La sexta ola sigue imparable y la explosión de casos producida por la variante ómicron eleva la presión sobre el sistema sanitario. En Atención Primaria, pero también en el hospital, donde esta semana ha sido necesario abrir una nueva planta COVID ante el aumento de casos graves y se ha dispuesto ya todo para ampliar más zonas si la situación empeora. 

Desde la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Soria confían en que la desescalada «no sea necesaria», pero los datos obligan a actuar con previsión. Porque «la ola no ha terminado de crecer», advierte el gerente, Enrique Delgado. 

Los datos disponibles alertan de un número de contagios en máximos históricos. En lo que va de 2022 Soria ha sumado más de 4.000 positivos. Desde que comenzó diciembre van ya más de 7.000, una tercera parte de todos los declarados durante los dos años de pandemia. Es un tsunami de casos pero con cuadros menos graves, por lo que el peso de esta sexta ola había recaído hasta ahora en Atención Primaria, saturando las consultas de los centros de salud y las Urgencias. Precisamente para descongestionar la situación, desde la semana pasada funciona una unidad móvil de realización de test que esta semana ha estado operativa en horario de mañana en diferentes pueblos y, por las tardes, en El Mirón. «Eso ha permitido descargar mucho las Urgencias», felicita Delgado. No obstante, la incidencia sigue tan disparada que algunos días los pacientes han tenido que esperar más de tres horas para que les hicieran un test. 

primaria al límite.  Ahora se trabaja en«circuitos alternativos» para solventar el otro gran problema de Primaria, «descargar las agendas de los profesionales». Cabe recordar que algunos médicos tienen más de 70 pacientes diarios. «Se ha  puesto en marcha un sistema para, a través de médicos voluntarios, intentar tramitar las bajas y hacer el seguimiento de los pacientes COVID», especifica Delgado, quien concreta que la idea es que estos profesionales asuman esas labores más administrativas, de modo que los médicos de área puedan atender la actividad ordinaria. Además, se está «ofertando a los equipos» la posibilidad de trabajar por las tardes. Todo ello, para rebajar las esperas que ahora sufren los pacientes. 

El objetivo es «salvaguardar la atención ordinaria ya que, después de dos años de pandemia, si no se mantiene la actividad en consulta eso puede tener repercusión en la salud de los ciudadanos», justifica Delgado, recordando así que hay pacientes crónicos, patologías ordinarias... que no pueden quedar relegadas. 

El hospital había esquivado hasta ahora la sexta ola pero los positivos baten récords y eso implica que, aunque los casos graves ahora son pocos proporcionalmente, con tanta gente contagiada un porcentaje bajo acaba suponiendo un número importante de hospitalizaciones. Y se nota en Santa Bárbara, donde 2021 terminó con doce pacientes COVID ingresados (ocho en planta y cuatro en UCI) pero quince días después, al cierre de esta edición, hay ya 29 (23 en planta y seis en UCI). Y a esto hay que sumar la veintena de altas registradas estos quince días.

«Afortunadamente esta ola no ha tenido un gran impacto en el hospital, pero es evidente que va creciendo poco a poco y es probable que crezca más la próxima semana. Aunque esperamos que no sea mucho porque estamos viendo que esta ola es muy contagiosa pero tiene una mortalidad y morbilidad que nada  tiene que ver con las pasadas», hay que estar preparados para todos los escenarios, explica Delgado para justificar las medidas adoptadas. De momento, se ha abierto otra zona sucia y ya hay dos plantas COVID. Además, se ha decidido trasladar de nuevo Paliativos al hospital del Mirón, para ganar camas si fuera necesario.