"La protección social no llega en tiempo ni en forma"

Nuria Zaragoza
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Esta semana se celebra el Día de la Salud Mental, que afecta al 9% de la población pero que, según la OMS, el 25% lo sufrirá en algún momento a lo largo de su vida. A pesar de ello, sigue siendo una discapacidad desconocida y estigmatizada

"La protección social no llega en tiempo ni en forma" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Asovica, entidad soriana sin ánimo de lucro, nació en 1993 con la misión de mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad mental. En la semana en la que se ha celebrado el  Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre), su gerente, Natalia Briongos, repasa la situación actual en la provincia.

Tras 26 años de vida, ¿a qué población llegan en estos momentos?

Actualmente estamos atendiendo aproximadamente a 200 personas con problemas de salud mental entre los diferentes programas que se realizan y los centros que tenemos. Tenemos contratadas a cerca de 75 personas en los centros especiales de empleo; en residencia, hay ahora mismo 37 residentes; en viviendas [cinco viviendas tuteladas o con apoyos] hay 31 personas; en los centros ocupaciones, alrededor de 50-55 y, luego, personas que vienen a programas puntuales porque a lo mejor están trabajando y tienen una vida con sus rutinas y solo vienen a actividades concretas de la entidad. 

En la asociación son unos 500 socios. Eso no quiere decir que todas esas personas tengan problemas de salud mental, porque es verdad que hay mucha gente que colabora aunque no tenga ningún problema. 

Estamos llegando diariamente a cerca de 200 personas de atención y, además, con el servicio de ayuda a domicilio de los pueblos y de la capital atendemos a cerca de 30 familias, con lo cual, es mucha gente a la que estamos llegando.

¿Ha cambiado el perfil de los usuarios en este tiempo?

Sí, hay un cambio de perfil, sobre todo en el inicio de lo que es la enfermedad en sí. Antes, mucha gente brotaba a lo mejor por un cambio de vida radical como el servicio militar, algún acontecimiento estresante de la vida, una matrimonio, una ruptura sentimental, un cambio de puesto de trabajo... y, ahora, vemos que, en el perfil de la gente joven que empieza con problemas de salud mental, el precipitante, en la gran mayoría de los casos, es el consumo de tóxicos. 

¿No ha puesto la sociedad todavía el foco en el efecto de las drogas sobre la salud mental?

Creo que todavía hay mucho que trabajar y que, de hecho, ni siquiera las entidades estamos preparadas para poder afrontarlo. Porque no se trabaja de la misma forma con una patología dual como es drogas y problema de salud mental, que solo trabajar con un problema de salud mental. Los profesionales nos tenemos que seguir formando y tenemos que adaptar un poco nuestra forma de trabajar, porque con una persona con un problema solo de salud mental a lo mejor hay que trabajar más la motivación, los límites... mientras que con una persona que tiene un problema de adicción lo primero que hay que trabajar es esa adicción. Si no nos damos cuenta que esa adicción está potenciando el deterioro y agravamiento del problema de salud mental, hasta que no cortemos eso, no vamos a poder trabajar con el problema mental. 

¿Sigue siendo una de las discapacidades más desconocidas?

Yo creo que sí. Es verdad que damos mucha guerra y los medios en Soria lo cubrís mucho pero, a parte del desconocimiento, yo creo que también es el miedo todavía. Ese estigma, esa marca que tiene todavía el hablar de los problemas de salud mental. Solo hay que fijarse en el lema de este año en el Día de la Salud Mental, ‘Conecta con la vida’, que es para la prevención del suicidio. 

Del suicidio no se habla, y se tiene la idea de que, si no lo hablas, no está el problema; pero está ahí. Constantemente, con las personas que atendemos, es algo que hay que preguntar. 

En el tema del suicidio, no obstante, ha pasado del silencio absoluto a que se empiece a afrontar, aunque sea de forma todavía tímida. ¿Sería interesante hablarlo más?

Claro, de hecho, la OMSestá con un plan estratégico que dura hasta 2020  [Plan de acción sobre salud mental]  y lo tiene como una de las prioridades porque, por ejemplo, entre los jóvenes de 18 a 29 años es la segunda causa de mortalidad y hay que tener en cuenta que una persona toma esa decisión porque no ve salida. Si tú estás evitando hablar sobre ese tema porque nos da miedo, no le estás dando el apoyo que necesita para poder buscar soluciones y ver que no está solo. 

La enfermedad mental sigue generando mucho falso mito, ¿cómo debemos actuar?

Sobre todo, lo que tenemos que trabajar es en lo que ya estamos haciendo, la normalización de estos problemas. Porque, además, el 25% de la población a lo largo de su vida va a tener un problema de salud mental, ya sea crónico o no. Es mucha población y es algo que tenemos que poner sobre la mesa. Y valorar que no pasa nada por ir a un profesional de la salud mental si en un momento me encuentro bloqueado, igual que voy al especialista si me duele el estómago. 

También tenemos que ir eliminando esos falsos mitos como, por ejemplo, que la persona con problemas de salud mental no puede trabajar. Sí que puede y aquí lo demostramos constantemente con esas más de 70 personas contratadas en los centros especiales de empleo y las que están en empresa normalizada y desarrollan un trabajo igual que los demás. O que las personas con enfermedad mental son más violentas. Cualquier persona en ciertas situaciones de estrés... no sabemos cómo vamos a reaccionar. Realmente los índices de violencia son incluso inferiores al resto de la población. O que los problemas de salud mental no tienen solución. Sí la tienen y tenemos dos herramientas poderosas como la farmacología y la terapia (a veces son complementarias y a veces solo con terapia se resuelven los problemas). Con lo cual, hay que romper esos mitos y hablarlo con naturalidad. 

Lograr esa normalización va unido a vivir de forma autónoma, y el empleo es clave. Han puesto en marcha Asovicauto, Servifadess, los dos centros ocupacionales... ¿Ha sido la solución dado que a nivel institucional, político, empresarial... no se atienden las necesidades del colectivo?

Las personas con enfermedad mental son las que peor empleabilidad tienen y es verdad que, aunque el Gobierno pone medidas, no se llega a cumplir en algunos casos, y en otros se buscan otras medidas alternativas. Porque en la ley puede poner contratar a una persona con discapacidad, pero al final casi todos los empresarios, muchas veces por desconocimiento, se van hacia una discapacidad física o sensorial antes de contratar a una persona con problemas de salud mental. 

En la asociación siempre se ha tenido la actividad ocupacional como eje de la rehabilitación. Porque esa actividad laboral nos da una rutina, unas posibilidades económicas y nos permite poder desarrollar un proyecto de vida. Y eso es igual para todos. 

Muchos de nuestros chicos nos dicen... está muy bien que nos hayas conseguido esta pensión o esta ayuda, pero es que yo no quiero esto, yo quiero trabajar. Todo el mundo tenemos esa necesidad de sentirnos útiles y estar ocupados. 

¿Las empresas sorianas están concienciadas? ¿O todavía cuesta?

Cuesta, pero la verdad es que sí que hay muy buena respuesta por muchas empresas sorianas. Muchas veces lo que primero hacemos con ellos es una visita, unas prácticas, y, a raíz de eso, les demostramos que esa persona puede desarrollar el trabajo igual que otra y que realmente es un candidato para el puesto. Hace diez días visitamos Fico -que está muy sensibilizada con el colectivo y, de hecho, uno de los centros especiales de empleo está vinculado a ellos- y, gracias a esa visita, una persona dejó el curriculum y le han ofrecido un puesto. Entonces, creo que tenemos que entrar poco a poco. No podemos entrar a un empresario que no conoce de cerca los problemas de salud mental, con el miedo y el estigma que tiene todo el mundo asociados, y exigirle de repente que contrate a alguien. Es mejor ir demostrando que son personas que pueden realizar cualquier trabajo. 

¿Se cumple lo que exige la ley [las empresas con más de 50 trabajadores fijos están obligadas a emplear un número de trabajadores con discapacidad no inferior al 2 % y la Administración pública debe reservar el 7% de las plazas]?

El problema es que hay medidas alternativas a la contratación y, por tanto, se cumple, pero con esas medidas. Por ejemplo, los centros especiales de empleo. Y, claro, el contratar un centro especial de empleo te quita que, si está de baja la persona, ese mismo día tienes otra persona haciendo el trabajo. Entonces, el miedo de los empresarios a la hora de la contratación muchas veces se suple así. Además, tampoco en Soria hay empresas tan grandes que tengan que cumplir esos cupos. 

¿Y a nivel institucional se cumple?

En las instituciones sí que se cumple y estamos teniendo muchísima colaboración a la hora de las prácticas. 

En unos tiempos en los que continuamente hablamos de precariedad laboral, ¿se consigue una contratación estable y de calidad?

En muchas ocasiones en nuestro caso no es que sea precariedad, es que a lo mejor en las personas con problemas de salud tenemos que adaptar un poco las jornadas porque quizá ocho horas no las va a poder realizar y sí que pueden cumplir media jornada sin problemas. Entonces, ahí tenemos ese hándicap, de tener que adaptar. Muchas veces se puede compatibilizar la ayuda social [a partir del 65% de discapacidad pueden optar a ayuda económica] con ese trabajo a media jornada. 

Con los centros especiales, con los centros ocupaciones... ¿se llega a cubrir la demanda que hay en Soria?

No. Nosotros, en el área de empleo, tenemos a más de cien personas apuntadas solo en el programa de itinerarios especializados y, de esas cien personas, igual hemos conseguido que trabajen este año unas 30. Es decir, hay bolsa de empleo. 

¿Trabajan desde Asovica para sumar algún nuevo centro o alguna nueva línea para generar empleo?

Sí, dentro del proyecto de Buitrago, a parte de poner en marcha una vivienda, queremos hacer un proyecto de economía social dentro del propio pueblo. Y no descartamos que esté destinado a los residencias de la vivienda pero, también, a otras personas que se puedan beneficiar de la creación de puestos de trabajo.  

Todavía no sabemos muy bien si va a ser un vivero, huertos, vender huevos... o cómo va a ser. Hemos hecho una lluvia de ideas pero ahora hay que filtrar, ver lo que se puede y lo que no, y tomar una decisión. Además, creo que tendría que ser un proyecto por fases y que no podemos hacer una inversión grande desde el inicio porque esto cuesta mucho dinero y no dejamos de ser una ong. 

Para el empoderamiento, para crear un proyecto de vida, es necesario empleo pero, también, vivienda. Cuentan con una residencia y ahora cinco viviendas, ¿Es suficiente? ¿O también haría falta más?

Ahora mismo yo creo que es suficiente. Gracias a la apertura de la residencia hace cuatro años, con 40 plazas, creo que de momento es suficiente. Porque además lo que tenemos que intentar conseguir en el tema del empoderamiento es que si una persona tiene una vivienda, que se quede en ese vivienda. Es decir, darle los apoyos necesarios, ya sea a través del asistente personal, de una ayuda a domicilio, con apoyos de la familia... pero intentar que la persona se quede en su casa para que pueda vivir de una forma autónoma e independiente. Al final, ellos tienen las mismas necesidades que el resto, porque no nos podemos olvidar que ellos son personas. Con problemas de salud mental, sí, pero personas. 

Con la vivienda inaugurada en Buitrago se ha dado un primer paso para acercar la salud mental al medio rural. ¿Cómo se llega a los pueblos?

Gracias a un programa que tenemos con la Diputación, tenemos el servicio de ayuda a domicilio, que es además un servicio adaptado a personas con problemas de salud mental y a sus familias. El objetivo es que se queden en el núcleo donde viven pero trabajando con ellos y con la familia la conciencia de enfermedad, la resolución de conflictos... Además, ahora los pueblos tienen diferentes actividades (a través de los Ceas y demás) y hay que intentar también que las atividades ocupacionales las puedan realizar también en su núcleo. 

Es verdad que todos tendemos a sobre proteger a la persona enferma y, en algunas ocasiones, le limitamos nosotros, le incapacitamos nosotros. De lo que se trata es de trabajar para que esa personas -que es verdad que cuando se encuentra mal o tiene un brote de la enfermedad no puede desempeñar ciertas tareas- participe en la familia, haga las tareas de la limpieza, compre, participe en las labores agrícolas... en el momento en que se ha recuperado. Estas personas pueden hacer cualquier cosa igual que los demás y los tenemos que incluir en las dinámicas y las actividades familiares, y que cada uno tenga sus responsabilidades. 

¿Que papel juega la familia?

Es fundamental. La persona con problemas de salud mental que tiene una familia que le apoya... yo diría que tiene ya un 50% de la rehabilitación conseguida. Están muy bien todos los centros, todos los profesionales que apoyamos, pero los que realmente conocen la enfermedad de su persona, es su familia. Cuando la familia colabora hay gran porcentaje de éxito. 

¿Con qué equipo de profesionales cuenta Asovica? ¿Y cuál es el papel de los voluntarios?

Somos tres psicólogos, dos trabajadores sociales, cuatro educadores y seis cuidadores. Es un equipo multidisciplinar que nos apoyamos mucho con el tema del voluntariado, porque es cierto que últimamente hemos tenido la fortuna de que ha crecido mucho el número y apoyan en los programas a cuidadores y educadores e, incluso, los que llevan más tiempo lo imparten ellos mismos. 

Cualquier persona puede ser voluntaria y nos ayudan muchísimo. Para cualquier asociación un voluntario es un regalo y hay que cuidarlo mucho, mimarle, formarle y que se sienta como uno más de la familia. Que lo es. Esto es una gran familia. 

Esta semana se celebra el Día Mundial de la Salud Mental pero los actos en Soria se desarrollarán la próxima. ¿Qué programa hay previsto?

El jueves nos trasladamos a Burgos porque a nivel regional, a través de la Federación de Salud Mental Castilla y León, se decidió que el día 10 se celebraba cada año en una provincia y que las demás asociaciones intentábamos hacer el resto de las actividades fuera de ese día para no quitar protagonismo. 

Nosotros durante todo este mes tenemos varias actividades. Ahora está la exposición de pintura en el patio de columnas del Ayuntamiento. Después, hacemos la exposición del concurso de fotografía ‘Vivir para ver’ y, luego, ponemos una mesa informativa y vamos a hacer unas actividades más participativas. 

Este año hemos hecho un concurso de dibujo infantil en todos los colegios para intentar integrar, porque nos hemos dado cuenta de que quizá una de las cosas en las que más tenemos que profundizar desde la asociación es en empezar a educar desde la infancia. Llevamos ya tres años colaborando con Escolapios pero no queremos quedarnos solo en un centro educativo. Queremos hacerlo extensivo y que haya ese momento de reflexión a través del dibujo, y que el profesor les haya explicado lo que es una enfermedad mental. El lema que les hemos puesto a los niños es ‘¿Cómo me siento hoy?’, porque creemos que es importante que sepamos detectar posibles síntomas de que algo no funciona bien y sepamos pedir ayuda. Por eso el día 18 haremos una comparsa de gigantes y cabezudos y daremos los premios del concurso de dibujo, de fotografía, y haremos una chocolatada. Este año vamos a cobrar un euro, que es simbólico y dará opción de optar a un sorteo de productos y servicios de empresas que han colaborado con nosotros. Todo eso será el 18 en Mariano Granados. Si no se pudiera por el tiempo, sería en el Mercado Municipal, que ya colabora con nosotros. 

Acercar la enfermedad a la etapa infantojuvenil puede ser clave porque, además, como comentaba antes, cada vez el perfil es más joven. ¿Hay que trabajar más con el profesorado? ¿Con los alumnos?

Este año, por ejemplo, se ha puesto en contacto con nosotros San Leonardo para hacer alguna charla de concienciación de salud mental, porque es verdad que muchas veces, cuando surge, es a partir de la adolescencia. Entonces, muchas veces se puede confundir la adolescencia con problemas que son un poco más serios. Por tanto, es bueno que los profesores, pero también los alumnos, conozcan esa sintomatología y estén un poco pendientes, porque es verdad que una detección temprana, normalmente, tiene mejor pronóstico que si se deja y se agrava la situación.

Parte del colectivo tiene derecho a prestaciones, ayudas... ¿La protección social llega en tiempo y forma? ¿Y es suficiente?

No llega en tiempo y forma, y creo que es insuficiente y habría que cambiarlo. Porque una persona que tiene un 64% de discapacidad no tiene derecho a una pensión no contributiva si no ha trabajado, y una persona que tiene un 65%, sí. Si tienes discapacidad, vas a tener dificultades, con lo cual, creo que eso habría que modificarlo y que el Estado debería de aportar más. 

También tengo que decir que, para mi forma de ver, el Estado tendría que controlar que, si a cierta persona se le ofrece un puesto de trabajo y lo rechaza, y rechaza otro y otro y otro... igual hay que poner algo sancionador. En el sentido de que, si tú tienes una discapacidad y puedes trabajar, tienes que trabajar. 

Entonces, creo que habría que poner todo encima de la mesa y ver la situación en la que nos encontramos, porque es cierto que no es lo mismo hoy que cuando se empezaron a dar estas prestaciones. Creo que hay que valorar políticas realmente de inserción, no políticas de ayuda y rescate. Políticas que, si tú tienes una discapacidad, te apoyan hasta que tú encuentres un puesto de trabajo pero, si lo encuentras y lo rechazas, vamos a ver cómo queda tu situación. Porque hay gente que se acomoda y ahí no haces una integración. 

Luego, la Ley de la Dependencia, en lo que son los problemas de salud mental, no se hace una valoración adecuada de estas patologías, con lo cual, los grados de dependencia suelen salir cero o uno. Si sale cero, no tiene derecho a nada. Si sale uno, a unas horas de atención. Creo además que los profesionales que se dedican al tema de dar las dependencias están muy saturados y, entonces, se tarda mucho tiempo. Desde que se detecta que una persona tiene un problema, pueden pasar seis meses hasta que accede a las prestaciones y ayudas. Es mucho tiempo. 

Igual ocurre con el tema de rentas garantizas y demás. Según el momento en que la solicitas del trimestre, hay que esperar hasta el siguiente. Eso creo que también habría que hacerlo de forma adecuada. No sé qué sistema se puede usar pero se tendría que dar un cambio para que fueran más ágiles, más inmediatas y, en el momento en que se tuvieran que retirar, se retiraran. 

De cara al futuro, ¿en qué líneas debemos trabajar?

Hay que seguir trabajando en la empleabilidad, la prevención y la concienciación, que la gente entienda que es un problema que nos puede ocurrir a cualquiera, y quitar ese miedo.