Con 14 máquinas quitanieves, 28 conductores y 2 vigilantes, además del coordinador, el equipo de vialidad invernal de la Diputación de Soria trabaja estos días a destajo para evitar que haya pueblos aislados por las precipitaciones del temporal.
Una ardua labor teniendo en cuenta que la red provincial de carreteras suma dos mil kilómetros y la nieve que ha dejado la borrasca Filomena alcanza espesores de casi medio metro de altura, sin contar los ventisqueros.
Los vecinos de Blacos ya pueden llegar o salir de su pueblo gracias a José Gómez y Julio García, que forman uno de los equipos que conducen las quitanieves de la Diputación de Soria. "Solemos ir dos oficiales de primera conductores y vamos raspando las carreteras con las cuchillas, con la cuña, y echando sal por detrás", explica este último.
Trabajo a destajo para que no haya pueblos aisladosUna labor que empiezan a las 6 de la mañana y desarrollan hasta el último rayo de sol, ya que sólo conservación de carreteras estatales desarrolla vialidad nocturna. Y es que la borrasca ha dejado una nevada histórica con acumulaciones de hasta medio metro. "Ha sido horrible -continua-, de tener que ir mi compañero pisando por la carretera con un palo para ver dónde estaba la cuneta y no salirte porque no se veía nada".
Tras la cuña se esconden muchas historias. Ayer por ejemplo tuvieron que ir a Morón de Almazán para abrir paso en la residencia porque tenían que trasladar a una anciana al hospital.
Una trabajo esencial que también entraña riesgos. "Si hay una placa de hielo la máquina también se va como un coche, entonces si hay un terraplén o una cuneta o un precipicio te puedes ir tranquilamente", concluye Julio García.
Así trabajan quienes se encargan de abrir muchos pueblos en situaciones de emergencia como la que hemos vivido gracias a Filomena.