos casos tiene sus propios condicionantes. Entre otras cosas, exige «levantarse muy pronto para darles de comer y que puedan hacer la digestión antes de irse a cazar, sacarles antes de que se los lleven, que puedan correr…». Y, cuando regresan, «reequilibrar, masaje y a dormir», resume Romero, quien habla con pasión de su profesión y reconoce que, para él, los perros son como «sus hijos». Su pareja, Marta Pérez Espi, auxiliar de veterinaria, le acompaña precisamente en este proyecto. Ellos dos conforman durante todo el año la plantilla de la residencia canina, que en momentos puntuales necesita un refuerzo de otras dos personas. Todo para asegurar que el centro está atendido «las 24 horas del día, los 365 días del año». Porque «hay perros todo el año y nunca se queda la residencia sola», destaca Romero, quien acumula decenas de trofeos en su oficina de las muchas competiciones a las que acude con sus animales.

El servicio para los cazadores es especial por varios motivos. Además de cuidar especialmente la alimentación y los horarios de comida de estos animales, desde la residencia ofrecen servicio de traslado al coto cuando lo solicita el cazador y atención veteritaria cuando lo precisa el animal. En este caso, destaca el propietario de las instalaciones, cuentan con el respaldo de los servicios veterinarios Urbión, que son el «complemento perfecto», agradece.

El perfil de los cazadores que solicitan los servicios de la residencia canina es predominantemente «madrileños, vascos y catalanes que cuidan especialmente su perro». Es gente que «viene, caza y disfruta. Yo me ocupo del resto», añade, incidiendo en que se ofece un servicio completo que, de hecho, incluye búsqueda de cotos donde poder cazar si así lo solicita el interesado.

Al completo. Sorprende que en esta parcela de aproximadamente una hectárea de terreno habite un centenar de perros porque, cuando accedes al recinto, reina el silencio. También el orden y la limpieza. Estamos en «temporada alta» en la Residencia Canina Soria y tan solo se nota porque todas las habitaciones se ven llenas, pero el control es total. Allí,  además del servicio de residencia, ofrecen adiestramiento, alimentación, selección y cría, recogida y entregas… También servicio de peluquería, pero solo para los perros que están en residencia (no se hacen servicios externos).

El efecto de la pandemia. También allí la pandemia ha tenido sus efectos. Durante el estado de alarma Romero recorrió 28.000 kilómetros para recoger perros de clientes habituales que quisieron confiar en ellos el cuidado de su animal porque no podían hacerlo ellos, bien por estar enfermos de COVID-19, por ser personal sanitario, trabajadores de servicios esenciales…

«En la pandemia hemos tenido mucho más trabajo», resume. Y a esto se suman las continuas llamadas que recibían solicitando un animal. Cabe recordar que durante el confinamiento una de las pocas excepciones que permitían la salida a la calle era sacar al perro. «La gente pedía un perro a la carta, todos un cachorro pequeño», recuerda su pareja. Colaboradores también de Redención, lamentan que esta afición repentina no haya tenido su continuidad real.

El negocio permanece abierto todo el año y están completos prácticamente siempre, si bien los meses de noviembre y febrero «son algo más flojos», frente a agosto, que hay que reservar «con dos meses de antelación». «La mayoría de los cazadores reservan de un año para otro», apunta. Para acceder a la residencia canina exige los requisitos que impone la ley pero, además, «aquí somos un poco más exigentes y pedimos todas las vacunas». «Son mi vida y quiero protegerlos», justifica al respecto.

Cada perro tiene su habitación (aunque hay de diferente tamaño) y cuenta además con un espacio abierto al aire libre, una zona de patio, que comparte con otros animales que juntan por afinidad. Además, los sacan de paseo: «Los de los clientes habituales salen sueltos y los nuevos con correa larga hasta que adquieren confianza».

Las tarifas varían en función de los servicios, siendo la más económica la de cuatro euros al día por una estancia mensual.No obstante, las tarifas van en función del tipo de estancia, tiempo, características del animal...