Pleno enfangado y por momentos hasta surrealista el que se ha vivido hoy en la Diputación, y eso que prácticamente todos los puntos llegaban dictaminados por unanimidad. El eterno problema de los lixiviados ha provocado el enfrentamiento entre el presidente Benito Serrano y el portavoz de la oposición. Se ha mezclado la institución, el Ayuntamiento de Soria, el de Golmayo y el Consorcio que dirige el Cetro de Tratamiento de Residuos. La norma sobre la aportación económica al servicio se ha quedado para un debate posterior, pero eso no ha evitado acusaciones en todo los sentidos ante la falta de resolución de una problemática que abarca décadas y que amenaza con ser un problema medioaambiental serio. Menos habitual en este tipo de sesiones ha sido la postura de Saturnino de Gregorio, representante de Ciudadanos, vicepresidente primero y, por lo tanto, miembro del equipo de Gobierno. Además de interpelar a Luis Rey por temas de la legislatura pasada, ha sido el único en votar en contra en puntos como la actualización de los precios para los internos de las residencias de ancianos propiedad de la institución al no tener el informe que considera adecuado. También iba a votar en contra de la adjudicación de la parte del antiguo CUS donde irán apartamentos turísticos, aunque finalmente le han convencido los argumentos de Luis Rey.