Empezar de cero con un sueño

Ana Pilar Latorre
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La familia del joven futbolista Jesús Alberto Alzate Serna se vio obligada a dejar Colombia por amenazas de las disidencias de las FARC y comienzan una nueva vida

Empezar de cero con un sueño - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

La familia de Jesús Alberto Alzate Serna se vio obligada a dejar Armenia, la capital del departamento de Quindío, una región cafetera al oeste de Colombia y cuna de muchos comandantes del grupo armado de las FARC, y se instaló en Soria, donde esperan que el joven pueda cumplir su sueño de dedicarse al deporte como futbolista profesional o poder ser profesor de educación física. Su historia comienza cuando su madre, Dori, aceptó una plaza como maestra asesora de la paz, «un proyecto educativo muy bonito», y poco después recibió amenazas de las disidencias de las antiguas FARC por apoyar las acciones de desarme impulsadas por el Gobierno. Lo mismo ocurrió con su hija, también profesora, por lo que decidieron viajar a España y pedir asilo. Vivieron un tiempo en Valencia y Madrid y, finalmente, llegaron a Soria, desde donde temían por la seguridad del resto de su familia. En Colombia todavía, Jesús Alberto era una promesa del fútbol y jugaba en el Atlético Quindío, «como buen volante y con buena pegada los clubes ya me buscaban». De equipos se queda con el Independiente de Medellín y con el Barcelona y de jugadores con Busquets, por eso juega en la posición de centrocampista. De los mil jugadores del departamento era el que más duro pegaba, tanto con la izquierda como con la derecha, destacan sus familiares; y fue su madre la que le animó desde pequeñito a jugar a este deporte, comprándole balones, acompañándole a los entrenamientos y partidos a la Isabela...

Pero las disidencias de las FARC intentaron captarle, el joven se sentía perseguido y vigilado en todo momento. «Iba a estudiar y a entrenar, tenía miedo de salir más de casa.Me llegaban mensajes...», comenta el joven, que por su edad no ha vivido la etapa más dura de la lucha armada. El padre, Jesús, confiesa a su vez que era objetivo militar por aquel entonces. Así que cuando Jesús Alberto terminó sus estudios de Bachillerato, junto a su padre y su hermana, se reunieron con el resto de la familia ya en Soria. Su historia de exilio forzoso por presiones de las FARCno es la única en Colombia.

decisión difícil. «Tomar la decisión de salir del país y dejar nuestra ciudad ha sido duro pero ahora en Soria estamos tranquilos y cómodos, tenemos alimento y vivienda, lo necesario», comenta la familia agradeciendo el apoyo que están recibiendo por parte de la fundación Apip Acam. Aquí en Soria buscan trabajo para abrirse camino poco a poco en España: el padre como constructor, pintor y ebanista; la madre como profesora; una hija como maestra de Infantil; y otra como enfermera. Jesús Alberto quiere seguir estudiando mientras continúa jugando al fútbol, su gran pasión. El quiere poder hacerlo algún día en el Numancia, al que quiere ver jugar en Los Pajaritos.De Soria le gusta «la amabilidad de la gente en el trato» y reconoce que ha probado el torrezno, que se asemeja al chicharrón colombiano.

«Ha sido un cambio radical venir de Colombia, un país encantador, pero por cosas de la vida hay que tomar decisiones. Es una zona bonita y sana, pero piensas que algo va a pasar... Ahora tengo mucha tranquilidad porque tengo a toda la familia aquí conmigo», apunta Dori con cierta tristeza. Y es que allí han dejado a mucha familia a la que no han querido involucrar en sus problemas.