La memoria de Soria sobre el escenario

Nuria Zaragoza
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El Grupo de Danzas Sorianas lleva 'De hoy en un año' a la Audiencia el próximo sábado, día 9. Se trata de un espectáculo etnográfico «único» preparado para la ocasión. Una escenificación de tradiciones sorianas con fines solidarios

La memoria de Soria sobre el escenario - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Homenaje a la memoria de Soria. La memoria de nuestros pueblos. La memoria olvidada. La memoria recuperada. La cantada. Bailada. Tradicional. Folclórica. Etnográfica... Homenaje a la memoria de aquellos que perdieron la memoria. A quienes olvidaron todo. O casi todo... El Grupo de Danzas Sorianas ha recuperado parte de la memoria soriana y la llevará a escena el próximo sábado, día 9, en el Palacio de la Audiencia. Será con el espectáculo titulado De hoy en un año’ una escenificación de tradiciones sorianas preparada íntegramente para la ocasión y en la que participará medio centenar de personas entre danzantes, músicos y actores. Una actuación «única» y, además, con fines solidarios, ya que será a beneficio de la Asociación Alzheimer Soria. 

«Es la primera vez que vamos a actuar nosotros solos en la Audiencia, la primera vez que vamos a hacer un espectáculo etnográfico de este tipo y queríamos hacerlo solidario ¡Qué mejor que darlo a los afectados de Alzheimer! Dicen que lo último que olvidan los enfermos son las canciones, los sonidos de su infancia... este espectáculo es un pequeño guiño a esas personas que han perdido su memoria. Porque es poner en el escenario la memoria de nuestros pueblos», justifica el etnógrafo soriano, Enrique Borobio. Es, también, un homenaje a «nuestras familias, donde hemos tenido afectados de Alzheimer», «un reconocimiento y una forma de mirar atrás, y recordarlos», añade la directora del Grupo de Danzas Sorianas, Carmen Benito. 

Ellos dos son, en buena medida, el alma de este espectáculo donde se podrán conocer siete escenas tradicionales sorianas de forma «fiel», rigurosa, respetando honestamente la memoria de nuestros pueblos. «Una de las finalidades del Grupo de Danzas Sorianas es la recuperación de aquellas tradiciones ligadas a la música y a la danza. La idea de hacer un espectáculo así rondaba en nuestra cabeza  hace un tiempo porque queríamos recuperar bailes, piezas cantadas, piezas de guitarra... para darlas a conocer a la gente», recuerda Benito sobre el origen de esta ‘aventura’. En el grupo contaban con Enrique, quien ha recorrido todos los pueblos de Soria para la elaboración del cancionero popular soriano que realiza la Diputación y conoce bien las tradiciones sorianas, así que «vimos que era el momento oportuno y nos lanzamos», rememora la directora.

un año de trabajo. Queda atrás un año de trabajo de ‘despacho’ para recopilar todo lo que se quería llevar a escena y generar una historia con continuidad. En el camino, destacan ambos, ha sido fundamental la colaboración del Ayuntamiento de Soria. «Cuando teníamos el proyecto estructurado se lo presentamos al Ayuntamiento y ellos nos animaron, y apoyaron. Gracias a ellos se está haciendo, porque la financiación corre por su cuenta», agradece Benito, que recuerda que el grupo de danzantes es una asociación muy modesta a la que un espectáculo de este tipo se le escapaba de las manos. La Diputación ha cedido algunas piezas del cancionero y se ha encargado de la impresión de los carteles, diseñados por Alfonso Pérez sobre la base del dibujo elaborado por el artista burgalés, Óscar Fonturbel. Todo de forma voluntaria y altruista, recalcan. 

No ha sido fácil llegar hasta este punto ya que partían «de cero» y este espectáculo es, en cierto modo, un cambio de registro respecto de sus actuaciones habituales. No hay que olvidar que el grupo de Danzas Sorianas es un grupo heredero de los grupos de Coros y Danzas de España fundados a finales de los años 30 dentro de la Sección Femenina de FET (Falange Española Tradicionalista) y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Entonces hacían folclore, pero no tradición. Esto es, por tanto, un cambio, pero sin olvidar en ningún momento de donde vienen, sin ignorar su repertorio de siempre. «Es un guiño a esa labor, a esos giros que están haciendo muchos grupos de toda España hacia el mundo más etnográfico, el más tradicional», apunta Borobio. 

Todo lo que se vea en el escenario -«absolutamente todo»-, lo ha hecho el grupo de danzas. Música y baile pero, también, diálogos, atrezo, indumentaria... Algunos trajes e instrumentos, incluso, se han elaborado para la ocasión reproduciendo piezas originales. En cuanto a la historia,  conocían las tradiciones pero había que llevarlas a escena y darles un hilo conductor, lo que no era sencillo. Para ello buscaron dos aliados,«la Marcelina y el Diego». Él es un joven etnógrafo que recorre la provincia en busca de recuerdos que documentar. Ella, una mujer mayor de un pueblo de Soria. «La Marcelina existe, es un poco de cada una de las informantas de la provincia», puntualiza Borobio. «Es un homenaje a la mujer, porque han sido ellas las que nos han transmitido ese patrimonio oral de forma tradicional», subraya sobre el trabajo de campo realizado para documentarse. «Esto es tradición oral y, todo lo que no se cuente, se pierde», añade Benito, advirtiendo de la importancia de espectáculos de este tipo. 

Marcelina y Diego, interpretados por los dos únicos actores profesionales que habrá en escena, serán el hilo conductor de la historia. «Ellos van a ir contando todo. Él pregunta y ella le va relatando y, lo que le cuenta, luego se va a ver en el escenario» a través del grupo de danzas. Esta pareja será la encargada de ir dando paso a cada una de las siete escenas seleccionadas, que tienen a su vez un nexo. Será un ciclo temporal, ya que es el discurrir del año, del calendario en un pueblo; pero, también, un ciclo vital. «El año y las cosas de la vida. El ciclo vital era lo que estructuraba la comunidad tradicional», especifica Borobio. 

Del trasnocho... a la boda. Marcelina y Diego abrirán el espectáculo y la abuela soriana contará al joven lo que era un trasnocho, aquellas reuniones de mujeres al anochecer (sobre todo en las zonas trashumantes) donde se rentabilizaba el calor de un hogar para reunir a todas las mujeres del barrio, que aprovechaban para hilar, cardar, esmotar judías... hasta la hora de acostarse. La escena tradicional se va a representar con un romance cantado y una jota a la pandereta de Ágreda y de Santervás de El Burgo de Osma, apunta el etnógrafo.

Los trasnochos casi siempre se hacían en invierno, que era el tiempo más largo. Daban paso al Carnaval,  «las fiestas grandes antes de la Cuaresma, las últimas fiestas divertidas hasta que llegaba la Pascua». Así, la segunda escena será el baile del martes del Carnaval. Hay constancia en la provincia de «esas tradiciones de vaquillas, de zarramacos…» pero aquí se ha querido representar un baile de guitarra y de bandurria, como los que se hacían los domingos y días intermedios. «Se compone de dos piezas, una jota de San Pedro Manrique recopilada por Radio Nacional de España en los años 80, y un ‘agarrao’ (un pasodoble) titulado Manolito llévame al baile , de Alpanseque y de Ontalvilla de Almazán. Como entremés, las niñas del grupo harán un interludio (antiguamente, mientras no tocaban los músicos, las niñas hacían juegos y demás), El terententén de Torreblacos.

La tercera escena nos llevará hasta una de las tradiciones orales que mejor se conservan en la provincia, el repertorio religioso, mantenido hasta los años 60-70 del siglo pasado.  «Se harán unas cuantas piezas pero no dentro de un contexto religioso, sino recreando cómo una señora del pueblo enseñaba a cantar esas piezas a las niñas. Se van a hacer pequeñas pinceladas de El arado de Golmayo, Domingo de Pascua de Abejar, El primer domingo de Valderrodilla, El Cantar del Mozo de Castillejo de Robledo, El corro Caballero de Fuencaliente de El Burgo, y una nana de Casarejos», cantada a capella por una integrante del grupo de danzas.

La cuarta escena será el baile de fiesta mayor, el baile de gaiteros. Se recordará a los gaiteros más reconocidos de la provincia, los del Coto Redondo, con piezas de los Gaiteros de Fuentearmegil, Fuencaliente y Santervás de El Burgo de Osma, con la jota y la rueda. También, El vals de los sueños, del otro gaitero más reconocido de Soria, Cesáreo Martín Brieva. 

De las fiestas salían las rondas, lo que nos llevará a la escena cinco, la Jota de Ronda, de Rello. En medio procede «un cantar especial a una moza soltera casadera, Los mandamientos de amor de Ciruela, una canción preciosa que hará un chico del grupo a capella». 

Tras las rondas, y una vez que ya los mozos se habían emparejado, habían hecho los versos, habían festejado… es turno de preparar la boda. Sonará La despedida de la novia de Espeja de San Marcelino mientras se va vistiendo a la novia.

La última escena, «como no podía ser de otra manera», será la boda. En una provincia rica en albadas de boda (canción que se ofrecía a los recién casados en horas próximas a la celebración de la cena de bodas), sonará la Albada de boda de Deza. «Cuando iban los mozos a cantar la albada siempre se acababa con el baile en casa de la novia, y ahí interpretarán la Jota a la pandereta a la tía Narcisa de Rejas San Esteban y al Zacarías, recopilada por Radio Nacional de España. 

Llegado el día grande y cerrado el ciclo, será hora de guardar, cruzando los dedos para que, «de aquí en un año», pueda haber otro espectáculo similar en la Audiencia. 

Será, eso sí, con otras escenas, advierten ya los organizadores. «Porque hay muchas piezas y muchas tradiciones que mostrar». Porque Soria... aún atesora con mimo su memoria.