El Real levanta el telón

EFE
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El coliseo arranca la temporada con 'Un ballo in maschera', de Verdi, con estrictas medidas de seguridad y aforo

Los Reyes, en el palco con Carmen Calvo (i) y Meritxell Batet. - Foto: JOSE JIMENEZ

Bailarines de El Rey León, cero besos entre los protagonistas, metro y medio de distancia entre los cantantes del coro... El montaje de Un ballo in maschera, de Verdi, que inauguró ayer la nueva temporada del Teatro Real ante la atenta mirada de los Reyes, Don Felipe y Doña Letizia, es tan «excepcional» como la pandemia.

Previamente, el coliseo madrileño ya había reabierto con unas elevadas medidas de seguridad sanitarias el pasado julio con una versión escenificada de La Traviata, que se saldó con 20.000 entradas vendidas y dos millones de euros de recaudación. Ahora, la intención de la dirección del Real es idéntica que entonces: «Ser extremadamente prudentes», detalló el director general, Ignacio García-Belenguer.

«Debemos apoyar la ópera y seguimos trabajando en esa normalidad. El aforo podría ser del 75 por ciento pero hemos decidido dejarlo en el 65 (1.200 butacas) porque no queremos apurar. Queremos que la gente se sienta cómoda y disfrute del espectáculo», subrayó.

Los 16 bailarines, todos ellos procedentes del elenco del musical El rey León, que está sin actividad desde el pasado marzo, llevarán mascarillas, en las que se ha impreso su propia cara, detalló el director de escena de la obra Gianmaria Aliverta.

El italiano mantiene la trama de la ópera en Estados Unidos, pero desplaza la acción al siglo XIX, cuando las violentas luchas fratricidas enfrentaban los estados del Norte y del Sur.

«Este espectáculo se ha podido hacer gracias a la maestría del Real. Los miembros del coro han de estar a una distancia de un metro y medio y lo han conseguido gracias a unas plataformas. Hay un continuo movimiento, pero los artistas actúan con total seguridad. En el dueto de amor no se besarán ni se acercarán, ese es el único pequeño cambio. El resto es un espectáculo distanciado, pero nos hará olvidar que hay una pandemia», añadió.

Luisotti, que dirigirá su sexto título verdiano al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, después del éxito obtenido con Don Carlo y La traviata, recordó que este montaje, que se repone en colaboración con el Teatro de la Maestranza de Sevilla, nace del «sueño» de Verdi de hacer El rey Lear.

Sin embargo, sus intentos de representar en Nápoles un libreto inspirado en un regicidio, el de Gustavo III de Suecia durante un baile de máscaras en la Ópera de Estocolmo, era un asunto «altamente censurable» y no pudo estrenarla allí.

«El más melodramático de los melodramas», según la describió Gabrielle D’Annunzio, vio la luz en Roma pero las presiones que sufrió -tuvieron que trasladar la trama de Estocolmo a Boston a finales del XVII- le llevaron a un estado «de pesimismo tal» que él, que había compuesto una ópera por año, tardó otros tres en crear La forza del destino.

16 funciones

Aliverta destacó la similitud musical de esa ópera y de Un ballo in maschera y apuntó que Verdi había creado dos obras distintas con las mismas notas. «Era un genio. En esta ópera fue acusado en la época de wagneriano y en realidad no hay nada mas italiano que esto», añadió.

En la interpretación de los  protagonistas se alternan los tenores Michael Fabiano y Ramón Vargas (Riccardo); las sopranos Anna Pirozzi, Saioa Hernández, María Pia Piscitelli y Sondra Radvanovsky (Amelia); los barítonos Artur Ruciski y George Petean (Renato); las mezzosopranos Daniela Barcellona y Silvia Beltrami (Ulrica) y las sopranos Elena Sancho Pereg e Isabella Gaudí (Oscar). El Real ofrecerá 16 funciones.