El nuevo Numancia pide paso

Sergio Recio
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La victoria de los rojillos a domicilio ante el Covadonga no solo supone acabar con la mala racha histórica fuera de casa, sino el inicio del nuevo proyecto de Álex Huerta

El nuevo Numancia pide paso

Decía Álex Huerta ante el Covadonga una frase premonitoria del futuro más inmediato del Numancia, «tres puntos pueden cambiarlo todo». El técnico del conjunto rojillo no se equivocaba. La victoria en tierras asturianas y resultados como la derrota del Real Valladolid ante el Sporting B (venía de empatar en Los Pajaritos), han aupado al Numancia a la quinta plaza, a tan solo dos puntos de la segunda posición.

Pero la victoria ha significado más que tres puntos. Para empezar el equipo rompe una dinámica de 13 meses sin ganar lejos de Los Pajaritos, un trauma que había llevado a los rojillos a afrontar con el miedo en el cuerpo cada una de sus salidas.

Hasta el partido ante el Covadonga sumaban la friolera de dos puntos de 15 posibles. Dos empates y tres derrotas en los que no habían sido capaz de anotar ni tan siquiera un solo gol. Con nuevos aires en la alineación, en el dibujo y en las sensaciones de juego, el equipo soriano afronta con optimismo una recta final de siete partidos en la que tan solo dependen de sí mismos para poder estar en las tres primeras posiciones.

Brotes verdes. En tan solo dos partidos, Álex Huerta ha conseguido dar la vuelta a varios aspectos negativos del equipo. El Numancia ya no es un equipo posicional, sus variantes en ataque se multiplican gracias a la movilidad de su línea de medias puntas. José Fran, Moha, Tamayo y sobre todo Juan Carlos Menudo, se mueven con libertad por la zona de ataque.

Precisamente el futbolista sevillano marcaba un doblete ante el Covadonga en una versión mejorada del jugador que ha pasado a ser el referente en la zona en la que se crean los goles y las jugadas de ataque. Bien escoltado por los extremos, el juego asociativo ha llegado al borde del área y eso ha provocado que el Numancia sea mucho más impredecible en la faceta ofensiva.

También en la creación hay cambios. Manzanara es un central más en la salida de balón. La clarividencia del centrocampista viene después acompañada por unos laterales incorporados a la zona del centro del campo cuando los rojillos tienen el balón. Las opciones aquí se multiplican y la posesión de la pelota aumenta.

La faceta a mejorar está, como ya sucedía con Manix Mandiola, en la contundencia defensiva. Varias malas decisiones propiciaron ocasiones de peligro del Covadonga, incluyendo un balón al palo en la última jugada de la primera parte que pudo cambiar el rumbo del partido. Con tareas pendientes, el Numancia afronta siete partidos con la convicción de que lo imposible ahora cuesta un poco menos en este disputado grupo norte de la Segunda B.

Lo que queda. Aunque ahora el Numancia contará con un nuevo partido aplazado, con echar un vistazo a la clasificación es suficiente para observar que estar entre los tres primeros es más que factible para el Numancia. A falta de esos dos partidos por disputar, la segunda posición está a dos puntos con un duelo directo ante el Real Valladolid  B por delante. Pero para eso quedan todavía semanas.

Los próximos encuentros son ahora determinantes. El próximo 23 de febrero llega la Cultural Leonesa a Los Pajaritos, rival directo y una oportunidad de oro para estar en luchar por el ascenso. El Numancia vuelve a tener el destino en su mano y ahora no hay tiempo para fallar.