El embalse de la Cuerda del Pozo revisa su 'aparato vital'

Nuria Zaragoza
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A punto de cumplir 80 años, la presencia de filtraciones motiva una ambiciosa actuación de mantenimiento que concluirá en breve. 'El Día de Soria' visita las obras

El embalse de la Cuerda del Pozo revisa su 'aparato vital' - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Goza de «buena salud» pero los casi 80 años que acumula sobre sus cimientos obligaban ya una actuación de mantenimiento de cierta envergadura, máxime cuando se venía detectando desde hace un tiempo que las filtraciones de agua superaban los índices aconsejables. La presa de Cuerda del Pozo, ubicada en la cabecera de la cuenca del Duero, entre los términos municipales de Soria y Vinuesa, revisa su interior y El Día de Soria ha querido introducirse en la obra para conocer cómo se trabaja en una mole de 131.000 metros cúbicos de hormigón. 

En síntesis, los trabajos consisten en la impermeabilización del cuerpo de la presa mediante inyecciones, la posterior reposición del sistema de drenaje, el anclaje de los péndulos invertidos en el cimiento de la presa y la adecuación, saneado y sellado del paramento de aguas abajo. Explicado de forma gráfica y utilizando un símil médico se podría decir que se trata de revisar el aparato vital de la presa, sus venas y arterias, la presión que soportan, la ósmosis que sufren... para reparar los puntos de pérdida y garantizar el estado óptimo de la infraestructura hidráulica durante, al menos, «otros 20-30 años». Y, con ello, se asegura el uso principal para el que fue construida, el abastecimiento de agua de la capital, así como del resto de núcleos que se nutren del Duero hasta Valladolid. También, el riego de 26.000 hectáreas, de las que cerca de 13.000 son de la provincia, y la producción de energía hidroeléctrica limpia (cuando se suelta agua para el regadío). Y, ante todo, se «garantizan unos caudales ecológicos», lo que permite mantener la fauna y flora.   

por qué era necesaria la obra. «La presa se empezó a construir en los años 30 y se acabó en el 41, lo que significa que se trata de una infraestructura que tiene ya cierta antigüedad y, como cualquier estructura de hormigón, precisa de un mantenimiento», justifica el director adjunto de la Dirección Técnica de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Javier Fernández Armiño, quien asume también la dirección de obra y del embalse.  

El embalse de la Cuerda del Pozo revisa su 'aparato vital'El embalse de la Cuerda del Pozo revisa su 'aparato vital' - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.No es algo anormal ni exclusivo de Cuerda del Pozo. Ocurre en todas las presas y, de hecho, la soriana ya fue objeto de una actuación similar, «incluso más ambiciosa», «a finales de los años 80 y 90». Porque la presa, en contra de lo que se piensa en ocasiones, se mueve, no es una infraestructura rígida. Tiene «su propio comportamiento», apunta la técnico adscrita al embalse, Laura Morcillo. 

Por eso, sus movimientos, sus desplazamientos, su temperatura, sus filtraciones... deben ser auscultadas continuamente (a diario) y analizados con perspectiva -«no como valores absolutos, sino ver la evolución»- para valorar el estado de la infraestructura y evaluar la necesidad de intervenciones como la que ahora se acomete. «Son tratamientos curativos para que la presa esté en condiciones de seguridad y que todos los usos se puedan seguir manteniendo con tranquilidad», razona el máximo responsable de la obra, quien recuerda que, 80 años de su puesta en marcha, la presa «sigue dando el mismo servicio que para lo que se construyó, e incluso más». 

Camino de cumplirse 40 años de ese último tratamiento curativo de «impermeabilización del cuerpo de presa, los cimientos, los paramentos…», «el hormigón se va degradando superficialmente, por lo que necesitaba ya una nueva intervención», justifica Fernández, quien concreta que en esta ocasión se había detectado que «las filtraciones de agua que se producen de forma natural» iban «subiendo a través del cuerpo de presa del hormigón» por encima de los niveles aconsejables. En concreto, especifica Morcillo, lo habitual es que las filtraciones ronden los 40 litros por minuto y se estaba en unos 2.800. 

El embalse de la Cuerda del Pozo revisa su 'aparato vital'El embalse de la Cuerda del Pozo revisa su 'aparato vital' - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.impermeabilización. Más de 1,2 millones se están invirtiendo en esta obra que, de forma muy básica, ha incluido dos fases:impermeabilización del hormigón de cuerpo de presa, y drenaje. 

La primera (impermeabilización), explica el director de obra, se ha atacado a través de más de 400 perforaciones en la coronación y en las galerías, donde se ha inyectado posteriormente cemento para taponar las zonas de filtración. «Desde la coronación se ha inyectado hasta la galería perimetral, la de fondo; y desde la galería intermedia se ha inyectado hasta la perimetral de abajo. Porque la mayor de las filtraciones se recogían entre esas dos galerías y es donde se ha reforzado la inyección. Se hace inyección general de la presa y un tratamiento más minucioso donde había más filtraciones», concreta. 

El modo de trabajo y la maquinaria empleada difiere sustancialmente según la zona que se afronta. En la coronación de la presa las perforaciones, de 90 milímetros de diámetro, han alcanzado los 36 metros de profundidad en la zona centro y se ha procedido a un taladro a tresbolillo (formando triángulos equiláteros) para cubrir mejor la totalidad del espacio. Allí se ha podido emplear maquinaria pesada, dado que se ha cortado la carretera de acceso (la SO-810) para facilitar el avance de los trabajos. 

Esta misma operación se ha realizado posteriormente en la galería intermedia, donde las perforaciones han alcanzado los 22 metros de profundidad en la parte central. Dadas las dimensiones de la galería (de dos metros de alto por uno de ancho), allí la empresa adjudicataria de la obra, Geo3Tec, se ha visto obligada a adaptar la maquinaria y «hacerla a medida» para Cuerda del Pozo.

Una vez se ha dispuesto de las perforaciones, se ha procedido a inyectar a presión el cemento por ellas. Se trata de «cementos muy finos y disueltos en agua ya que, generalmente, son fisuras muy finas». Al estar  el material muy fluido, va circulando mejor por las fisuras abiertas y «las va atajando». 

Hasta el momento se han inyectado ya más de 300 toneladas de cemento y la previsión es que, una vez concluya el proyecto, superen las 400, según apuntan los responsables de Geo3Tec, una firma experta en cimentaciones especiales a nivel mundial. 

drenaje. Dado que «el hormigón no es impermeable al cien por cien y siempre va a pasar algo de agua», el proyecto incluye una segunda fase consistente en construir una «pantalla de drenaje». «Se vuelve a perforar para que, si se pasa algo de agua, sea recogida» en los drenes, que se canalizan  después por las galerías. 

Para evidenciar el calado de la actuación sirven apenas dos datos: solo en la coronación de la presa se han hecho unas 270 perforaciones para inyectar el cemento, a los que se suman 110 drenes. En total, los operarios han perforado aproximadamente once kilómetros en el cuerpo de la presa. 

trabajo ‘artesanal’. Aunque el proceso está muy tecnificado, se trata también de una obra muy ‘artesanal’ en algunas fases. De hecho, todas las perforaciones van perfectamente numeradas y se controla una a una cuándo y cómo son inyectadas (a través de un registro manual en un cuaderno). Porque «no se inyectan todas las perforaciones a la vez» ni tampoco se inyecta toda la perforación seguida -«se va obturando metro a metro»-.  «En cada taladro y en cada sitio, se inyecta lo que necesita la presa», puntualizan.  

para otros 20-30 años. La obra, que comenzó el pasado mes de mayo, está ya en su última fase y la previsión es que pueda concluir a finales del próximo mes de noviembre, anuncia el director adjunto.  

Esta actuación «forma parte de las intervenciones de mantenimiento de la presa», insiste Fernández, quien aventura que «posiblemente en otros 20-30 años será necesario hacer de nuevo una actuación de conservación similar». Porque, aunque lo que vemos es solo el muro de hormigón, «no deja de ser una infraestructura industrial y en su interior tiene elementos móviles, eléctricos, electromecánicos…». Y, «como cualquier infraestructura, hay que estar continuamente haciendo un seguimiento y un mantenimiento», justifica. 

auscultación diaria. De hecho, al margen de la obra de impermeabilización que se asume en estos momentos, «en la presa se aplica un sistema de auscultación diario», una vigilancia continua. Con un símil médico, «se trataría como si a una persona le miras el pulso, el colesterol…», explica de forma gráfica Fernández.

En este caso, el personal que trabaja en Cuerda del Pozo (integrado por un equipo de cinco personas) miden la temperatura del hormigón (con termómetros), los desplazamientos horizontales y transversales de la presa (con péndulos), los movimientos de coronación de la presa (con topografía desde unos puntos fijos exteriores), las presiones intersticiales (con piezómetros, se estima el agua que filtra por debajo de la presa, las presiones a las que está sometido el cimiento), el agua que se filtra (con aforadores), el movimiento de las juntas (ya que es una presa de gravedad construida con bloques independientes)... 

Estos sistemas de control están en su mayoría automatizados y envían los datos directamente al ordenador central, si bien algunos son manuales. Además, apunta el encargado del embalse, Félix Esteban, a diario se hacen todas las comprobaciones in situ para «chequear con las mediciones manuales de nuestro personal y comprobar si coinciden» con las automáticas. 

la presa «goza de buena salud». La presa soriana «goza de buena salud, garantizan los responsables del embalse. No  obstante, insiste Fernández, «es necesario hacerle un chequeo continuo y un mantenimiento, porque no deja de ser una infraestructura de 80 años». 

En este sentido, y sobre la vida útil que puede restar a esta infraestructura hidráulica, considera que «si la seguimos manteniendo y seguimos invirtiendo en mantenimiento» puede seguir funcionando «con normalidad» durante décadas ya que es una«obra antigua pero bien hecha» y «el hormigón está en buenas condiciones». 

La actuación ha conseguido salir adelante sin afectar en ningún momento al nivel de agua embalsada, es decir, sin perder agua; y sin provocar afecciones medioambientales, destacan los responsables de la obra, que recuerdan las «potentes» medidas correctoras aplicadas. Sí ha sido necesario cortar la carretera, que esperan abrir «antes de Navidad».