2020, una previsión demasiado optimista

A.P.Latorre
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El profesor universitario Jesús Bachiller cree que el mayor problema del descenso proyectado de la población se deriva de la diferencia de 500 personas entre las defunciones y los nacimientos

2020, una previsión demasiado optimista - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Jesús Bachiller, profesor de Geografía de las facultades de Educación y Traducción del Campus Universitario de Soria, apunta que la proyección del INE realizada de Soria hace diez años para el presente «ha sido demasiado optimista, quizás porque se elaboró en una coyuntura tras una década de cierta recuperación de la población, cuando se produjo un aumento de la natalidad por la emigración exterior». 

En 2018 se preveían 91.300 habitantes en Soria y la realidad ha sido de 88.600, por lo que «el paciente sigue estando igual, en la UVI y con las constantes vitales deteriorándose progresivamente». Las consecuencias son un crecimiento natural negativo, con una diferencia en los últimos años de 500 personas entre nacimientos y defunciones, y que la inmigración extranjera ha sufrido una caída en los años más duros de la crisis (2012 y 2013), porque hubo muchas personas que retornaron después de haber llegado la década anterior. 

«Solo en los últimos años, con cierta recuperación económica, están regresando y el saldo migratorio del exterior es positivo», explica. Hay 400 habitantes de saldo migratorio positivo. Pero no ocurre lo mismo en migraciones interiores, ya que Soria sigue siendo tierra de emigración de mano de obra bien formada, perdiendo capital humano y manteniendo el saldo negativo». Los últimos años se encuentra por debajo de los 100 habitantes, pero para Soria, con una población tan baja, estas cifras son relevantes. 

«Todo esto hace que los indicadores demográficos sean cada vez más negativos. La media de edad es de 47,4 años y el 25,5% de la población tiene más de 65 años. El índice de envejecimiento -relación entre los menores de 25 años y los mayores de 65 años- es de 1,9, muy elevado», detalla el experto. La esperanza de vida al nacer está en sus valores más altos, en 84,4 años. Por ello, la predicción del INE, si no cambian las condiciones socioeconómicas, sigue apuntando para 2033 a cifras negativas, con un descenso de la población a 83.500 personas. 

Esta caída se debe, explica Bachiller, a la diferencia entre nacimientos y defunciones, con 500 personas anuales. El saldo migratorio exterior seguirá siendo positivo, con 200 personas, pero el interior continuará siendo negativo, con más de cien personas. El saldo migratorio global es positivo, pero «no compensa la pérdida de población entre nacimientos y defunciones». La tasa de natalidad se mantendrá a la baja, descendiendo sensiblemente a 8,3 nacimientos por cada mil habitantes; y la de mortalidad continuará siendo alta; con más de 12 defunciones por cada mil habitantes. 

evolución. Así, los indicadores van a empeorar la edad media de la población, de 47,4 años a 49,5 años y la población de más de 65 años pasará de 25,5% a 31,7%, por lo que casi uno de cada cuatro sorianos tendrá más de 65 años. También el índice de envejecimiento pasará de 1,9 a 2,7. «Son datos extremos, lógicos de una población que no tiene futuro», lamenta el experto. Otro dato relevante es que la esperanza de vida crecerá hasta los 86 años.

«Todos los datos que se reflejan en las estadísticas se traducen en que, si no hay un cambio radical en las políticas hacia las áreas despobladas, la provincia de Soria va a acabar siendo una residencia de ancianos», denuncia el profesor Jesús Bachiller. Para él, «España parece que ha renunciado a su territorio, más que otros países europeos; y la población necesita su territorio, las sociedades urbanas necesitan el territorio rural como fuente de recursos, alimentos, energía, ocio, paisajes… Se debe hacer una reflexión seria para revertir esta situación de agotamiento demográfico en el medio rural». Así, el experto muestra su preocupación por las cifras que arrojan sobre la provincia soriana las proyecciones anuales del INE.