La crisis se ceba especialmente con quienes ya arrastran situaciones de vulnerabilidad. Y los niños también sufren esta situación. Para intentar que tengan las mismas oportunidades, Cáritas Diocesana Osma-Soria lleva años ofreciendo un programa de refuerzo escolar en la capital. Este curso se imparten en aulas cecidas del colegio San José, en horario de tarde de lunes a jueves, y el número de usuarios se ha duplicado.

En concreto, ha pasado a unos sesenta niños y niñas, estudiantes de Primaria, Secundaria e incluso de Bachillerato, que acuden dos veces por semana a las clases de refuerzo escolar. Su coordinador es el técnico de Cáritas Rubén Ocón, quien explica que "si los chicos tienen algún tipo de preguntas o dudas que no puedan solucionar en casa, pues nosotros se las intentamos solucionar aquí y ayudarles de la mejor manera que podemos". "Les formamos para que ellos también aprendan a estudiar, sobre todo en el grupo de Secundaria, a que aprendan a hacer las cosas", añade.

Una gran labor social que se sustenta en el trabajo de una decena de voluntarias, todas mujeres y con perfiles muy variados: desde estudiantes a recién graduados, pasando por profesionales o jubiladas. Es el caso de Celia Lafuente quien, tras 35 años como autónoma al frente de un comercio de Soria, lleva tres cursos participando en este programa. "Les coges un cariño que no puedes imaginar, hay que vivirlo para saber lo que te aporta", relata.

Por su parte, Elisabel Crespo es trabajadora social y desde hace un lustro ejerce como voluntaria en el refuerzo escolar de Cáritas. "No soy maestra pero siempre me ha gustado la docencia, y de alguna manera he encontrado un sitio donde poder hacer algo que no había podido hacer", cuenta.

Uno de los objetivos del programa es evitar el abandono escolar, algo que se consigue: porque muchos de los niños que acuden a estas clases llegarán a ir a la universidad y tendrán más oportunidades en sus vidas.