«Soria tiene necesidad de un recurso de primera acogida"

Nuria Zaragoza
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Cruz Roja atiende a 53 personas en su programa de refugiados. Cuenta con 21 plazas para acogida temporal, de las cuales tienen ocupadas 17. Los otros 36 están en la fase de preparación para la autonomía

«Soria tiene necesidad de un recurso de primera acogida" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

La guerra siria, el Aquarius y, ahora, Venezuela han puesto el foco en el drama de los refugiados. Pero esta realidad existe desde mucho antes, oficialmente recogida bajo la denominación de  autorización de residencia temporal por razones de protección internacional. Siempre ha estado ahí, pero lo cierto es que en los últimos años los datos se han disparado. A nivel nacional se han multiplicado por 10 las solicitudes de protección internacional en la Oficina de Asilo y Refugio de España. En Soria, el incremento aún es mayor.

Para atender a estas personas, en Cruz Roja Soria cuentan con el Programa de Acogida e Integración de las personas solicitantes y beneficiarias de protección internacional. En estos momentos hay 53 usuarios en el programa, 17 en acogida temporal (fase en la que viven en un recurso de la institución, donde reciben apoyo de idioma, jurídico, psicológico, administrativo, formación laboral, económico...) y 36 en preparación para la autonomía (la fase en la que alquilan ya su propio piso y buscan trabajo, pero siguen contando con el respaldo de Cruz Roja). 

La coordinadora del programa, Belén Bravo (en el centro de la imagen), y las dos trabajadoras sociales, Paula Soria (a la derecha) y Sheila Marqués (a la izquierda), explican el desarrollo del mismo en Soria.

¿Se ha detectado en Soria un cambio de tendencia?, ¿desde cuándo?

Belén Bravo: Cruz Roja trabaja con el colectivo de solicitantes de protección internacional desde el año 1989 en Soria. Tuvimos casos muy mediáticos como los desplazados bosnios, los palestinos... Entonces eran casos puntuales. 

El ‘boom’ fue en 2016 con la guerra de Siria principalmente, aunque refugiados, solicitantes de protección internacional, nunca ha dejado de haber. Con ese ‘boom’ lo que sí que se decidió fue poner más recursos en ese programa que ya existía. Por ejemplo, nosotros como Cruz Roja Soria teníamos el programa de información, atención y asesoramiento, pero nunca habíamos tenido recursos propios de acogida [pisos]. Fue l 1 de mayo de 2016 cuando se abrió el primer recurso,  con seis plazas. Los primeros que nos llegaron fueron una familia Siria. Solo estuvieron una noche. Pero los siguientes ya no fueron sirios, fueron del Congo, Ucrania... 

¿Con qué recursos cuenta ahora Cruz Roja -tanto físicos como profesionales- para atender el programa?

B.B.: Tenemos cuatro pisos de acogida temporal, con 21 plazas en total. Uno de ellos fue cedido por la Diputación Provincial. 

En cuanto a recursos humanos tenemos: dos trabajadoras sociales para la acogida temporal y la integración y autonomía personal, la asesora jurídica, una psicóloga, dos monitoras, otra trabajadora social de refuerzo y yo, que soy la coordinadora. Y una técnico de empleo, que aunque va por otro programa también interviene en este. 

¿Son suficientes para las necesidades y la demanda que hay en Soria?

B. B..: Nunca es suficiente. Cuando todo va normal, los recursos son suficientes; pero cuando hay problemas -de enfermedad, que esa familia te requiera una situación más especial...-, ya se desorganiza todo. 

Estaría bien reforzar, desde luego, pero hay que destacar también que hay un equipo muy unido, y eso es importante porque se apoyan y refuerzan mucho unos a otros. La ilusión, el entusiasmo... es ejemplar, y eso que a veces incluso va en contra por el sufrimiento de no poder conseguir el objetivo planteado. Es duro cuando el usuario te cuenta su situación, y empatizar. Pero es un equipo muy cohesionado. Ypor otro lado lo disfrutan y lo viven, y esa es la parte bonita que trasladan al programa. 

¿Cuál es el perfil de los solicitantes de protección que llegan a Soria?

Sheila Marqués: Es muy variado. Viene gente que tiene su formación, gente con un nivel de vida medio e incluso alto es sus países, con puestos de trabajo bastante cualificados en sus países, hasta usuarios que vienen sin ningún tipo de formación, sin alfabetizar y con un tipo de necesidades más específicas. 

Paula Soria:No tenemos ningún perfil concreto. Vienen personas solas, parejas, familias con hijos... 

¿Y por qué han huido de sus países? ¿Qué motivos hay detrás de esa salida de su lugar de origen y de necesitar una protección internacional?

S.M.: El tema de Venezuela ya lo conocemos todos [en alusión a la crisis política y social que arrastra el país] y, luego, suelen venir de países que están en conflicto. Por ejemplo, países subsaharianos, países árabes... 

B.B.: También hay algún caso significativo por creencias religiosas o por orientación sexual. En los países subsaharianos determinadas orientaciones sexuales están muy perseguidas, está incluso condenado, y hay casos. 

El programa en total son 18 meses  de apoyo. ¿Cómo se actúa?

S. M.: Es una primera fase de seis meses que se llama acogida temporal y están en recursos de Cruz Roja. La segunda fase se denomina de preparación para la autonomía y dura doce meses. Esta fase va más encaminada a prepararles para que puedan ser autónomos, que encuentren un empleo, que puedan realizar trámites de manera autónoma... No siempre coincide con el permiso de trabajo pero, para hacernos una idea, ahora mismo en segunda fase tenemos 24 personas adultas, de las cuales nueve no están trabajando. El resto, sí. Yde esas nueve, cuatro de ellas están dentro de una unidad familiar donde el marido, el hermano... sí que están trabajando, de manera que solo hay tres personas actualmente que no están trabajando y no tienen ningún ingreso dentro de la unidad. 

B.B.:Hay que matizar que en la fase de autonomía todavía se hace un acompañamiento. No reciben las ayudas económicas porque muchas veces ya tienen ingresos, pero Sheila, que es la que lleva la parte de autonomía, lleva el seguimiento, el apoyo, el refuerzo, y los otros servicios y prestaciones, como es el asesoramiento jurídico, psicológico... continúa. 

¿Se logra la acogida real?

S. M.: Yo creo que sí. Creo que sí porque vemos cómo al principio, cuando llegan, vienen todos los días a Cruz Roja y, a medida que van pasando los meses, ves que vienen muy poco, y muchas veces solo cuando les llamas tú para hacer el seguimiento. Eso nos pasa prácticamente con todas las familias y es buenísimo porque evidencia que son totalmente autónomos. 

Hasta hace un tiempo, cuando hablábamos de refugiados, centrábamos la mirada en Siria. Ahora, lo hacemos en Venezuela. El año pasado más de 20.000 venezolanos solicitaron protección internacional, ¿qué efecto ha tenido en Soria? 

B.B.: Tuvo más en su momento. Cuando ya se empezó a ver la situación allí hubo muchísima llegada de venezolanos. En 2017-2018 tuvimos más casos que ahora mismo. 

S.M.: De hecho, ahora mismo, de los 53 participantes que hay en el programa, siete son venezolanos.  

B.B.:  También es verdad que aquí habría que hacer una apreciación, porque los que nos llegan a nosotras [al programa de Acogida e Integración] son los que nos deriva el Ministerio, la Oficina de Asilo y Refugio (OAR). Es decir, gente que ya ha solicitado la protección internacional en una Comisaría o donde sea y desde la OAR, desde donde centralizan todas las solicitudes, les han derivado aquí a Soria para entrar en nuestro programa y poder acceder a las diferentes fases del mismo. El Ministerio nos marca ya todo y nos dice ha entrado en esta fecha, entra a acogida temporal en esta plaza, en este piso, con estas condiciones...  

Pero hay otro programa donde primero se informa de todo en general y, luego, cada uno valora. Sería significativo tenerlo en cuenta también porque ahí es verdad que en lo que llevamos de 2019 está llegando mucha gente. Es gente que viene sin derivar por el Ministerio, es decir, gente que ha llegado a España como ha podido y ahora acuden a pedir información sobre qué pueden hacer, qué recursos existen, las opciones que hay, en qué consiste la protección internacional... Es otro programa pero sería interesante tenerlo en cuenta. 

¿De qué programa se trata y de cuánta gente estamos hablando? 

B.B.: Es el programa de Integración de Inmigrantes y Solicitantes de protección internacional. Allí se les da información de toda la parte de la Ley de Extranjería y, también, de la protección internacional. [Tras solicitar la información a las responsables del programa] Desde enero hasta el 31 de marzo, 32 personas han venido a informarse a Cruz Roja y más del 60% de ellos son venezolanos. Todos ellos han ido ya a Comisaría y han manifestado que quieren la protección internacional.  

¿Esas personas serían el paso previo antes de llegar a vuestro programa?  

Eso es. Esas personas han solicitado la protección internacional y ahora tendrán que hacer la entrevista y comienza su proceso. Esa gente tendría derecho ahora a una primera acogida, pero aquí en Soria no disponemos de este recurso, por lo que les ponemos en contacto con Valladolid. El problema es que estos servicios están saturados y, entonces, vienen desde Valladolid para hacerles la entrevista y, cuando tengan plazas libres, poderles ofrecer esa primera acogida. Ese servicio específico de primera acogida es el que nos falta y es la necesidad que más demandamos. 

¿Y ahí sí se ha detectado aumento en cuanto a llegada de venezolanos?

B.B.: En lo que llevamos de año el aumento de solicitantes de información ha sido importante y ahí sí que el 60% son venezolanos. 

La comunidad venezolana se queja de que más del 90% de las solicitudes de protección internacional presentadas se deniegan. ¿Tienen datos en este sentido en Soria?

P. S.: Es que aquí no hemos tenido ningún caso de denegación de personas venezolanas o, mejor dicho, no tenemos ninguna resolución todavía, ni negativa ni afirmativa. Simplemente continúa con su solicitud de trámite. 

¿En qué situación legal quedan esas familias a las que se les deniega la protección internacional?

B.B.: En situación irregular. 

S. M.: Cuando les resuelven negativamente es porque el Ministerio considera que no tienen motivos suficientes para recibir esa protección del Estado español y, entonces, en ese momento les entregan una notificación, en este caso una resolución negativa, y les acompañan una invitación a abandonar el país en 15 días. Automáticamente les retiran el permiso de trabajo, el de residencia y tienen 15 días para abandonar el país. 

B.B.: Lo único, que como es un proceso administrativo, pueden recurrir y, entonces, iría el recurso a la Audiencia Nacional. 

 A partir de ahí, ¿qué otras opciones tienen para poder regularizar su situación en España? ¿Y de qué plazos hablamos?

B.B.: La principal es el arraigo, pero para optar a este tipo de autorización deben demostrar haber permanecido al menos tres años en España, contar con un contrato de trabajo y acreditar vínculos familiares con otros extranjeros residentes o presentar un informe de inserción social. Para todo esto son muy importantes los plazos, desde la entrada en España. 

La vía más clara es esa, el arraigo. O bien solicitar una protección por razones humanitarias, en el caso ahora de Venezuela. Esas serían las opciones principales. 

Cuando se deniega la solicitud de protección internacional, ¿se retiran las ayudas del programa?

S.M.:Sí, tenemos también un plazo de quince días para retirar las ayudas y abandonar el dispositivo. 

¿Y en qué situación social quedan? S.M.:Realmente nosotras no hemos tenido ningún caso de este tipo hasta ahora pero supongo que lo que intentaríamos es derivarles a otros recursos que trabajen con personas sin documentación, como por ejemplo el programa de inmigrantes de Cruz Roja. 

B.B.:Realmente esta situación ya se daba antes porque los inmigrantes  sin documentación que han llegado siempre ya tenían -y tienen- que buscarse la vida hasta que consiguen una forma de regularizar su situación. Es muy triste decirlo así, pero es así.