Negar la pandemia

M.C Sánchez (SPC)
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Hay quien se resiste a aceptar la gravedad del coronavirus y carga contra las restricciones, promoviendo protestas y conductas de elevado riesgo

Coronavirus en Bangkok - Foto: DIEGO AZUBEL

Con millones de casos de coronavirus detectados en todo el planeta y miles de fallecidos a causa de la enfermedad, algunas personas aún se niegan a aceptar la realidad de la existencia de una pandemia mundial. Una conducta para muchos inexplicable y, como advierten los expertos, altamente peligrosa, que puede poner en riesgo al resto de la población. Y más cuando la encarnan rostros conocidos e, incluso, mandatarios de peso.

Esa negación de la COVID-19 se manifiesta de muchas maneras, ya sea rechazando usar una mascarilla o asistiendo a grandes reuniones. Y, como avisan los especialistas, tener esa actitud como mecanismo para lidiar con la compleja situación actual, tanto social como económica, no siempre es una mala elección. A corto plazo, da un cierto tiempo para adaptarse. El problema surge cuando se convierte en una muleta a largo plazo y crea un peligro global.

En cualquier caso, es importante saber que también existe un término en psicología, el racionalismo, que a menudo se confunde con negación. En este caso, se trata de un mecanismo de defensa en el que la persona intenta justificar un comportamiento inaceptable.

Pero, ¿ cuál sería la explicación científica de negar o racionalizar el coronavirus? Según los expertos, cuando se anunció la pandemia por primera vez, había muy poca información y no se sabía qué tipo de precauciones precisas había que tomar. Desde entonces, la enfermedad y los conocimientos que se tienen sobre ella han progresado. Las autoridades han dado instrucciones sobre cómo protegerse y existe un cierto sentido de control sobre los tipos de comportamientos arriesgados.

En cualquier caso, los especialistas avisan que tanto la negación como la racionalización se consideran conductas desadaptativas, lo que significa que no ayudan al individuo a aclimatarse a la fuente de la amenaza. De hecho, alertan, puede exponerlos a una probabilidad aún mayor de lo que se supone que sea esa amenaza. En el caso de la pandemia, esas personas podría enfermarse porque probablemente no tomará las precauciones necesarias para protegerse.

Precisamente eso es lo que ocurre con el grupo de los autodenominados héroes del planeta. Este colectivo convocó el pasado agosto una manifestación a la que acudieron cientos de personas en Madrid «contra los psicópatas de la nueva a-normalidad y sus secuaces del negocio del miedo». 

Tras esta retórica se esconden seguidores de teorías de la conspiración; negacionistas de la pandemia; antivacunas; opositores de las mascarillas; apóstoles de "la verdad que no te quieren contar". Todos ellos se dieron cita en la capital para protestar contra las medidas adoptadas para luchar contra los rebrotes, que según argumentan "responden a intereses oscuros."

Miguel Bosé mostró su apoyo a la iniciativa y animó a sus seguidores a asistir a la concentración, en la que se volcaron muchas de las teorías que el cantante ha venido defendiendo en las últimas semanas, hasta su repentina desaparición de las redes sociales. 

Los negacionistas postulan que el virus forma parte de un plan para inyectar masivamente microchips que permitan el control mental de la población. Algo dictado por el supuesto «nuevo orden mundial» que dirige la pandemia.

Voz de alarma

Estas afirmaciones han despertado la indignación de médicos, científicos y personalidades de todo tipo, que critican duramente a quienes se dedican a difundir estas ideas. 

Pero no solo Bosé en España, y gente anónima en general, se muestra partidaria de este tipo de alegatos. Desde que China emitiera la alerta a finales de diciembre por una «neumonía desconocida», que más tarde la OMS confirmó como coronavirus de tipo SARS-CoV-2, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha asegurado en varias ocasiones que el coronavirus desaparecería «milagrosamente», o que las mascarillas no eran necesarias. También el presidente de Brasil,  Jair Bolsonaro, ha restado importancia a la enfermedad, invitando a la población a hacer vida normal. Ambos países aglutinan miles de muertos por la pandemia.