Familias numerosas, asfixiados por la vuelta a clase

Nuria Zaragoza
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En casa de los López Melo el regreso a clase de sus seis hijos menores se vive con «mucha preocupación». Por el riesgo de un contagio que aislaría «a todos» pero, también, por los costes añadidos en este curso

Familias numerosas, asfixiados por la vuelta a clase - Foto: Javier Rodenas Pipo

La vuelta al colegio está trayendo de cabeza a la comunidad educativa en general y, especialmente, a los padres, que viven con incertidumbre esta ‘nueva normalidad’ en los centros educativos. Han oído hablar de protocolos, de clases burbuja, de circuitos, de accesos diferenciados, de que no habrá extraescolares ni recreos multitudinarios... pero, en la práctica y a apenas unos días de que comiencen las clases, todo es una incógnita. 

En algunas familias esta preocupación se multiplica. Por seis exactamente. Es el caso de los López Melo. Habitantes de Cubo de la Solana, en su casa viven nueve personas, Vicente y su esposa Edna Milena, y sus siete hijos, de edades comprendidas entre los tres y los 21 años. Luisa María, Nicolás, David, Juan Pablo, Alejandro, Vicente y Brayan Steven, el único mayor de edad de la saga. Los seis pequeños regresan a clase en apenas unos días y la familia está «muy preocupada». Porque durante este tiempo se han cuidado «mucho» para evitar un contagio y temen que ahora todo se pueda ir al traste y poner en riesgo a toda la familia, comprometiendo la salud de todos y el trabajo del cabeza de familia. Pero, también, porque no ven claras ni las decisiones de las administraciones, ni las declaraciones de los políticos, ni los tiempos y protocolos establecidos. Tampoco cómo podrán mantener el gasto extra que esta situación supone, ya solo en mascarillas. Ya eso se suma que dos de sus pequeños tienen problemas de aprendizaje como consecuencia de su sordera y, de momento, desconocen cómo se adaptarán a esta nueva normalidad. 

«Más vulnerables». «Nosotros somos especialmente vulnerables porque son seis niños escolarizados en diferentes centros. Una en la guardería, cuatro en Primaria y uno en Secundaria. Los pequeños en Gómara y el mayor en el instituto de Almazán, donde van otros 250 chicos. Estamos muy preocupados porque las perspectivas no son muy buenas y no vemos una vuelta a clase segura», reconoce Vicente López, el padre de familia, quien se confiesa «bastante estresado con los gastos y con la preocupación general». 

retrasar la entrada. «Entiendo que hubiera sido bueno retrasar un poco el inicio del curso, porque la curva de contagio ahora es muy elevada», considera su esposa, Edna Melo, quien reconoce que valoraron incluso demorar «un poco» la incorporación de sus hijos a clase pero lo han descartado porque «eso supondría que el resto avanzan materia y ellos se quedan retrasados. Además, son profesores nuevos y les costaría más adaptarse», explica la madre de estos seis menores. A su juicio, ha faltado previsión para implementar los protocolos en los centros y tiempo para que profesorado y padres los conozcan y sepan cómo actuar. «Si un niño llega con fiebre al colegio o le da fiebre en el colegio, no se sabe aún qué protocolo seguir. Aún hay cosas poco claras», ejemplifica. 

La llamada esta semana del director del CRAde Gómara, reconoce Melo, les ha tranquilizado «un poco» ya que les ha explicado al detalle los estrictos protocolos que se van a seguir en clase con itinerarios diferenciados por niveles, incremento de la limpieza, uso restringido de baños... También, añade, la desinfección del transporte escolar y cómo se dispondrá a sus pequeños en el vehículo para evitar el contagio. No obstante, insiste, «estamos muy preocupados porque, si un niño se infecta, nos afecta a todos». También al padre de familia le inquieta sobremanera esta situación, por el efecto que puede tener en el trabajo que ahora sustenta a la familia. «Preocupa que haya un contagio porque cualquier aislamiento nos parte a todos. Sería la decadencia para nuestra familia porque solo trabajo yo», indica al respecto. El miedo a un contagio les genera intranquilidad y a esto suman otros aspectos colaterales. Les preocupa especialmente la educación de dos de sus hijos que tienen problemas de audición: «Ellos están acostumbrados a leer los labios y, si los profesores tienen que usar mascarillas, va a ser imposible para ellos seguir las clases», lamentan. Están especialmente preocupados por el mayor, Vicente, que este año pasa al instituto a Secundaria y, según le han reconocido en el centro, no hay profesores especialistas. «Propusimos a Educación que fuera a Zaragoza, donde hay un colegio especializado en niños con implantes cocleares, pero nos dijeron que no hay convenio», lamentan.

gasto de mascarillas. La pandemia ha convertido este regreso a clase en una pesadilla para esta familia que, a la preocupación, suma también los costes económicos extras que esta situación acarrea. De los seis menores, cuatro van a contar con una ayuda para la adquisición de los libros, pero la familia deberá financiar íntegramente los dos restantes. Además, seis menores en casa que acuden a diario a clase supone, «como mínimo, seis mascarillas diarias [y eso sin contar que lo que se aconseja es el cambio de mascarilla cada cuatro horas]». «Al mes, supone cerca de 200 euros en mascarilla», resume el padre de los López Melo, que pide ayuda a las administraciones para sufragar este tipo de gastos extra. 

La familia, cabe apuntar, apenas recibe una ayuda mensual total de 350 euros por ser familia numerosa con dos hijos con discapacidad. Sin ayuda, solo en mascarillas se ‘comerían’ ya más de la mitad de este presupuesto, y a esto hay que sumar todos los gastos extra de la vuelta al cole.