"La planta que trabajamos ahora es cáñamo industrial"

Nuria Zaragoza
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Naturasor cultiva 1,3 hectáreas de cáñamo industrial en Soria y espera el permiso de la AGEMED para dar el paso al cannabis médico. Participada por Soria Natural, acaba de lanzar su primera línea de cosméticos

"La planta que trabajamos ahora es cáñamo industrial" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

La industria del cannabis con fines terapéuticos está en expansión y se calcula que podría llegar a mover unos 50.000 millones en el mundo en 2025. Es un nuevo nicho de economía y empleo y, de la mano de Soria Natural, la provincia toma posiciones en este negocio emergente

La firma soriana, referente de la medicina natural y una de las empresas más importantes de la provincia, participa en Laboratorios Naturasor, la primera industria con capital cien por cien español dedicada al cannabis de uso médico verticalmente integrada, es decir, que trabaja desde la semilla hasta el medicamento. El CEO (director ejecutivo) de la compañía, Javier Muñoz Ledesma, explica el avance del proyecto. 

¿Qué impulsa la decisión de entrar en el mundo del cannabis medicinal y en qué momento se vincula a Soria?

El desarrollo del cáñamo medicinal en países como Estados Unidos o Canadá vive un boom en los últimos cuatro o cinco años. Estuvimos analizando la posibilidad de trabajar con esta planta y vimos que es muy compleja porque necesita unas propiedades de suelo muy características, que se dan en Soria, donde hay un suelo y ambiente muy limpios. Esa fue una de las razones para estar en Soria. 

La otra es que hay una demanda global mundial sobre el cáñamo medicinal y Soria Natural lleva muchos años trabajando con plantas medicinales. Se decidió iniciar una aventura con el cáñamo medicinal, separándolo no obstante del resto de la compañía, ya que esta planta tiene unas necesidades tanto de recursos agrarios como económicos especiales y, además, todavía tiene una legislación muy especial y diferente en cada país. 

Soria Natural no está sola en este proyecto. ¿Quiénes son sus dos socios y qué aporta cada uno? 

Hemp Farms The Vault son especialistas en la planta ya que llevan 25 años trabajando en plantaciones de cáñamo industrial y de marihuana fuera de España, sobre todo en Estados Unidos. Aportan unas semillas que están registradas en el estado de Georgia (Estados Unidos) como semillas lícitas de cáñamo industrial.

Y, luego, el grupo Pitma es un grupo empresarial muy conocido en Cantabria que apuesta por involucrarse en proyectos novedosos. Se puso en contacto con nosotros por su interés en invertir en la industria de la medicina proveniente del cáñamo. 

Cuando se habla de cannabis se tiende a pensar en el uso recreativa y lúdico, en la marihuana fumada, en el porro. Pero aquí hablamos de otro tipo de planta, ¿qué tiene de especial el cultivo de cannabis terapéutico?

La planta que estamos plantando ahora es una planta que contiene un bajísimo nivel de THC [el tetrahidrocannabinol es el principal componente psicoactivo del cannabis]. Se planta como cáñamo industrial y su uso es para suplemento alimentario, no vamos a hacer un uso medicinal de la plantación que ahora tenemos en Soria. Nosotros solo podremos hacer un uso medicinal de la plantación cuando tengamos un autorización de la Agencia Española del Medicamento. 

Para la utilización en una primera línea que hemos lanzado de productos cosméticos lo que estamos incorporando son algunos de los cannabinoides que se pueden extraer de esa planta, siempre que estén extraídos de la parte no fiscalizada de la planta. 

Luego estamos en un proyecto de investigación para desarrollar medicamentos con esa otra parte, que es la parte psicotrópica de la planta, para la curación de diferentes enfermedades. Pero, de momento, estamos en una fase inicial de ensayos clínicos y de pedir autorización a la Agencia tanto en España como fuera. 

Por tanto, la planta es la misma pero, en función de cómo la cultives y alimentes, extraes diferentes principios activos. Nosotros ahora trabajamos con los que podemos trabajar como suplemento y, en un futuro, el objetivo de la empresa es trabajar con esos otros principios activos que se pueden utilizar para medicamentos. 

¿Qué plazos manejan para esa parte vinculada a la rama medicinal?

Unos dos años. Hay una parte, que es la transformación, que podríamos tener antes comprando materia prima extraída en el exterior, ya que estamos en contacto con diferentes empresas autorizadas fuera de España. Pero nuestra intención es, primero, avanzar en el proceso para que nos concedan autorización para transformación y, después, estamos trabajando en una licencia para la plantación y también una licencia para la transformación de las flores. Es decir, por un lado, producto terminado; por otro, lo que sería la transformación de la flor; y una tercera autorización que sería la propia plantación en sí. 

Un mismo proyecto ¿y cuántas líneas de trabajo vinculadas?

Se podría decir que el proceso tiene como tres patas diferentes: las partes de la semilla, que esa sí que la tenemos registrada en Estados Unidos y tenemos que registrarla en España; la autorización para el cultivo medicinal -proceso en el que estamos- y la autorización para la transformación de la planta, proceso en el que estamos también para una fase y, para la otra, tendremos que construir una planta de extracción; y, por último, autorización para, con esos principios activos que extraes, desarrollar medicamentos.   

¿Qué inversión y qué plazos manejan para cada una de esas ‘subfases’?

Los cosméticos los tenemos ya. Nos ha costado unos seis meses empezar a poner en el mercado los primeros productos y en octubre sacaremos otro grupo de cosméticos asociados a estas líneas. La plantación autorizada como medicinal calculamos que la tendremos en unos cinco o seis meses. La sala de transformación de la planta en planta medicinal estará antes de fin de año. La planta de extracción, para finales de 2022, ya que es la que más inversión requiere, unos dos millones y medio. 

En la planta de transformación de la flor vamos a invertir unos 500.000 euros y ya estamos en proceso, y para la transformación o la elaboración de los cosméticos de momento vamos a aprovechar el área de la zona farmacéutica de Soria Natural y, en un momento determinado, nos plantearemos tener una planta propia. 

¿Qué generación de empleo calculan que va a suponer el proyecto?

La plantación medicinal para una hectárea aproximadamente necesita unas diez personas;la parte de transformación de la flor, unas cuatro; la parte de extracción, otras cuatro o cinco; y toda la parte de desarrollo de cosméticos, si lo hacemos nosotros, necesitaríamos unas cuatro máquinas con tres o cuatro personas. Al final serían unas 40 personas. 

A falta de una nueva normativa, el uso del cannabis en España está prohibido tanto para fines recreativos como medicinales... 

Bueno, no está exactamente prohibido. Digamos que no se puede comercializar abiertamente. Uno puede plantar sus propias plantas en su propia casa y está permitido el autoconsumo. Hay club cannábicos y, si se agrupan varias personas, pueden tener su propia plantación y hacer un uso recreativo de sus plantas. Es decir, no está prohibido como tal el uso, lo que está prohibido es la comercialización y la introducción de las esencias de ese tipo de plantas en productos cosméticos o medicinales. 

Hay ciertas opciones permitidas pero pero, en lo que respecta al cultivo del cannabis médico, con la normativa actual solo está autorizado bajo dos premisas: con fines de investigación y con fines médicos y científicos;y en ambos casos se necesita la autorización de la Agencia Española del Medicamento. ¿Naturasor ya está tramitando ese permiso?

Sí. Hemos hecho nuestra solicitud y estamos a la espera de la contestación de la Agencia. 

Es un proceso relativamente complejo, ¿qué plazos manejan?

Son procesos lentos pero en Soria Natural ya tienen autorizaciones de la Agencia del Medicamento para la elaboración de otro tipo de productos y, en algunos casos, nos va a resultar más sencillo que si partiéramos de cero porque vamos a aprovechar instalaciones que ya están registradas en la Agencia y lo que vamos a hacer es adaptarlas al uso del cáñamo. Y, en lo que se refiere a la plantación, calculamos que para finales de año más o menos estará el permiso. El problema que existe en España es que ese vacío legal provoca que haya mucha plantación que al final no está entrando en el mercado medicinal pero sí en el recreativo sin ningún control, con los riesgos que eso puede suponer. 

Son plantaciones ¿alegales o ilegales?

Yo la consideraría alegal, porque hay semillas registradas en la Unión Europea como cáñamo industrial y tú las puedes plantar legalmente, e incluso percibir la PAC. Es decir, no es ilegal y, de hecho, la plantación que ahora tenemos está legal, tiene la autorización de la Junta de Castilla y León para plantación de cáñamo industrial. Otra cosa es el uso que hagas tú de esa planta... 

¿Cuántas hectáreas de cáñamo industrial cultivan en estos momentos?

Ahora tenemos 1,3 hectáreas en una plantación exterior y el único objetivo es cumplir todos los requisitos de la Agencia Española del Medicamento para tener la autorización y que el año que viene podamos utilizarla como plantación de uso medicinal. En el proyecto medicinal vamos a trabajar también en una plantación interior, que no está aquí, sino en Madrid. 

Es un negocio emergente, ¿que planes de expansión manejan?

Todo está en base de la autorización de la Agencia. 

¿Qué producción pueden dar las 1,3 hectáreas plantadas?

Una hectárea puede dar más o menos entre cuatro y cinco toneladas de biomasa (planta cortada entera y secada). En un proceso medicinal tienes dos opciones: extraer de esa biomasa y sacar los principios activos de la planta, o lo que se hace en el norte de Europa, que es descogollar la planta, sacar solo los cogollos, y eso se vende en las farmacias bajo receta médica para uso medicinal para diferentes dolencias. Ese es uno de nuestros objetivos. 

Estamos trabajando ahora en una sala de trimming donde vamos a comprar planta de plantaciones que estén registradas por alguna Agencia del Medicamento de algún país de la Unión Europea (con Portugal o España tenemos dos acuerdos), para transformar nosotros esa planta en flores y venderlas para uso medicinal en Alemania. Hemos solicitado a la Agencia ya el permiso para poder hacer eso y la inversión ya está en proceso. El desarrollo de la sala y la compra de las máquinas está, con la idea de tener la oportunidad de hacer ese trabajo (que ahora en España prácticamente no puede hacer nadie) a finales de agosto o septiembre -cuando recojamos la cosecha de exterior (outdoor), que en España es bastante numerosa-. 

Por lo que le entiendo, hay plantaciones en otros lugares. ¿Qué parte del cultivo se va a vincular a Soria? 

Soria tiene una ventaja y un inconveniente. La climatología es un inconveniente e incrementa el coste (ya que las diferencias de temperatura se tienen que mitigar con consumo eléctrico). Aquí creemos que es un sitio muy bueno para una plantación exterior, pero creemos que no es tan óptimo para una de interior. Cuando vas a hacer un uso medicinal extremo necesitas un interior porque hay un riesgo de contaminación que, en interior, eliminas por completo porque es una sala aséptica. 

¿La plantación exterior sí podría vincularse a Soria pero la interior es más complicado que se instale aquí? 

La exterior sí, y la interior no he dicho que no. He dicho que se barajan otras opciones por un tema de costes. 

Hay tres formatos de plantación: indoor, en una nave cerrada sin contacto con el exterior; en invernadero; y en exterior. El indoor o el exterior pueden estar en Soria pero el invernadero parece poco lógico desde un punto de vista de rentabilidad económica. Si hay un invernadero nos iríamos a la zona sur de España, a zonas con fantásticos invernaderos donde ya se está plantando, de hecho, cáñamo. Además, nosotros subcontrataríamos eso. Suministraríamos la semilla y pondríamos un técnico para la coordinación de la plantación pero, habiendo gente especializada en la gestión de invernaderos, lo dejaríamos en sus manos. 

En Soria, en Garray también, Ondara (la antigua Aleia) ha solicitado autorización para el cultivo del cannabis terapéutico. ¿Está previsto establecer contacto con ese proyecto?

Contacto ya se ha establecido. 

¿Y se podrían hacer algún proyecto conjunto?

¿Por qué no? Pero, como comentaba antes, rentabilizar un invernadero aquí no es fácil, tiene unos costes elevados si lo comparamos con hacer lo mismo al sur de España. 

Entrando en la segunda línea de negocio, la venta de extractos de cannabis cultivados en Soria. ¿Lo que ahora se produce es para autoconsumo?

Hasta que la planta no crezca no podremos extraerla y, en ningún caso, lo podemos extraer en España en este momento. Lo podríamos hacer fuera.  

Nosotros esta plantación la vamos a utilizar para uso de suplemento alimentario, que es perfectamente legal en España. 

Lo que estamos haciendo para la extracción o para el uso de extractos es comprar la materia prima en países donde sí que está permitida la extracción, y nosotros estamos incorporando a nuestros productos aquellos principios activos que son legales en España. 

El objetivo a medio plazo es que nosotros extraigamos esos principios activos de nuestra propia planta y los apliquemos a nuestros propios productos. Pero siempre y cuando vayamos obteniendo en cada momento las licencias oportunas de la Agencia Española del Medicamento. 

Lo que la regulación no permite en España, ¿se busca alternativa fuera?

Hay cosas que no se pueden comercializar en España pero sí en otros países y, con una autorización de la Agencia para fabricar para exportar (que también es una viabilidad), podemos fabricar y comercializar para terceros. Ya tenemos firmado algún contrato con alguna multinacional farmacéutica que prefiere que nosotros le desarrollemos el producto, dado que tenemos una experiencia. 

Y, luego, nosotros tenemos una comercializadora en México, donde sí que se pueden comercializar extractos de cannabis para uso medicinal, y tenemos en proceso de registro seis medicamentos allí con extracto de cannabis que fabricaríamos aquí con la autorización de la Agencia y después comercializaríamos en México. Nos pasa lo mismo con Brasil, y ahora estamos en contacto con Suiza para el desarrollo de productos destinados a su mercado.

Estamos limitados parcialmente, pero es cierto que la Agencia hace una labor muy buena, que es asegurar que, cuando compras un medicamento, es sano y seguro. Ellos hacen su labor pero la mala fama que persigue esta planta, y que existe en el mercado mucho producto contaminado que viene del mercado negro, hace que la Agencia se tome sus tiempos, como es lógico, por la seguridad de todos nosotros. 

¿Qué inversión va a suponer este negocio en el exterior y qué porcentaje se espera comercializar en España y fuera de España?

Hasta ahora llevamos invertido algo más medio de euros. Tenemos una participación en una empresa en Colombia y queremos ampliar esa participación porque allí tenemos ya todas las licencias de transformación. Por eso comentaba que la planta de extracción no sé si va a estar aquí o allí, porque allí ya tenemos todos los permisos. Ahí tenemos un proceso de inversión que calculamos en unos tres millones de euros. Y, luego, estamos en un proyecto medicinal que puede suponer en cinco años más o menos unos cuatro millones. Invertir todo eso o no va a depender de lo que vendamos, aunquehay también un proceso de ampliación de capital en el que se incorporarán nuevos socios. 

Y, al mismo tiempo, en México nosotros ya tenemos en proceso de registro seis medicamentos procedentes de plantas, que pueden estar en el mercado en doce meses. 

¿Cuanto voy a vender en cada mercado? Espero vender mucho en México para poder acelerar el proceso de investigación y poder vender en España. Y espero vender mucho en Colombia, y sobre todo en Brasil, que es el mercado objetivo de la plantación de Colombia porque Brasil ya ha cambiado la legislación y el usuario ya puede comprar con receta medicamentos con cannabis. Aunque en Brasil no se pueden fabricar, la idea es tener en tres años plantaciones allí.

El objetivo de venta va a ir en función de donde vaya más rápido la legislación y dónde yo tenga ya planteado un desarrollo. El desarrollo en este momento está planteado en España, en México y en Colombia, y hay una posibilidad en Tailandia (donde, de momento, es solo uso alimentario), que básicamente se va a centrar en el desarrollo de semillas. 

¿Cuánto en cada? Depende, pero cierto es que el mercado español son 40 millones y el brasileño son cinco veces el mercado español, y el mexicano, tres. Con el conocimiento en I+D que tenemos aquí podemos ser muy competitivos para el desarrollo de productos allí. 

La tercera línea de negocio de Naturasor es la fabricación y distribución de productos con base cannábica bajo marca propia. Han presentado ya su primera línea, ¿de qué productos hablamos y para qué están indicados?

Hemos lanzado ahora al mercado unos aceites de uso tópico con diferente nivel de CBD. Básicamente son un analgésico y un antiinflamatorio que, además, son muy hidratantes. Ante un golpe o un dolor muscular, lo aplicas y el resultado es espectacular. Luego tenemos un antipicaduras de mosquitas con CBD y, luego, sacaremos en septiembre dos cremas, una con efecto frío y otra con efecto calor que, básicamente, son para dolores musculares, contusiones… que es el uso principal que tiene el CBD, que es el componente activo que estamos incorporando en estos cosméticos. 

¿Cómo y dónde se van a poder comprar estos productos?

La línea ‘Toyou’ es de venta exclusiva en internet, en Amazon, Carrefour y marketplaces especializados de uso deportivo. Y el canal de distribución de la marca ‘Origin’ (Yourcbdorigin) es herbolario y parafamarcia. 

Partidos como Podemos, PNV o Ciudadanos han anunciado ya su intención de promover una nueva regulación. ¿Puede ser clave para la proyección futura de Naturasor?

Sin duda, pero ya no solo para nosotros, sino para España, porque es cierto que la actual regulación española lo que favorece es la alegalidad. 

¿Qué retos tiene NaturaSor?

El principal reto es tener éxito en nuestro proceso de comercialización del producto, como cualquier otra empresa. Y tenemos el reto de que la sociedad asuma el principio activo proveniente del cannabis como un principio activo que le ayuda a resolver sus dolencias. Es un reto que en otros países ya está superado y hay cantidad de gente que ha incorporado el CBD o el THC a su proceso de curación. 

El segundo reto es conseguir las licencias de la Agencia Española del Medicamento. Cuando nosotros empezamos este proyecto valoramos mucho la posibilidad de irnos fuera de España, y en algunas cosas no está descartado. Ha habido una evolución muy grande en la legislación de algunos países vecinos que favorece que sea más fácil que la planta de producción no esté en España, pero nosotros preferíamos que estuviese aquí. 

¿Hay un boom del negocio en España? 

No solo en España, hay un boom mundial en el desarrollo del producto cannábico. ¿Qué ocurre? Que nosotros salimos muy tarde. Es muy difícil que plantaciones de España puedan competir en volumen y en coste con las plantaciones que se están desarrollando en Estados Unidos o en China. Solo hay una manera de competir en este momento y desarrollar marca, que es competir en calidad. 

En campo es difícil es en España no vamos a tener las plantaciones de China o en Estados Unidos. Entonces, nosotros podemos ir a la especialización en planta medicinal, que requiere una calidad altísima. Ahí sí podemos ser competitivos y ahí sí que hay una oportunidad.

Calidad, ¿y potencial investigador?

Claro. En este momento hay cuatro fármacos legalizados en el mundo con cannabis y en cuatro o cinco años yo estoy convencido de que puede haber 20-30 a nivel mundial, porque hay muchas líneas de investigación.