Preocupación por el control de diabéticos en la pandemia

Ana I. Pérez
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El endocrinólogo Higinio Ortega advierte de que se pueden dar «complicaciones» en patologías derivadas de la diabetes, como el tratamiento de las retinopatías por el «retraso» en Oftalmología

Preocupación por el control de diabéticos en la pandemia - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

No hace tanto, a finales del año pasado y al inicio de este 2020, la diabesidad (diabetes y obesidad) se consideraba en el ámbito científico como la epidemia del siglo XXI. La COVID-19 también se ha llevado por delante esta consideración, aunque no por ello hay que dejar de lado lo importante que es el control de los pacientes diabéticos, así como incidir en sus detección precoz. Sin embargo, la vorágine de la primera ola de la pandemia del coronavirus en la que se sumió el sistema sanitario, dedicado casi en exclusiva al SARS-CoV-2, ha derivado en consecuencias para la salud de estos pacientes, en particular de aquellos con diabetes tipo 2, que son la mayoría. «En un 90% el control ha empeorado, principalmente, por el sedentarismo del confinamiento, por la ansiedad y por el incremento de peso. Ganar dos kilos en un paciente diabético supone un empeoramiento, una necesidad de actualizar y mejorar su tratamiento, lo que no se ha podido hacer, y cuando se les ha visto estaban peor», resume el endocrinólogo del hospital Santa Bárbara de Soria, Higinio Ortega. 

El especialista admite que el retraso acumulado en las consultas durante la primera ola de la pandemia del coronavirus también se han notado en el «debut» de la diabetes y se han encontrado con pacientes con una glucemia «alta» en la analítica o no se han visto síntomas típicos como el incremento del consumo de agua u orinar con más frecuencia. «Sí han acudido pacientes con descompensación glucémica e, incluso, con cetoacidosis. Han aumentado los procesos agudos en el debut de los casos», asume.

tipo 1. Por el contrario, en los diabéticos tipo 1 las medidas adoptadas en la primera ola, como el confinamiento domiciliario y la modificación del ritmo de trabajo, les ha ayudado a un control más disciplinado de la enfermedad, que no siempre es posible por el estrés que implica la vida diaria. El endocrinólogo señala que se han constatado mejorías en pacientes que, generalmente, sufren las consecuencias de la turnicidad en sus puestos de trabajo, lo que no ayuda a una estabilidad horaria en tratamientos y alimentación, y estar en casa les ha permitido desarrollar unos controles «más exhaustivos». «En estos casos se ha llegado a notar una leve mejoría, sobre todo en los primeros meses. Aunque, por el contrario, en tratamientos recientemente actualizados ha faltado también un control de la consulta para realizar los ajustes necesarios», sostiene el doctor Higinio Ortega. 

En cuanto a otras «complicaciones» que se hayan constatado en los diabéticos relacionadas con el ‘parón’ asistencial de la primera ola de la pandemia, el endocrinólogo apunta a la demora en el tratamiento de patologías como las retinopatías, por la lista de espera que arrastra el Servicio de Oftalmología en el Complejo Asistencial de Soria. «Aquí sí hay un retraso importante de citas y esto implica un aplazamiento en el tratamiento. También se han podido retrasar diagnósticos de pie diabético, nefropatías y daños renales», significa el médico.

En este sentido, el endrocrinólogo pone el acento en el papel que desempeña la enfermera educadora en diabetes en el hospital Santa Bárbara. «El trabajo que hace con los pacientes es muy importante, porque al final nosotros tenemos el tiempo limitado y son ellas las que se ocupan de la educación en la administración de insulina, en nutrición, responden a las dudas sobre los medicamentos, sobre los dispositivos de medición. Este año el Día Mundial de la Diabetes [14 de noviembre] está dedicado a ellas», resalta el doctor Ortega.