"Me estoy dando cuenta de las dificultades de la gestión"

N.Z.
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Trabaja por hacer Soria «atractiva» para los profesionales pero, admite, no es fácil. Ofreció trece contratos de tres años en el Plan de Estabilización y solo se ocuparon dos. Y de los 15 MIR de la convocatoria de este año, dos «ni siquiera han tomad

"Me estoy dando cuenta de las dificultades de la gestión"

La Atención Primaria ha sido muro de contención desde el inicio de esta pandemia pero esta quinta ola ha tensado aún más la cuerda. Con los contagios disparados, en plena campaña de vacunación, con decenas de pacientes desplazados y con el incremento de actividad propio del verano, los centros de salud y consultorios están ya al límite, una situación que corrobora la directora médica, Ana Tabernero.

¿Cómo está la Atención Primaria en Soria en estos momentos?

Está tensionada y muy saturada. Es cierto que hemos sido muro de contención en todas las olas, porque afortunadamente el porcentaje más alto de contagios no llegaba al hospital; y en esta ola lo estamos siendo especialmente. Y a esto se suma que hay profesionales de vacaciones -que era ya una necesidad, no ningún lujo-. 

Hay que tener en cuenta que un solo caso, aunque sea de un niño, de una joven estudiante, de quien sea, genera de media entre 25 y 30 actuaciones por parte de Atención Primaria. Desde que se hace el diagnóstico empieza en cascada el rastreo, las llamadas a los contactos estrechos, las bajas por exposición de los contactos, el seguimiento, las visitas de los pediatras en el caso de los niños... Para hacernos una idea de la presión que hay, hace unos días llegamos a cien casos, lo que supone unas 2.500 actuaciones por parte de Primaria por los contagios de un solo día. 

Si dedicamos gran parte de nuestro tiempo a la patología COVID, supone que desplazamos a lo no COVID o tenemos que convivir con lo no COVID. Por eso es importante hacer una llamada a la responsabilidad social, porque que no haya tensión en el hospital o que no esté generando fallecimientos esta ola no quiere decir que esto no tenga importantes consecuencias.

¿Hay riesgo de colapso?

Espero que no porque siempre hemos podido, incluso en los momentos más duros de la primera ola. Ha sido, eso sí, a costa de un sobresfuerzo de los sanitarios. El asunto es que a los médicos, a la enfermería, a los sanitarios, también nos pasan cosas. Y yo puedo tener todo organizado para tener previsto vacaciones, bajas, libranzas, guardias... pero tengo ya profesionales sanitarios que han dado positivo (porque pueden pertenecer a ese grupo que no se ha inmunizado con las vacunas), y tengo ya profesionales sanitarios cuarentenados. 

Yo nunca he negado la necesidad y la falta de profesionales que hay, y mi trabajo es fundamentalmente conseguir que a corto-medio plazo los sanitarios quieran venir y quedarse en Soria a través de la formación, la investigación... pero eso no son resultados inmediatos. 

Y, luego, hay que tener en cuenta los imprevistos porque, por ejemplo, de los últimos atropellos que ha habido, dos han sido a médicos. Yo puedo prever vacaciones, jubilaciones, pero ¿quién prevé que un médico caiga malo por COVID? ¿o que sufra un accidente? ¿o liberaciones sindicales? Hay cosas que no puedo controlar. 

¿Y no hay opción de reforzar más las plantillas?

Todo lo que llega lo estamos contratando, todo. Y tenemos la bolsa de médicos y de Enfermería a cero. 

Se han hecho bastantes contratos pero, por ejemplo, solicité trece médicos de familia, ofertamos trece contratos de tres años en el Plan de Estabilización, y solo respondieron dos. Me sorprende mucho lo que siempre se dice de que los médicos se van a otras comunidades porque en las reuniones que tenemos todas las direcciones médicas decimos lo mismo, y nadie sabemos dónde están esos profesionales. No sabemos si hay una comunidad fantasma que se está llevando todos los profesionales de Medicina de Familia [risas]. 

¿Ha sido necesario anular vacaciones del personal para no dejar centros desatendidos?

No. En mayo ya hicimos con los centros una planificación muy rigurosa de solicitud de vacaciones, de modo que se garantizaba siempre un porcentaje de plantilla. No obstante, insisto, luego están los imprevistos. 

CC. OO. denunciaba hace unos días la «situación insostenible» en Soria Norte. De 14 médicos de familia que hay, decían, el jueves pasado solo se encontraban trabajando cinco y un pediatra. Yel lunes, siete. ¿Es así? 

La plantilla de Soria Norte está formada por doce médicos y dos pediatras. De esos doce, dos están con bajas de larga duración, pero esas bajas están cubiertas. Es decir, las doce plazas de médicos de familia están cubiertas y las de los dos pediatras. Lo que ocurrió el jueves pasado sí que pudo deberse a un error en la planificación puesto que, de las guardias que se hacen en La Milagrosa, que son tres médicos, ese día tuvieron guardia tres médicos que pertenecen a Soria Norte, y las guardias originan una libranza después, lo que provocó esta situación puntual en un día puntual. Luego, este lunes es cierto que también ocurrió porque una de las profesionales que cubre una de las bajas enfermó. Pero no es cierto que haya de forma continuada una situación como la que denuncia CC. OO.  La plantilla de Soria Norte está cubierta al completo, tanto por los profesionales titulares como por dos sustitutos que están haciendo las bajas. 

Acaban de incorporarse los nuevos MIR (Médico Interno Residente). ¿Cuántos médicos de familia se han sumado en esta convocatoria?

Teníamos quince plazas de Medicina Familiar y Comunitaria y eligieron las quince, pero dos de ellos ni siquiera han llegado a tomar posesión, con lo cual tenemos trece médicos que van a iniciar la formación. La mayoría son médicos de fuera y la especialidad es de cuatro años, de modo que, si somos capaces de (además de formarlos) convencerlos para que se queden cuando acaben, los resultados los veremos a medio-largo plazo. 

Y de los residentes que han terminado este año, ¿cuántos se ha logrado fidelizar?

Aquí solo terminaron cuatro especialistas de Medicina Familiar y Comunitaria. A los cuatro se les ofreció el contrato de estabilización de tres años, pero solo lo aceptó una. Luego, a otra médica que terminó en otra provincia (es decir, no se formó aquí), le ofertamos el contrato y aceptó. Con lo cual, son dos de los trece contratos que ofrecimos en total. 

¿La COVID ha adelantado además la jubilación de algunos compañeros?

Había unas jubilaciones previstas pero también había profesionales que tenían ganas de seguir trabajando. Sin embargo, varios han precipitado la jubilación porque no quieren trabajar como estamos trabajando ahora, a destajo, enlazando una ola con otra, sin respiro... Trabajar como nos gusta en la Medicina de Familia ahora es difícil cuando, de repente, aparece otra ola. Hay gente que ha dicho «no puedo más».

Los ocho compañeros que se tuvieron que ir en ese polémico proceso, ¿podrán volver a Soria?

Yo espero que sí. Eran nueve pero a una de ellas se le permitió el retorno y, por tanto, quedan ocho. Algunos decidieron incorporarse en las plazas que les habían correspondido por la OPE [Oferta Pública de Empleo] y otros pidieron excedencia. Hablo con alguno de ellos y me consta que, en el concurso de traslados que ha finalizado el plazo ahora en junio, quieren volver a Soria. Tenemos que esperar a que vuelvan estos compañeros y a que se resuelva la OPE 2019, que están a punto de salir las notas finales, donde volvemos a ofrecer un montón de plazas en Soria. 

Viene de trabajar ‘en el barro’ y conoce las necesidades reales de los centros de salud. Ver ahora desde la gestión las limitaciones que hay para cubrir esas necesidades ¿es frustrante?

Sí. Llegué aquí desde mi consulta de Atención Primaria y siempre dije que venía con la intención de aportar la Primaria ‘in situ’, pero también me estoy dando cuenta de las dificultades de gestión. Tiene muchas sombras y muy pocas luces. Y no es que uno no quiera. Yo invito a cualquier que conozca médicos de familia que estén dispuestos a venir a que me los presente, porque les aseguro un contrato de tres años. 

Mi función es buscar soluciones, no buscar desde cuándo viene esto. Pero es que aquí las soluciones no es que no queramos trabajarlas, es querer y no poder. A mí me quita el sueño qué va a pasar al día siguiente, porque nunca sé cuándo un compañero me va a llamar y me va a decir que está enfermo, y sé que no tengo -por más que quiera- opción de contratar. 

Yo cuando empecé a trabajar  en el año 87 hacía sustituciones y tenía contratos de un día. Ver ahora que ofrecemos contratos de tres años y no conseguimos a nadie, y que es un problema general, es frustrante. 

Queremos trabajar para poder hacer atractivo Soria a corto-medio plazo, y en ello estamos. Vamos a recuperar la ecografía en los centros de salud, queremos aumentar la capacidad diagnóstica de la Primaria, recuperar la Radiología en La Milagrosa... 

¿Qué cree que ha fallado para que en esta quinta ola el contagio se haya disparado tanto en tan poco tiempo y por toda la provincia?

Tengo la sensación de que cometemos siempre los mismos errores. Cuando estamos mejor pensamos que ya ha terminado y, entonces, nos relajamos. La diferencia de esta quinta ola es que es mucho más difícil de rastrear, mucho más difícil de controlar... y lo estamos viendo porque ha bajado de trazabilidad, porque es imposible de seguir. En las anteriores olas los casos positivos nos daban tres o cuatro contactos estrechos.Ahora dan muchos más y, además, muchos no son capaces de decir sus contactos estrechos, porque no saben ni los apellidos. Entonces, hay una transmisión comunitaria muy importante y es más difícil rastreo. 

Y a ello se suma la falsa seguridad de pensar que ya había pasado porque nos quitamos las mascarillas, porque la gente está ya vacunada... La vacuna es muy importante y está evitando muchos ingresos, pero no evita que una persona vacunada se contagie y contagie a otros. Creo que nos hemos relajado y creo que a lo mejor nosotros tampoco hemos sabido transmitir bien que esto no había acabado. Pero hay 55.000 personas vacunadas con el ciclo completo y se estima que hay un fallo de inmunidad de entre el 5 y el 10%. Esto supone que hay unas 5.000 personas vulnerables en Soria porque no han generado anticuerpos. Yesta ola se está extendiendo como una balsa de aceite y esos casos que se estaban dando en jóvenes están llegando ya a las familias, y hay padres y abuelos contagiados, y nos preocupa. 

Y la idea de pensar que como el hospital no está saturado no pasa nada es un error, porque es una conclusión tan simple como decir: si tenemos médicos suficientes ¿para qué nos vamos a poner el cinturón de seguridad en el coche o por qué no puedo correr? El hospital no está colapsado ahora y hay médicos que me van a atender, pero no hay que quitarse el cinturón en el coche, porque lo importante es la prevención. 

En la vacunación hemos sido líderes pero nos han adelantado ya prácticamente todas las provincias. ¿Qué está pasando?

Que no tenemos vacunas. Nosotros no avanzamos porque no tenemos viales para poner. Nosotros tenemos cerca del 97% de las dosis recibidas ya administradas, y ese 2,3% que quedaría es el que tenemos para garantizar las segundas dosis. Entonces, el problema es que aquí no llegan vacunas para seguir avanzando. 

Pero quiero recalcar también que nosotros hemos sido muy estrictos en la vacunación de los grupos priorizados y hemos ido completando rigurosamente los grupos antes de pasar a los siguientes, y tenemos unos porcentajes muy altos en los grupos priorizados. Pero ahora mismo no podemos seguir adelante. 

En varias provincias están ya con jóvenes de 20 años. ¿Aquí no se ha reclamado a la Consejería, al Ministerio... que lleguen más vacunas?

Nos llegan cosas como que algunas han empezado con los grupos más jóvenes pero, sin embargo, no están poniendo las segundas dosis de otros grupos más preferentes. Pero yo en lo de otras comunidades no voy a entrar, porque no lo conozco. Pero lo que sí tengo que decir es que Soria lleva la estrategia a rajatabla y nosotros en todas las reuniones y foros que tenemos pedimos vacunas y planteamos que no podemos seguir porque no tenemos vacunas. 

Con esta previsión, ¿cuándo se podrá vacunar entonces a los menores de 30 que, además, es el grupo donde está el contagio más disparado?

Tenemos que terminar todavía el grupo de 30 a 39 años. Ahora estamos con los de 32 años y vamos muy poco a poco porque llegan pocas vacunas. Yo espero y confío en que lleguen vacunas y que en diez días, para mediados de agosto, podamos empezar con los menores de 30. 

¿Va a ser posible empezar el curso con la población joven ya vacunada?

Sinceramente, no lo sé. No voy a engañar. Si tuviéramos las vacunas en mano sí podría decir, de acuerdo al ritmo de administración y cómo hemos funcionado hasta ahora;pero ahora mismo no sé la disponibilidad de vacunas que vamos a tener. 

No obstante, quiero hacer hincapié en que lo de vacunar, a cualquier grupo de edad, no exime de cumplir las responsabilidades.  

Cuando se comenzó a vacunar se dijo que cuando el 60-70% de la población estuviera con el ciclo completo, se habría logrado la inmunidad de grupo. ¿Cómo ve este dato? Porque aquí ya estamos en el 60%...

Yo siempre he sido muy escéptica porque hay enfermedades infecciosas que tienen una capacidad de contagio que exige un 90%, como el sarampión. Por lo tanto, si ahora nos movemos ya con variantes que tienen mayor capacidad de transmisión, ese 70% se queda muy corto. 

Y luego hay una cosa muy importante que a veces se olvida, que es el tema de la vacunación global. Mientras no haya una vacunación a nivel mundial, de nada sirve si Soria o Asturias o el territorio que quieras tenga el 70 o el 75%. Mientras no haya una vacunación global, yo no sabría poner cifras a lo que llamamos inmunidad de grupo. 

¿Qué variante es ahora dominante? 

Se secuencian algunas muestras, bien porque son pacientes que pasaron la enfermedad el año pasado y vuelven a dar positivo, bien por otros motivos... Por lo que tengo entendido, en la Comunidad está conviviendo la británica y la delta. 

En verano la población de Soria se multiplica y las tarjetas de desplazados se disparan. ¿Qué supone esto para la presión en Primaria?

Si nosotros todos los años prepandemia ya soportábamos mucha presión por el incremento del número de desplazados... imagina en pandemia. Tenemos brotes en pueblos muy pequeños, en pueblos donde habitualmente no vive nadie o vive muy poca gente. Por eso insisto tanto en la responsabilidad social, porque no podemos volver a dedicarnos solo a COVID, porque el resto de las cosas siguen sucediendo y sigue habiendo accidentes de tráfico, infartos, otras patologías... 

Ahora en muchos pueblos tenemos brotes COVID, lo que supone que en condiciones normales igual no se va a ese pueblo o se va un día a pasar consulta, pero ahora hay que ir en varias ocasiones. Es una presión y por eso digo que estamos tensionados, saturados y, a veces, incluso he utilizado la palabra «hartos», porque somos humanos. Yo solo puedo apoyar y agradecer lo que se está haciendo desde Atención Primaria. 

El tema de la presencialidad en centros de salud y consultorios ha sido recurrente en esta pandemia. ¿Ya se ha retomado la normalidad total?

Sí, hace mucho. Lo de la presencialidad es un tema del que ya estamos un poco cansados los profesionales sanitarios, porque aquí más de la mitad de las consultas que se hacen son presenciales, e incluso hay gente que prefiere la no presencialidad para ciertos trámites. Se está yendo a los pueblos, se está atendiendo presencialmente y, es más, volvemos a tener miedo de que en las salas de espera se vuelvan a producir contagios porque ahora tenemos otra vez un nivel de contagio alto y con esa presencialidad, si se junta la gente en las salas de espera, es un riesgo. 

Continuamente escuchamos que esta pandemia ha traído consigo algunos cambios que han venido para quedarse. En Primaria, ¿qué ha venido y debería permanecer para mejorar la asistencia al ciudadano?

Esto que hablamos ahora, por ejemplo, la atención telefónica para cuestiones en las que no se necesita interactuar, como el resultado de una analítica, la entrega de una baja [que se puede hacer por Sacyl Conecta], algunos seguimientos... 

Hay cosas que han venido para quedarse y otras que hay que ir mejorando, como la posibilidad de la teleconsulta, poder hacer videollamadas desde los centros de salud con el paciente y el especialista del hospital. Hay que aprovechar la oportunidad para mejorar. 

Más de 14.000 pacientes COVID han pasado por Primaria en estos 16 meses. ¿Hay un antes y un después?

Hay un antes y un después no solo a nivel sanitario. Hay un antes y un después para todos, para toda la sociedad. La pandemia, además de habernos puesto en situaciones límite, nos tiene que servir como una oportunidad para dar la vuelta a cosas que quizá estábamos haciendo mal. Y, cosas que hacíamos bien, hay que seguir y mejorar. 

Yo estoy muy preocupada, por ejemplo, por salud mental y por un montón de situaciones que está generando la pandemia. A nosotros nos gustaría volver a lo que hacíamos, a Medicina Familiar y Comunitaria, a la prevención, a la atención de las patologías agudas, a las revisiones de los crónicos, al contacto directo con nuestros pacientes y sus familias, a esa cercanía que teníamos y que no nos hemos dado cuenta de ella hasta que la hemos perdido. 

Hay muchas cosas que cambiar y entiendo que, incluso cuando haya pasado la pandemia, no podrá volver a estar una persona con una enfermedad respiratoria, con tos, en una sala de espera sin mascarilla. Pero tenemos que convertir estas amenazas en oportunidades, dar una vuelta y pensar también lo frágiles que somos en todos los sentidos.