Es de sobra conocido el Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta. Son muchos los que visitan este monumento cada año y unos pocos los que deciden alojarse en él. La hospedería cuenta con 17 habitaciones en las que la sobriedad es su principal característica. "Las habitaciones se caracterizan por la sencillez", comenta José María Manzano, uno de los monjes, "allí tienen una biblia y la regla de San Benito por si quieren meditar sobre la escritura". Recuerda que "lo que más puede interesar a la gente que viene de fuera es la tranquilidad y el silencio, toda la hospedería se intenta mantener así".

Durante su estancia se puede visitar este edificio eclesiástico que comenzó su construcción en el siglo XII. El silencio y la oración son practicados pudiendo asistir a cualquier acto que se desarrolle, "también pueden disfrutar de los siglos que las personas han vivido aquí y respirar la vida contemplativa de este monasterio".

El jardín es otra de las partes más usadas. Paz y tranquilidad buscada por los alojados, "para que no se sientan encerrados y pueden salir siempre que quieran, es un poco de esparcimiento".

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Una alternativa para los viajeros en la que recuerdan, no es un hotel, aunque sirve para desconcertar de forma drástica del estrés habitual.