La calidad tiene premio

P. Velasco
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La IGP Lechazo de Castilla y León espera salvar la Navidad, porque «el consumidor ha aprendido a valorar lo bueno», y paliar así el descenso de ventas por el cierre de la hostelería

Explotación ganadera de ovino en la provincia de Burgos. - Foto: Alberto Rodrigo

El lechazo seguirá siendo el producto estrella de muchas mesas esta Navidad. Con pandemia o sin ella, los consumidores optan por esta carne para celebrar las fiestas y los ganaderos de la Comunidad son optimistas respecto a las ventas de este año pese al «gran bache» que atravesaron durante el confinamiento por el cierre de la hostelería y el perjuicio que les ocasiona la entrada masiva durante estas fechas de corderos de terceros países, que están provocando una caída de los precios.

Pese a esta situación y la paralización del canal Horeca en las últimas semanas por el cierre de la hostelería en la Comunidad, el presidente de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Lechazo de Castilla y León, el palentino José Luis Fraile, se muestra «muy optimista» de cara a la campaña navideña: «Al que le gusta el buen lechazo no duda en adquirir uno con las vitolas del Consejo Regulador».

Reconoce que la peor época para los más de 800 ganaderos de Castilla y León que producen el lechazo de alguna de las tres razas autóctonas (la Castellana, la Churra o la Ojalada) con un determinado peso y alimentado solamente con leche materna, fue durante la Semana Santa, cuando con el confinamiento se paralizó la hostelería y como consecuencia muchas celebraciones, por lo que muchos animales tuvieron que congelarse en busca de una salida en otro momento. «Ahora, la cantidad que producimos no repercute en la demanda nacional, por lo que los nuestros no creo que tengan dificultades», añade.

Desde la IGPLechazo de Castilla y León vaticinaron un descenso de entre el cinco y el siete por ciento en el número de animales certificados, como consecuencia principalmente del cierre de la hostelería. «La producción de la IGP no pretende inundar el mercado, sino satisfacer la demanda de un producto como éste» y aunque sea «poco» sí que se prevé «una disminución». A lo largo de todo el año pasado se sacrificaron 292.000 lechazos, de los que 221.000 fueron calificados, unas cifras parecidas a las que se esperan este año aunque «un poco menos», apostilla en declaraciones a Ical la directora técnica de la IGP, Beatriz Sánchez. . 

Para el presidente de la IGP Lechazo de Castilla y León, la situación «ha cambiado bastante». Según su experiencia, el último cierre de la hostelería en noviembre y diciembre no ha afectado tanto porque no es época de celebraciones navideñas y aunque ahora hay mucha oferta de lechazos en el mercado, la demanda también es elevada. A esto se suma que la campaña de venta ‘online’ puesta en marcha durante el confinamiento «funcionó muy bien» y ha subido la demanda de lechazos desde otras comunidades.

Una opinión compartida por Sánchez: «La calidad es la que sobrevive en épocas de crisis». Cree que la ciudadanía ya conoce la vitola de la IGP y es conocedora de los controles que hay que superar y la calidad que exige en su producto, además de que «la gente cada vez se fija más en el etiquetado».

Respecto a los precios ve el mercado más mantenido, «aunque este año vamos un poco al revés, no han subido como ocurre en otras ocasiones», dice Fraile. Sin embargo, desde las organizaciones agrarias alertan sobre la entrada de corderos de terceros países a los mataderos de Castilla y León y de los cuales no se identifica su origen. Esta situación repercute en que los precios hayan caído hasta un 13 por ciento.

Identificación adecuada

Precisamente las opas han advertido en los últimos días sobre la entrada a los mataderos de la Comunidad de corderos de terceros países y reclaman una identificación adecuada de los animales. En concreto, desde UCCL se alertaba de la importación masiva de lechazos de «peor calidad y un 22 por ciento más baratos» que «hacen peligrar la rentabilidad de las explotaciones ganaderas de ovino».

Las mismas fuentes señalaron que ante esta realidad, UCCL exige «la obligatoriedad del etiquetado del origen de la carne de ovino, tanto envasado cómo la carne vendida a canal, y que la administración competente lleve a cabo los controles oportunos para verificar el cumplimiento de la trazabilidad en los lineales de los supermercados y en las carnicerías».

También desde UPA Castilla y León informaron de la entrada masiva de corderos de otros países a los mataderos de la región. «Siendo legal esta práctica, reclamamos a la Administración regional el cumplimiento de todas las normas relacionadas con la trazabilidad del producto», apuntaron. 

A este respecto, Fraile aseguró que «al final el mercado es libre». Además, hizo un llamamiento a que el consumidor valore un producto como el lechazo con IGP, «ya que quedan pocos ganaderos, que además hacen una labor fundamental para la sostenibilidad del medio ambiente».