Las lágrimas de la liberación

SPC
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Malcom, poco habitual para Valverde, no pudo contener el llanto al marcar

Hasta que apareció en San Siro, Malcom había acumulado 105 minutos en los dos meses y medio de temporada. Llegó al Barça ‘in extremis’ cuando parecía que su destino sería la Roma y, desde entonces, el banquillo y la grada fueron sus lugares naturales hasta que, a 10 minutos del final del encuentro del pasado martes ante el Inter de Milán, Ernesto Valverde le dio la alternativa en Champions y él respondió con un gol, al que le siguió  un celebración marcada por las lágrimas.

Con apenas 22 años, el brasileño sorprendió con sus actuaciones la temporada pasada en el Girondins francés. Muchos vieron el desborde de Neymar y el disparo de Willian en su juego, pero llegó a la Ciudad Condal y se convirtió en la víctima colateral de las diferencias entre la dirección deportiva y el ‘Txingurri’, que nunca dio su nombre como posible incorporación.  

Sin una palabra o un gesto de contrariedad, en contraste, por ejemplo, con la actitud de Arturo Vidal, siguió trabajando para convencer al entrenador culé que, en San Siro, le dio la oportunidad de demostrar lo acertado de su fichaje. Así,  la imagen del choque  en San Siro fue la de este joven futbolista que, abrazado por todos sus compañeros, lloraba tras haber marcado su primer gol como azulgrana. Malcom resumía de esta manera su frustración, pero también, seguramente, se le agolparon en su cabeza todos los pasos que ha dado hasta llegar al Camp Nou.

Procedente de una familia muy humilde, residente en la favela Buraco Quente, situada en la zona este de Sao Paulo, con 10 años llamó la atención de los técnicos del Corinthians. Cuentan en Brasil, que en su casa no disponían ni dinero para que el niño cogiese el autobús y se desplazase a los entrenamientos, por lo que su abuela tuvo que vender sus cazuelas para financiar los viajes. Con 17 años ya se instaló en el primer equipo y al año siguiente (2015) ganó el Brasileirao.

En 2016, firmó por el Girondins donde jugó las últimas dos temporadas y media. Ahora, con el tanto anotado en San Siro, se ha quitado un peso de encima y aspira a ofrecer su mejor versión, aunque para ello Valverde tiene que tenerlo en cuenta.