Soria recuerda el legado de José Jiménez Lozano

César Combarros (Ical)
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El Centro Internacional Antonio Machado, en colaboración con el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, organiza las jornadas, que se celebrarán desde este lunes hasta el miércoles

Soria recuerda el legado de José Jiménez Lozano

“El legado de José Jiménez Lozano es muy grande. Nos ha dejado toda su obra, que desde sus primeros ensayos y novelas es única en el contexto español, pero también su talante y su mirada al mundo”, apunta el profesor de la Universidad de Navarra Antonio Martínez Illán. Para Guadalupe Arbona, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, el abulense es sin duda “uno de los escritores más importantes de la literatura española del siglo XX y principios del XXI”, en cuya trayectoria siempre estuvieron “en constante interlocución” y conjugándose “dos miradas: la de un niño y la de un sabio”.

Arbona y Martínez Illán son los directores del congreso internacional ‘José Jiménez Lozano o la libertad de la escritura’, un encuentro en tres jornadas organizado por el Centro Internacional Antonio Machado, que dirige José Ángel González Sainz, en colaboración con el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, que se celebrará la próxima semana en el Aula Magna Tirso de Molina, en Soria, del lunes 19 al miércoles 21 de julio.

Según explica Martínez Illán en declaraciones a Ical, el congreso comenzó a gestarse hace casi dos años y medio, en una reunión que mantuvieron junto a González Sainz con el Premio Cervantes en su domicilio en Alcazarén el 6 de febrero de 2019. “El objetivo era reunir a profesores y lectores de España y del extranjero que investigan su obra, y a la vez un reconocimiento a Jiménez Lozano, que en mayo de 2020 hubiera cumplido 90 años. Él accedió con la condición de que lo planteáramos como una sencilla reunión de amigos”, apunta.

“Jiménez Lozano no quería que lo llamáramos congreso ni ciclo de conferencias, sino una charla entre amigos que le han leído y a quienes les interesa lo que él leía. Esa respuesta revelaba la actitud con la que recibía este tipo de cosas. A él le interesaba que se leyesen sus obras, había recibido como un don la posibilidad de escribir y recoger historias, pero a su vez tenía la enorme sencillez de corazón como para reconocer: cualquier cosa que se diga sobre mi obra es un regalo que se me hace”, abunda Arbona.

La muerte del autor de ‘Guía espiritual de Castilla’ en marzo de 2020, escasos días antes de que se declarara la pandemia, impidió la celebración del congreso, que ahora finalmente verá la luz para recordar su enorme legado y propiciar la reflexión en torno a él. “Su obra es tan amplia que sería un poco pretencioso decir que vamos a realizar un análisis exhaustivo. Yo creo que vendrán muchos otros congresos después, y otras ocasiones de abordar la profundidad de su obra”, señala Arbona, que apunta que el congreso cumplirá la voluntad del escritor de reunir a “amigos y buenos conocedores de su obra”, además de ofrecer con rigor a los asistentes “la seriedad de una lectura reflexiva que permita extraer reflexiones y apreciar el amplio horizonte que tiene su escritura”.

Tres grandes áreas

El congreso está estructurado en tres grandes bloques, que se corresponden con cada una de las tres jornadas en que tendrá lugar. Así, el lunes 19 de julio las ponencias y comunicaciones seguirán el lema ‘Cultura y memoria’, con aportaciones como las de Reyes Mate, impulsor del Instituto de Filosofía del CSIC, que indagará en lo que significa su obra ensayística y su pensamiento (“Jiménez Lozano tiene reflexiones sobre el siglo XX de una importancia capital, que son proféticas respecto a lo que está sucediendo en el siglo XXI”, señala Arbona); Andrés Trapiello, que compartía con Jiménez Lozano su trabajo como diarista, ambos desde perspectivas “muy diferentes”; el doctor por la Temple University de Philadelphia Stuart Park, que trazará un recorrido por la importancia del relato bíblico en Jiménez Lozano; o Raúl Asencio, de la Universidad Complutense de Madrid, que estudiará los ecos de la literatura japonesa en la poesía del abulense.

El martes 20 de julio se profundizará en torno a ‘El narrador y su mundo’, con aportaciones como las de William Sherzer, de la City University of New York, que abordará los últimos cuentos de Jiménez Lozano, o la profesora de la Universidad Estatal de San Petersburgo Anna Formicheva, que afrontará la poética de las novelas del Premio Cervantes como un modo de pensar en la historia de la humanidad. Ese día varias conferencias y comunicaciones profundizarán en el trabajo periodístico del autor de ‘El mudejarillo’, de la mano de periodistas como Alfonso Armada, Victoria Martín Niño, Roberto Jiménez o Carlos Aganzo. Y la última jornada, el miércoles 21, llevará por título ‘Sentires y cavilaciones’, con reflexiones de investigadores como Álvaro de la Rica, Enrique Andrés Ruiz, Francisco Javier Higuero o Sandra Russo, entre otros.

Más vigente que nunca

Cuestionados los organizadores del congreso sobre la vigencia del pensamiento de Jiménez Lozano en un momento de crisis mundial como el actual, Martínez Illán defiende que la obra y la vida del escritor abulense “es una advertencia continúa a no dejarnos engañar por las apariencias”. “Toda crisis desnuda la realidad y nos permite ver lo que realmente hay. La obra de José Jiménez Lozano nos enseña a mirar la realidad en su desnudez, pero también aquello de la vida que merece la pena. Dos cosas pueden ayudarnos a pensar el momento que estamos viviendo: primero, guardar la memoria de los que han sufrido como una forma de justicia, y segundo, intentar atrevernos a mirar la vida y lo que nos rodea en su verdad, no bajo las apariencias y el engaño que muchas veces se nos quiere presentar”, apunta.

Por su parte, Arbona subraya que Jiménez Lozano “se da cuenta claramente de que estamos ante un mundo que se acaba”, y por ello establece una comparación entre el momento actual y la caída del imperio romano, cuando llegan los bárbaros y aniquilan una cultura en decadencia. “Él tiene un poco esa misma sensación respecto a nuestra cultura, que está en una época de profunda crisis. Eso a veces le lleva a la melancolía pero también a la esperanza. Por un lado lanza una crítica feroz, desde una consciencia lúcida y agudísima sobre la caída de una civilización que estamos presenciando, y por otro lado defiende la irreductibilidad del valor de la persona, desde la que siempre se puede volver a comenzar”, concluye.