Escribía Antonio Machado el 14 de abril de 1937: «Era un hermoso día de sol. Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros llegaba, al fin, la segunda y gloriosa República española. ¿Venía del brazo de la primavera?...». Son las primeras líneas de un manuscrito que lleva por título Recuerdo. Habían pasado nueve meses del golpe de Estado franquista para derrocar la República promaclada seis años antes. Una decena de cuartillas en las que Machado, el sevillano más soriano de la historia, plasma en una prosa rebosante de verso y sentimiento sus remembrazas de aquellos tiempos que vivió con esperanza y su desasosiego por la Guerra Civil. En Valencia escribió estas líneas. No pasaron ni dos años cuando el poeta falleció en el exilio, en Colliure, al Sur de Francia. Este manuscrito y otros cuatro más (38 si se contabilizan las páginas por separado), así como 31 libros, primeras ediciones algunos, han pasado con el nuevo año a ser de dominio público y están disponibles en la Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional de España. Esto significa que se puede acceder a estas obras de forma libre y gratuita. Dos términos que, sin duda, serían del agrado del autor de Campos de Castilla, que es un poco más universal, si cabe, desde el 1 de enero de 2020.
En la retina de los incondicionales de la obra machadiana está la firma del poeta. Décadas de exposiciones, conmemoraciones, aniversarios han convertido en imborrable su rúbrica. En estos días de bronca política, en los que no son pocos los que aprovechan la oportunidad de adornar sus discursos con versos del poeta exiliado, es un recomendable antídoto repasar con calma estos manuscritos digitalizados por la Biblioteca Nacional. No solo leer las palabras, también descifrar sus trazos, para comprender un poco más lo que quiso contar Antonio Machado en sus coplas, sonetos y cartas. Y su poesía, sus versos más conocidos y reconocibles pero en ediciones que serían objeto de deseo de un coleccionista. Como estas Poesías Completas de 1928, en cuya cubierta, que revela su textura con solo mirarla, nos tomamos la licencia de ‘sobrescribir’.
Podemos perdernos horas en escudriñar en la pantalla estas obras. Pero hay mucho más. Escribiendo Antonio Machado (sin filtros) en el buscador de la Biblioteca Digital Hispánica se obtienen 85 resultados, entre los que se hallan revistas y periódicos, como Hora de España o El Mono Azul (Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura), en las que el poeta sevillano compartió sus ideas.
libre disposición. No solo la obra de Antonio Machado pasó el 1 de enero a dominio público. En total son 181 autores, fallecidos todos en 1939. El maestro Rufino Carpena (Yecla, Murcia, 1860); el militar e historiador americanista Ángel de Altolaguirre y Duvale (1857, Sevilla); el abogado, novelista, dramaturgo y político Eduardo Barriobero y Herrán (1875, Torrecilla en Cameros, La Rioja); el poeta surrealista Agustín Espinosa (1897, Puerto de la Cruz, Tenerife); el poeta Fernán-Coronas (1884, Cadavedo, Asturias); el historiador Lesmes Frías (1870); el pintor Juan José Gárate y Clavero (1870, Albalate del Arzobispo, Teruel); las obras del pintor José Izquierdo Durán (1890); el artista Raimundo Lanas (1908, Murillo el Fruto, Navarra); el teólogo y escritor Elpidio de Mier (1865, Sopeña, Cantabria); el periodista y traductor Tomás Orts Ramos (1866, Valencia)... Todas las obras digitalizadas por la Biblioteca Nacional pueden ser editadas, reproducidas y difundidas públicamente, en virtud de la Ley de Propiedad Intelectual.