La ludopatía cambia de paradigma y capta a los más jóvenes

N.Z.
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Salud Mental y los propios afectados denuncian la falta de recursos específicos en Soria, lo que obliga a desplazarse a otras provincias

La ludopatía cambia de paradigma y capta a los más jóvenes - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Mart

El sector del juego está en el punto de mira. A nivel nacional, el pasado mes de septiembre entró en vigor el real decreto de comunicaciones comerciales de las actividades del juego (la mal denominada 'ley' del juego de Garzón) que ha puesto coto a la publicidad del sector on line. Y a nivel autonómico, donde recae la «competencia exclusiva» en materia de juego presencial, Castilla y León camina hacia una nueva ley que nace ya entre polémica. 

Los gobiernos se han puesto las pilas para copar un negocio que es legal en España desde 1977 pero que vive su peculiar 'boom' en los últimos años, motivado por la emergencia de las apuestas y del juego on line. Un negocio que, como todo, también se ha visto afectado por la pandemia. 

menos presencial. Los confinamientos, los cierres del ocio, las restricciones de aforo... han afectado de lleno al sector del juego privado presencial. Con todos en casa y el acceso limitado a los locales, la facturación en los establecimientos de juego ha sufrido una merma de hasta el 40%. De hecho, algunos negocios se han visto obligados a bajar la persiana. Según el registro de la Junta, este año un centro de ocio ha cerrado en Soria. El último cierre se produjo hace más de una década, en 2010, de un salón recreativo. 

La caída queda en evidencia en los tributos sobre el juego, las tasas e impuestos que deben abonar los negocios con actividades del juego regulado, los de suerte, envite o azar, así como las rifas, tómbolas, apuestas y combinaciones aleatorias. Según la última Memoria de Gestión Tributaria de la Junta de Castilla y León, «se ha producido una reducción considerable tanto en el número de cartones adquiridos como en el importe de la recaudación motivada por la situación excepcional de la COVID-19 y el cierre de los establecimientos de juego ha tenido incidencia en la recaudación procedente de bingos, casinos y apuestas». También se ha registrado una «importante reducción» de máquinas o aparatos automáticos aptos para la realización de juegos (máquinas recreativas con premio y máquinas de azar). En Soria, en concreto, se han dado de baja 30 máquinas de juego en el último ejercicio. Y la recaudación del bingo ha caído (de media regional) un 25%.

más on line. El negocio presencial ha caído en pandemia pero, en la contra, se ha producido un crecimiento exponencial del juego y las apuestas on line. Con la movilidad limitada y los establecimientos cerrados durante meses, el acceso al juego se ha 'trasladado' a la pantalla y han sido especialmente los jóvenes (los que más manejan las nuevas tecnologías) los que más han hecho uso de esta nueva forma de entretenimiento. 

A mayor exposición, mayor riesgo, y el problema ha surgido cuando esa opción de ocio y entretenimiento se ha convertido en adicción, en un síndrome de dependencia, dando paso a nuevos casos de ludopatía que, según advierten los expertos, van en aumento.  Se estima que el 10,3% de los chicos y chicas de entre 14 y 18 años realiza actualmente apuestas en internet. De hecho, según datos del Ministerio de Sanidad, en el último año se ha registrado un aumento del 57% de nuevos jugadores. 

cambia el paradigma. En la consulta de Salud Mental, donde se derivan actualmente los casos de ludopatía, llevan ya meses advirtiendo esta situación. «Ha habido un aumento significativo de las consultas en el último año y medio, coincidiendo con la pandemia, especialmente en gente joven, de 16 a 20 años, con predominio de varones»,  alerta el jefe de Salud Mental del Complejo Asistencial de Soria, Ricardo Martínez. A su juicio, «se ha producido un cambio de paradigma del juego patológico por la incorporación del juego on line», lo que ha derivado en un «cambio de modelo». «Ahora observamos que casi todos los casos nuevos que acuden a consulta juegan on line y son jóvenes, mientras que lo tradicional se mantiene pero se ha quedado en la gente mayor», concreta.

y cambia el perfil. Como consecuencia, el perfil del ludópata ha cambiado:«Ese perfil joven antes no existía, es un perfil nuevo. Antes era prácticamente todo juego presencial en forma de bingo, casinos, tragaperras... Eso, en pacientes jóvenes, se ha sustituido  al cien por cien por el juego on line», especifica. 

La «eclosión» de ese nuevo perfil, no obstante, no ha hecho desaparecer el perfil «de siempre», que se mantiene en «pacientes mayores» y, aunque en pandemia han llegado «menos casos nuevos», Martínez no cree que sea porque hay menos sino porque están latentes. «Hay que tener en cuenta que han estado año y medio todos los locales cerrados y esa gente [de mayor edad generalmente] no domina las nuevas tecnologías, por lo que no han podido jugar. Se han contenido por obligación», justifica, advirtiendo de que el problema ha podido quedar velado, pero sigue ahí. 

el 70%, oculta. Los datos que se manejan en el servicio de Salud Mental del Mirón son  además parciales, puntualiza el experto, ya que solo se refieren a «la gente que pide ayuda» y, avisa, la ludopatía «es una de las adicciones más ocultas que hay». Al ser una adicción sin sustancia, no produce efectos físicos evidentes en la persona, como puede ocurrir con la adicción al alcohol o las drogas, lo que dificulta detectar el problema. Además, «tienen la sensación de que lo pueden controlar», de modo que «mucha gente no es consciente y se mantiene en el engaño».

En los nuevos perfiles se suma además que el juego on line se hace «en casa, en un ambiente aislado», de modo que, aunque «se suele practicar de forma bastante compulsiva», solo queda en evidencia cuando «hay ya problemas económicos y de convivencia con las familias».

El resultado de todo ello es que en la mayoría de las ocasiones los propios ludópatas no son conscientes de su adicción, que ni siquiera identifican como una enfermedad. Y, en el caso de serlo, tienden a esconderla. Como consecuencia , «hay más parte oculta que visible». No hay datos precisos pero «es probable que estemos en un 70-30, es decir, que en consulta apenas veamos un 30% de la patología existente», calcula Martínez.

Como en cualquier patología, también en la ludopatía hay niveles: «Algunos son más moderados, con un juego más recreativo; y luego están los casos más autodestructivos, gente que pide créditos, que se endeuda, que tiene conflictos de convivencia en el medio familiar, problemas laborales, que llega incluso a cometer pequeños hurtos o engaños para obtener dinero para jugar». 

hay opciones de salir. Suelen ser esos casos más agudos los que acaban saliendo a la luz y llegan a la consulta de Salud Mental en busca de ayuda. Eso sí, «generalmente acuden a consulta presionados por las familias o acuciados por las deudas. Es raro que vengan de 'motu propio', generalmente es por la presión del entorno cuando han tocado fondo por quiebra económica», matiza. 

La ayuda profesional para tratar la ludopatía suele ser «similar a las terapias habituales» pero, puntualiza Martínez, «aquí es fundamental y se cuenta más con el entorno para ayudar a controlar la situación». De hecho, es habitual que en el proceso de rehabilitación sea la familia la que se encargue de que el ludópata no lleve dinero encima, que justifique todos sus gastos, de apoyarle en su cambio de rutinas... 

«Desgraciadamente», el éxito de las terapias no es tan alto como se desearía y «no más de un 20% de los casos tratados mantienen la abstinencia pasado un año», admite el responsable de Psiquiatría, quien reconoce que «las recaídas son frecuentes» y es «una patología de muy difícil manejo». 

desplazarse por ayuda. El hecho de que en Soria no haya una asociación de autoayuda para jugadores en rehabilitación tampoco ayuda en este sentido. Porque, justifica Martínez, más allá de la ayuda que se puede aportar desde Salud Mental, en el tratamiento de este tipo de adicciones suele resultar muy efectivo «que ellos se sientan cómodos, identificados con otras experiencias, que se puedan expresar sin miedo a ser juzgados, que no se sientan diferentes...». Por eso, reconoce el psiquiatra soriano, «sería básico que en Soria hubiera una asociación» de ámbito provincial donde se tratara la ludopatía. 

Se ha intentando en varias ocasiones, admite, pero «la presión social, el hecho de que en una ciudad pequeña nadie quiere significarse...» acaban frenando cualquier iniciativa, de modo que «parte de los rehabilitados de Soria se acaban yendo a Logroño, Burgos, Zaragoza,Madrid...» en busca de ese apoyo entre iguales. Esos continuos desplazamientos suponen un evidente trastorno para los afectados y sus entornos pero, asume, «esas asociaciones ayudan mucho, sobre todo para el mantenimiento». Precisamente por ello, anima a trabajar por sacar adelante una asociación de autoayuda en Soria y garantiza que «desde Salud Mental se apoyará». Máxime, admite, cuando el servicio se está viendo ya «colapsado».

regulación. En cuanto a la normativa que regula el juego y cómo se podría actualizar para reducir este problema de salud pública, Martínez considera que «la ludopatía no se ha tenido en cuenta como adicción, lo que ha hecho que la publicidad se haya disparado en los últimos años, con una presión brutal y un bombardeo constante que ha contribuido a que aumenten los casos significativamente». El hecho de que ahora se hayan puesto algunos topes legales es un «avance» pero, avisa, insuficiente. «En el alcohol se retiró toda la publicidad y, en esto, es una locura. Tendría que haber un control más estricto y medidas disuasorias», propone. 

Entre los recursos que existen en Soria, cabe apuntar, existe también el Centro de Atención específico de Drogodependientes (CAD) que gestiona Cruz Roja, si bien el mismo se dedica exclusivamente a adiciones con sustancias, por lo que tratan la ludopatía solo cuando «la persona tiene un trastorno adictivo a una sustancia y, además, hay trastorno de ludopatía».