Punto de confluencia para la histórica Peña el Huracán

Ana I. Pérez Marina
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La asociación cultural sanestebeña ha permitido que durante 26 años la vieja estación del tren no se hundiera

Punto de confluencia para la histórica Peña el Huracán - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

La antigua estación de San Esteban de Gormaz es de las pocas que existen en la provincia de Soria de dos plantas, lo que revela que un día tuvo un pasado próspero. Enclavada en la línea Valladolid-Ariza, el último tren pasó en 1975, tal y como queda constancia en una de las fotografías que cuelgan de las paredes de este recinto. Hace 26 años que la asociación cultural Peña El Huracán ocupó este peculiar inmueble, lo que ha permitido que no cayera en el olvido como tantos otros en la provincia. Alberto Carrasco, vocal del colectivo, aclara que abonan a Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) más de 300 euros mensuales en concepto de alquiler, además de sufragar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), otros 200 euros a mayores al año. «Para nosotros es mucho. Estamos reivindicando un acuerdo, que nos lo rebajen, porque lo mantenemos, hacemos obras y no está hundido. O que se negocie con el Ayuntamiento». Las cantidades se revisan con el IPC. 

La Peña El Huracán está compuesta en la actualidad por 80 integrantes, pero llegó a contar con 140. Surgió en 1993 de la necesidad de disponer de un espacio durante todo el año, no solamente en las fiestas, para realizar actividades para todo el pueblo. Su sello es el Marzo Cultural, que hace cuatro años dedicaron al ferrocarril (‘Viva la vía’ lo llamaron), para lo que consiguieron un bici-rail procedente de Aranda de Duero. También colaboran en el certamen de música tradicional Aires de Dulzaina.

«La estación estaba destrozada, fatal, el tejado hundido», recuerda Alberto Carrasco. La asociación se encargó de reparar la cubierta, lo que supuso una inversión de 6.000 euros, sin contar la mano de obra que aportan los propios socios, y durante todos estos años han realizado distintas reformas interiores: tiraron los tabiques que dividían los espacios del jefe de estación, el factor, el taquillero... para dejar un área diáfana, apropiada para las celebraciones; montaron dos cocinas; instalaron una barra de bar donde mantienen vestigios ferroviarios con los carteles de chapa de Correos y uno donde se lee ‘silbar’; construyeron cuartos de baño; bajaron los techos; y limpiaron la carbonera, en el sótano, donde también se halla el pozo, sellado por seguridad.

«Para el pueblo fue muy importante la estación», advierte Alberto Carrasco, que rememora la intensa actividad que tuvo en su día, en particular ligada a la harinera. Junto al edificio de viajeros se encuentra el muelle, del que dispone el Consistorio sanestebeño como almacén. Carrasco admite que el espacio está «infrautilizado», como el piso de arriba, que en su día albergó dos viviendas de ferroviarios, de las mejores que hubo en la villa ribereña en las primeras décadas del siglo XX. El representante de la Peña El Huracán considera que sería un buen lugar para un albergue turístico, un centro BTT para bicicletas similar a los que existen en el País Vasco o una infraestructura más «ahora que se está impulsando» el Camino del Cid.

El esfuerzo de la asociación ha sido ingente. «Ha merecido la pena. Todo lo que hagas para tu pueblo siempre es poco», reflexiona Carrasco.