"Para combatir la despoblación no sirve el café para todos"

Ana I. Pérez
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Conoce bien los efectos de la despoblación, se considera un activista de la «ruralidad». Pone en valor que la Unión Europea haya incluido en su reglamento de Fondos Feder que Soria, Teruel y Cuenca sean zonas prioritarias de inversión

"Para combatir la despoblación no sirve el café para todos" - Foto: Elvira Megias

A finales de octubre de 2020, la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, nombró a Francesc Xavier[Paco] Boya Alòs secretario general para el Reto Demográfico. Asegura que está «tomando el pulso» al cargo, cometido que no es tan nuevo teniendo en cuenta que este aranés lleva tiempo vinculado a lo que define «activismo en el ámbito de la ruralidad y de la demografía», por lo que admite que «algunos temas» los tiene «más sabidos». «Soy de pueblo y ejerzo, he vivido en mis propias carnes estos problemas», confiesa.

La Unión Europea ha incluido en su reglamento de Fondos Feder que Soria, Teruel y Cuenca sean zonas prioritarias de inversión y traslada esa obligación a comunidades y países. ¿Qué supone para estos territorios?

Es una noticia muy importante, va a a permitir que haya recursos alineados con los Fondos Feder que tendrán una orientación clara para paliar los problemas de la despoblación, sobre todo los que son de carácter estructural. Me parece una excelente noticia, hay que acabar de trabajar ese reglamento, ver si el enfoque tiene que ser provincial o más en la línea de lo que podrían ser las agrupaciones de municipios. Esto es lo que tenemos que hacer ahora desde la Secretaría General del Reto Demográfico, desde el propio Gobierno, por supuesto, en colaboración con las comunidades autónomas.

Menciona ese enfoque, si debe ser provincial o de carácter municipal. Se habla en general, pero hay diferencias evidentes entre territorios despoblados. ¿Debe hacerse distinción y no que sea café para todos como hasta el momento?

Sí, soy partidario, absolutamente, de que haya un trato diferenciador. De hecho, siempre hablo de las ruralidades y me refiero a los territorios de España en general, porque es verdad que los contextos son totalmente diferentes y debemos ser muy cuidadosos a la hora de hablar de los territorios. Hay que empezar a entender que existe una diversidad y en las políticas para combatir la despoblación no sirve el café para todos, tienen que ser a medida de cada territorio.

Por eso, en el reglamento tiene más sentido que nos ajustemos a las agrupaciones de municipios, de tal manera que, cuanto más podamos ceñir al foco a la realidad territorial, más eficaces van a ser las políticas. En este sentido, ahora es pronto porque se acaba de conocer la noticia, pero la idea de la Secretaría General del Reto Demográfico es trabajar con un mapa base en el que vamos a identificar las diferentes ruralidades y se verán también las intensidades de las diferentes políticas para combatir el problema.

¿Cree que es reversible una coyuntura demográfica como la que padece la provincia de Soria?

Lo de la reversibilidad... es difícil hablar en términos generales. Creo que hay que ser muy conscientes de la enorme dificultad a la que nos enfrentamos. Creo es reversible la funcionalidad territorial, la clave para devolver la lógica demográfica en los territorios. Es difícil decir que en tal municipio o en tal otro conseguiremos darle la vuelta a la demografía, pero para conseguir esto lo importante es devolverles la funcionalidad. Esto podemos hacerlo, si alineamos todas las políticas y somos capaces de trabajar juntas las diferentes administraciones que intervienen en el territorio, si aprovechamos bien las oportunidades de cada acción.

¿Deberían quedar al margen los signos políticos cuando se aborda una cuestión que afecta al 70% del territorio de este país?

Absolutamente, creo que hay elementos que en un país tienen que ser transversales y transcender al debate partidario. Sin pretender hacer comparaciones, pero el pacto de las pensiones, violencia de género...  o el pacto por la demografía tiene que trascender ese debate partidario y conseguir políticas que tengan continuidad. Lo comparo con una lluvia fina que vaya cayendo por el territorio, más allá de quién gobierne o más allá de quien dirija, estas políticas pueden tener matices, pero necesitan ser prorrogadas en el tiempo y respetar algunas cuestiones básicas para conseguir cambios en la situación de nuestra demografía.

Viendo lo difícil que es alcanzar, por ejemplo, el consenso en la educación, ¿confía en que sea posible un acercamiento de las posiciones políticas en torno a la despoblación?

Nosotros lo estamos intentando. En este momento, los mecanismos se han articulado para establecer elementos de cogobernanza con las comunidades autónomas y también en el ámbito local. Existe una estrategia que hemos consensuado, en buena medida, con el conjunto de las comunidades y estamos trabajando en una agenda común que tiene que definir las políticas, por una parte, en sentido vertical, las de las autonomías y, por otra parte, en un sentido más transversal, las políticas de los diferentes ministerios para que todas ellas sumen y estén coordinadas. Sobre estos elementos fundamentales establecemos el sentido de cogobernanza y nos parece fundamental que esta voluntad de coordinación esté vigente en el espíritu y en el trabajo del día a día de las políticas de reto demográfico.

¿Quizás hay un exceso de diagnóstico y un defecto de práctica?

Totalmente de acuerdo, pero hasta hace poco más de un año tampoco teníamos un documento gubernativo que hiciera frente a este gran reto de país. Por primera vez, tenemos una Secretaría General de Reto Demográfico que ha sustituido al Comisionado que abordó esas bases para la Estrategia del Reto Demográfico y ahora es la Secretaría General a la que le corresponde instar a toda la Administración General del Estado, de una forma transversal, a políticas para paliar la despoblación. Estamos en una nueva etapa y es hora de pasar de los diagnósticos a la acción.

¿Cómo deben orientarse esas políticas demográficas a corto plazo?

Hay un abanico que hay que hacer, estamos empezando. No se trata de tocar los territorios con una varita mágica, pero están esos dos pilares, garantizar la cogobernanza, porque muchas de las políticas que afectan a Reto Demográfico las tienen que desarrollar las comunidades, y aquello que tiene que ver con la conectividad de los territorios, con la digital y de movilidad. Debemos trabajar en todos los ámbitos a la vez. 

Podemos dotar a los territorios de infraestructuras básicas para equipararlos a los urbanos, pero solo con eso tampoco es suficiente, debemos trabajar a la vez en una dinámica que les permita estructurarse, que cuando los territorios tengan herramientas suficientes para desarrollar sus propios proyectos sean capaz de aprovecharlos. Es decir, que tengan la capacidad de retener el talento de los jóvenes que pueden emprender y que ellos tengan todo lo que necesitan para poder desarrollar un proyecto vital. Estamos hablando de un puzzle que hay que ir construyendo pieza a pieza, pero necesitamos que todas las piezas ajusten en su sitio, porque si nos falla una, es probable que quede incompleto.

Urge, según ha declarado en distintas intervenciones, esa Ley de Cohesión Territorial.

Sí, trabajamos, desde el punto de vista de la agenda legislativa, en dos leyes que queremos que salgan adelante en esta legislatura. Hay una primera ley, que debe dar respuesta a los problemas de los pequeños municipios de menos de 5.000 habitantes, que necesitan tener un marco legal que permita agilizar su gestión, que empodere a los alcaldes para que tengan mayor capacidad a la hora de impulsar proyectos para luchar contra la despoblación y que, al mismo tiempo, garantice una prestación de servicios que los municipios, muchas veces por sus condiciones, son incapaces de atender por la limitación presupuestaria y por su dimensión. Ya tenemos un borrador con el Ministerio de Política Territorial, lo anunció en su momento la propia ministra en el Senado, y estamos avanzando en la concreción del texto que debe ir a las Cortes. Y, por otra parte, España es el único país de nuestro entorno que no tiene una Ley de Cohesión Territorial que garantice la funcionalidad de los territorios, que deben tener unos contextos favorables y unas políticas, que las exige la Constitución y no las hemos implementado. En este sentido, somos partidarios de trabajar en esta Ley de Cohesión Territorial que garantice también esos elementos clave para que los territorios sean espacios armónicos en los que las ciudades medias y el mundo rural configuren unos espacios dinámicos, en los que se pueda sostener la actividad económica y, al mismo tiempo, la prestación de servicios.

¿Cómo se puede aplicar en una provincia como Soria Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural?

Es una ley que está en el dique seco, es de 2007, no tuvo recorrido, no porque no fuera una buena ley, que lo era, sino porque las circunstancias políticas la dejaron en esa situación. Ahora es una ley que, perfectamente, podría avanzarse a esas funciones a las que me refería antes y se puede adaptar para esta Ley de Cohesión Territorial de la que no disponemos. Hay que revisar el texto, ver qué encaja y qué ha  quedado superado con el tiempo. Efectivamente, es una base.

La deuda con la provincia de Soria en infraestructuras viarias es histórica. Estos proyectos están inacabados y nos enfrentamos a la brecha digital. ¿Estamos a tiempo de aprovechar las oportunidades?

Procedo de un territorio que tenemos muchísimos problemas de conectividades. Hay mucho por hacer. Es verdad que el Gobierno está haciendo un esfuerzo importante con la A-15 y con la Autovía del Duero, en algunos tramos se ha avanzado y se han puesto en servicio. Va a haber un esfuerzo importantísimo en todo lo que tiene que ver con el 5G y con la alfabetización digital. Creo que, en este sentido, el mecanismo de recuperación nos va a permitir dar un salto cualitativo muy importante en estos próximos dos o tres años, debemos aprovecharlo. Esas infraestructuras vamos a tenerlas, van a completarse, necesitamos proyectos territoriales que sean capaces de generar dinámicas económicas y, por tanto, garantizar la supervivencia de los territorios por los que los jóvenes y las empresas apuesten y por que el nivel de actividad económica que permita un proyecto vital en estos territorios despoblados. Ahora creo que es el momento de tener esa actitud emprendedora, de comunidad que quiere ganar un futuro y aprovechar todas las herramientas que tendremos a nuestra disposición en los próximos años.

Parece que en la deslocalización institucional puede encontrarse una de las soluciones. Para Soria se proyecta el Centro de Proceso de Datos de la Seguridad Social. ¿Qué avances hay sobre esta iniciativa?

Es un compromiso del Gobierno, efectivamente, va a tener un impacto muy importante desde el punto de visto no solo de los puestos de trabajo directos, sino de las empresas que pueden asociarse a este centro. Es un equipamiento que va a generar una dinámica económica muy importante y esto forma parte de una política que el Gobierno tiene muy asumida que tiene que ver con los traslados de determinadas infraestructuras a las ciudades medias o a provincias en riesgo de despoblación. Es una muy buena decisión, se comprometió el propio presidente y el Gobierno lo va a llevar a cabo, sin duda.

Territorios como Castilla y León y, en concreto, Soria destaca por sus buenos resultados en educación. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes se ven obligados a emigrar. ¿Qué se puede hacer desde las instituciones para evitar este éxodo?

Hay que hacer varias cosas. Primero, hay que incentivar la universidad, tiene que imbricarse mucho más en los territorios, y antes hablaba de esa necesidad de generar esos ecosistemas en los que seamos capaces de implicar a los jóvenes, que con las nuevas tecnologías puedan crear empresas y proyectos en espacios con todas las herramientas que se necesitan para dar los primeros pasos. En esto estamos trabajando en Reto Demográfico, creando lo que llamamos centros de innovación rural, que no dejan de ser espacios en los que podamos, por una parte, conciliar el emprendimiento de los jóvenes y la oferta de grandes empresas y, por otra parte, una colaboración público-privada que permita desarrollarlos. Estamos todavía en una fase piloto. Hemos desarrollado uno de estos centros con bastante éxito, estamos trabajando en los dos siguientes y la idea es que se pueda generalizar. En este momento, hay cierta efervescencia de proyectos de este tipo y todos son válidos, por tanto, lo que debemos hacer es dotar de estos ecosistemas que permitan el emprendimiento y den la opción a los jóvenes de quedarse en el mundo rural y no necesariamente que tengan que irse a las ciudades, donde también hay muchos problemas, porque en la ciudad no todo es fácil, como la vivienda, la movilidad o la carestía en general de la vida. Hay que aprovechar las oportunidades de las ciudades medias y del mundo rural para que los jóvenes lo valoren y tengan todas las herramientas para poderse quedar.

¿Dónde está ese primer centro?

En el Pirineo, lo estamos desarrollando con las diputaciones de Huesca y Lleida. Está teniendo buenos resultados. Lo que pretende es generar ese ecosistema en el ámbito rural que no es tan evidente como en las ciudades y lo que hace es actuar como actividad económica, de los emprendedores, de facilitación de todas las palancas para crear empresas y, al mismo tiempo, también desde el punto de vista de la prestación de servicios, es  la solución a algunos cuellos de botella que tienen que ver con la movilidad, el acceso a la vivienda, con la salud... Es la generación de espacios de inteligencia territorial sobre los que construir nuevas actitudes y perfiles profesionales para desencallar el territorio y generar oportunidades.

¿Cada territorio despoblado contará con uno de estos centros?

Sí, esta es la idea. Hay un premisa que es fundamental, en la medida en que estos centros no son mágicos. Tienen que ser los propios territorios los que se impliquen, los que creen sus dinámicas y desde las administraciones  alinearemos las herramientas que se necesitan en cada situación. La intención es ir lo más rápido posible para ayudar a generar espacios de inteligencia territorial.

El teletrabajo ha llegado para quedarse, ¿cree que debe aprovecharse esta circunstancia para ajustar el desequilibrio demográfico del país?

Absolutamente. Hay dos claves fundamentales que nos van a ayudar, por una parte, está el teletrabajo, porque la tecnología nos permite en este momento generar espacios de trabajo que no necesariamente tienen que estar en las ciudades y esto ya es una obviedad, lo hemos visto con la COVID-19, y hay una segunda cuestión y es que hay una necesidad de la sociedad de reconectar con los espacios naturales. Hay una sensibilidad en la sociedad que hace que haya personas y familias que se están replanteando su vida en la ciudad por otra forma de vida más tranquila, más saludable, vinculada a la naturaleza. Podemos construir un retorno a lo rural que puede ayudar a una recuperación poblacional de muchos lugares.

Hablo con muchos alcaldes y ese fenómeno se está produciendo, se está notando en los censos de determinados municipios y es importante que existan las condiciones para que esto continúe en aumento.

La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de sectores como el primario y la debilidad de otros, como el turístico. ¿Cree que debe cambiar el enfoque económico?

Habrá un cambio de paradigma de la propia sociedad que va a demandar cada vez más una calidad en los alimentos, un valor a la salud y a determinados hábitos. La COVID ha puesto en evidencia nuestra propia fragilidad como especie, como ser humano. Creo que siempre tras una gran crisis sanitaria se producen estos cambios profundos en la manera de pensar de la sociedad. En este sentido, el mundo va a sufrir cambios y paradigmas, como el de un turismo consumista de sol y playa, con un modelo que ya intuíamos que era obsoleto, van a cambiar. Siempre hablo del modelo francés: Francia es el país del mundo que más turistas recibe y no tiene sol y playa. Nuestras costas son fantásticas, pero tenemos un interior muy variado y rico, con un patrimonio enorme que hay que poner en valor y seguro que va a tener un gran recorrido.

Luego en el sector primario hay una apuesta por la ganadería extensiva, por una agricultura más respetuosa con el medio ambiente y no podemos olvidarnos, especialmente en Soria, de la trascendencia que debe tener el sector forestal. Soria es un ejemplo y ahí tenemos unos nichos muy potentes para trabajar en un futuro.

¿Estudia el Gobierno algún proyecto nuevo vinculado al sector forestal en la provincia de Soria?

Desde Reto Demográfico hemos invitado a todas las asociaciones, municipios y diputaciones a pensar y a trabajar con nosotros de manera conjunta para ver cuáles son esos proyectos tractores, que nos ayuden a combatir la despoblación y a resolver la funcionalidad territorial. He tenido contacto directo con asociaciones en Soria, seguro que algunos proyectos van a surgir de estas conversaciones y espero que muy vinculados a la bioeconomía forestal. Desde el punto de vista de la bioenergía, del aprovechamiento de nuevas potencialidades, se están descubriendo cuestiones muy innovadoras relacionadas con el uso de la madera para generar textiles. Hay un potencial enorme.

Desde la Junta de Castilla y León y desde la Diputación de Soria se ha pedido la participación directa del Gobierno en el Plan Soria. ¿Cabe la posibilidad?

Conozco el Plan Soria, ahora es un buen momento para abordarlo porque estamos construyendo esa agenda común, vamos a estar muy atentos a todas las propuestas que nos haga la Comunidad y entiendo que, si encaja, vamos a ver de qué manera podemos complementar. 

Espero que la pandemia dentro de poco sea un recuerdo y nos permita desplazarnos por los territorios. Tengo mucho interés en visitar Soria. Quiero tener un contacto personal con las asociaciones y con los emprendedores para diseñar las soluciones que puedan dar mejor resultado a los problemas del territorio.