"La distancia generacional de padres a hijos impide ayudarlos"

Juana Samanes
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"La distancia generacional de padres a hijos impide ayudarlos"

El nacimiento de sus hijos cambió la perspectiva del director francés Stéphane Demoustier: sintió alegría y amor pero también responsabilidad y ansiedad ante esas nuevas vidas. Algo que ha querido plasmar en La chica del brazalete, un drama judicial que indaga en lo poco que conocemos  a nuestros hijos, algo que sale a la luz en este filme cuando una adolescente es la única acusada del asesinato de su mejor amiga.

Tras el formato de un drama judicial, su película plantea temas de calado sobre las relaciones padres e hijos. ¿Los progenitores actuales tienden a justificar más los errores de sus vástagos que en el pasado?

Yo creo que ese deseo de proteger a los hijos está en la naturaleza intrínseca de cualquier padre, sea de la época que sea. Y mi película lo que demuestra es la incapacidad de ayudarlos. Y esa característica deriva de que hay una distancia generacional que es inevitable.

En su película habla de la naturaleza única de cada ser humano, a pesar de la herencia y la educación recibidas. Lo que  lleva a una pregunta clave, ¿el malvado nace o se hace?

Con este filme lo que me interesaba cuestionar es hasta qué punto podemos tener confianza en alguien. En esta película si a la chica se la considera culpable: ¿es entonces malvada? Y si guarda silencio, como ocurre en este caso, ¿qué pasa? Porque Lise es una buena representante de los jóvenes de su generación, que hablan muy poco con los adultos. Así que ese silencio hay que saber interpretarlo. 

Durante el juicio que vemos en la película, los padres de Lise descubren a un ser humano distinto al que ellos han criado. ¿Cree que, en general, los padres llevamos anteojos al mirar a nuestros hijos? Porque, evidentemente, su intimidad sexual no la conocemos.

Un proceso judicial es un tema interesante porque coloca sobre la mesa asuntos que nunca se hubieran tratado, incluso, dentro de una misma familia. Y es cierto que la sexualidad de nuestros hijos, que forma parte de su intimidad, no la solemos ni queremos conocer. Y el juicio crea ese momento violento porque destapa todo y es tan violento para los padres como para la hija, porque revela la vida sexual de esa chica. Yo no quería hacer una película para juzgar a unas generaciones sino para plantear que padres e hijos, actualmente, tienen una visión distinta de la sexualidad.

El reparto es impecable. Supongo que encontrar a la chica que encarnara a la joven acusada  fue muy complicado, pero la elección de Melissa Guers es de lo más acertada.

Melissa nunca había hecho nada antes, y yo precisamente quería alguien así para este personaje, sin experiencia cinematográfica. Sin embargo, respondió a un casting que hice por Facebook, lo que demuestra que ella tenía ganas de hacer algo. Y por las características de la película, que se apoya en los personajes, sabía que era un requisito imprescindible que el reparto fuera perfecto. Y nada más verla no hubo dilema, supe que era la persona idónea para este papel. La encontré muy rápido, de hecho, continué el casting, vi a muchas más chicas y ninguna me convenció. 

Usted estudió Ciencias Políticas pero, sin embargo, en sus películas le interesa tratar asuntos más humanos. ¿Nunca le ha tentado hacer un thriller político, ya que sabe manejar usted perfectamente las reglas del suspense?

Sí podría interesarme, porque como espectador me llama la atención. Pero una película sobre un juicio como esta demuestra un proceso democrático. En todas las opciones artísticas que hacemos hay, de alguna forma, una elección política.