La huella del chorizo Revilla en Ólvega

Ana Pilar Latorre
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Campofrío continuará produciendo pizzas y otros productos elaborados en la que considera una de sus plantas más importantes. Baraquisio Calvo Villa, quien trabajara en la fábrica de chorizos durante décadas, repasa la trayectoria de la empresa

Chorizo Revilla, adiós al producto del progreso - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

El popular Chorizo Revilla y otros embutidos dejarán de fabricarse en Ólvega tras más de 70 años, cuando el empresario local Emiliano Revilla decidió abrir una planta de producción que fue el germen del todavía hoy pujante sector industrial de la localidad. Todos recordamos el slogan de anuncios de prensa, radio y televisión que vendían este producto «de pueblo» que se vendía en toda España. 'Chorizo Revilla, un sabor que maravilla', al que seguía 'En el entremés, para merendar y para guisar'. Un producto que es convirtió en pocos años en símbolo del progreso y que marcó un antes y un después en Ólvega, donde muchos vecinos de la zona y de otras provincias trabajaron en su elaboración y cientos de familias han vivido de ello durante décadas.

La firma Campofrío, a la que pertenece la marca Revilla, apostó en 2014 por la producción de pizzas en Soria construyendo una nueva fábrica en el polígono, mientras que los embutidos se fabricarán solo en Burgos y la planta de Soria podría destinarse ahora a nuevas líneas, como productos elaborados con vegetales. En breve, avanzan, se aprobará una importante inversión. De esta manera, sostienen que Ólvega es fundamental para la compañía y clave en su estrategia de negocio, así como que gracias a las instalaciones de Soria son el segundo productor de pizzas de España y se plantean nuevas líneas de negocio.

El Día de Soria repasa esta estrecha relación de la localidad con un pruducto que es sinónimo de tradición y de autenticidad en el mercado agroalimentario, ya que cuenta con una inmejorable reputación por su excepcional sabor, fruto de una cuidada selección de la materia prima y un sofisticado proceso de elaboración. Baraquisio Calvo Villar, olvegueño que trabajó durante muchos años en la fábrica de Embutidos Revilla y es buen conocedor de su trayectoria, recuerda sus orígenes y muestra algunos de los dosieres que se elaboraron sobre la actividad de la empresa. 

Chorizo Revilla, adiós al producto del progresoChorizo Revilla, adiós al producto del progreso - Foto: AHPSoEl negocio comenzó cuando el joven olvegueño Emiliano Revilla heredó a los 16 años el negocio cárnico de su padre y junto a sus hermanos comenzó elaborando chorizos al estilo tradicional que vendían en los pueblos de alrededor, por la ribera del Ebro. Cuando volvió del servicio militar, decidió abrir una fábrica en dos casas que había comprado. Baraquisio, con una memoria envidiable a los 97 años de edad, recuerda que él comenzó a trabajar en la oficina como encargado de personal el 25 de septiembre de 1955, «era el trabajador número 25». La elaboración de embutido era tradicional, «todo movido por la mano del hombre y la mujer», y se curaba junto al Moncayo, lo que le aportaba un sabor único. 

nueva fábrica. En 1957, a la vista del crecimiento de la empresa, se trasladaron a unas nuevas instalaciones. Esta planta se construyó en cuatro fases: 1957-58, alcanzando los 120 operarios; 1958-61, se construye un nuevo edificio con cámaras frigoríficas, naves de secado, nueva maquinaria...; 1961-67, con la ampliación frontal del nuevo edificio; y 1968, los años de máxima expansión y el producto bien posicionado en el mercado nacional, llegando a los 637 empleados (más en los meses de verano). «Eran dos enormes alas de 120 metros de longitud unidas por un ala central de 50 metros. Cerca de 40.000 metros cuadrados de superficie construida», apunta quien fuera trabajador mostrando imágenes de la sala de mandos, las máquinas a motor (todo ya mecanizado), el matadero, las cámaras, la sala despiece, el picado de las carnes y el adobado, el embutido, los secaderos, el pesado y el empaquetado, la expedición, el transporte en camiones con el logotipo de la marca Revilla, las oficinas y el despacho del director y, por último, las viviendas. «En la oficina éramos 32 personas, contando con Emiliano Revilla y su hijo», sostiene, «era todo muy diferente porque había menos burocracia». En las fotografías, llama la atención el uniforme impecable de todos los empleados de la planta.

 A los años, Baraquisio pasó a ocuparse del departamento de compras (carne de vaca y de cerdo) para la elaboración del chorizo. «Al principio se compraba todo en la provincia pero a medida que aumentaba la producción había que expandirse a las provincias limítrofes. El negocio creció mucho. De la nada, en cinco años pasamos a 800 trabajadores», recuerda elogiando la labor emprendedora de Emiliano Revilla en Ólvega, su amabilidad y cercanía, su respecto y su rectitud. Recuerda con tristeza y angustia cuando el empresario, que ahora tiene 93 años, fue secuestrado por ETAen 1988. 

Chorizo Revilla, adiós al producto del progresoChorizo Revilla, adiós al producto del progreso - Foto: AHPSoempleo y vivienda. Había mucho empleo femenino y en verano los jóvenes también querían trabajar allí. «Todo el que quería trabajar tenía trabajo. Mujeres, hombres, labradores, peluqueros... dejaban sus negocios y se incorporaban a la fábrica», apunta. En la fábrica pequeña el ambiente era «muy familiar» y en la grande «también había muy buen ambiente. Allí no había discordias». Además, llegaron trabajadores de Extremadura, Castilla La Mancha,  Jaén y, cuando empezaron a cerrar las minas, zonas de Castilla y León, que formaron allí sus familias. 

Un factor importante y decisivo para el crecimiento de la empresa fue la construcción de hasta 140 viviendas para los empleados y sus familias, «barriadas enteras». En un primer momento fueron para alquiler (400 ó 200 pesetas al mes) y después se ofreció la opción a compra. Además, se construyó un amplio economato. Se trabajaba de lunes a sábado en horario de mañana y tarde y el que quería podía hacer horas extraordinarias también los fines de semana. «Como se cotizaba todo ahora se puede estar cobrando una jubilación al máximo», explica.

El chorizo se posicionaba cada vez mejor en el mercado nacional, que absorbía toda la producción, ya que solo se exportaba a Venezuela por aquel entonces. Con el tiempo, se construyó una moderna fábrica de salchichas en Soria capital, que llegó a contar con 350 trabajadores. En 1986 Emiliano Revilla vendió la empresa a la multinacional holandesa Unilever, que vendió las viviendas a los trabajadores a un precio económico. Con Campofrío ya, Baraquisio estuvo solo cinco años, hasta que se jubiló en 1991.

Chorizo Revilla, adiós al producto del progresoChorizo Revilla, adiós al producto del progreso - Foto: AHPSopromoción. El chorizo Revilla era un produto muy valorado y se producían en Ólvega distintas variedades que llegaban a los hogares de todos los puntos de España. Había culares, rectos, selectos, velas, sartas... «Los lomos y el jamón iban al chorizo, después se hicieron más clases de chorizo», recuerda apuntando también la producción de salchichas a base de paleta cocida de jamón. «Todos los chorizos se vendían en grandes cantidades», apunta Baraquisio, que abrió con su familia una explotación de ganado de cebo para abastecer a la fábrica. 

La promoción fue un factor importante para darlo a conocer, como ya hemos apuntado, con originales anuncios en todos los medios de comunicación y el pegadizo slogan que muchos hoy todavía recuerdan con cariño y nostalgia. «Para que usted saboree en su hogar los mejores chorizos de pueblo» y «sin colorantes artificiales», decía un anuncio de los años 90, que es precisamente lo que ahora también busca el consumidor. Y en la provincia se siguen elaborando de los mejores chorizos del país. También fue popular en los años 80 el anuncio de la salchicha Revilla, con la frase: 'La salchicha de chicha que sabe chachi'.

Chorizo Revilla, adiós al producto del progreso
Chorizo Revilla, adiós al producto del progreso - Foto: AHPSo
Campofrío sigue apostando por Ólvega pero con una redistribución de la producción, manteniendo la línea de pizzas e introduciendo productos más novedosos y concentrando en Burgos las líneas de embutido y loncheado.