El número de contraetiquetas de Ribera del Duero se recupera

Ana Pilar Latorre
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Los bodegueros de Soria lo valoran aún con prudencia, porque este aumento tendría que trasladarse en ingresos por las ventas de vino

El número de contraetiquetas de Ribera del Duero se recupera - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

La evolución de las ventas de vinos de la DO Ribera del Duero ha sido muy positiva este año, debido en gran parte por la reapertura de la hostelería a lo largo del año y la vuelta a una relativa normalidad. Se están superando los datos de 2020 ya que, a falta de conocer las cifras de diciembre, se alcanzan los 92 millones de contraetiquetas, una cifra similar a las de 2015 y 2016 pero aún por debajo de los 97 millones de 2017. El año pasado fueron 78,3 millones las contraetiquetas y el anterior 89 millones. Desde el Consejo Regulador se hará una valoración cuando se cuenten con todos los datos del año, ya que se podría hablar en unas semanas de récord histórico.

Las contraetiquetas se entregan por parte de las bodegas al consejo regulador y son obligatorias para que cada botella salga al mercado.  Las ventas podrían crecer en el conjunto del año en torno a un 9% más que en 2019, por lo que se recuperarían las cifras anteriores a la pandemia. Se habla, además, de que las bodegas están registrando una demanda al alza de sus vinos muy significativa, pero quieren ser prudentes porque el aumento de las contraetiquetas debe reflejarse en cifras de negocio.

valoración. Bertrand Sourdais, de Bodegas Antídoto, es cauteloso. «Aumentar el volumen está muy bien, pero habría que saber si ocurre lo mismo en precios», apunta haciendo referencia a que después del Covid «hubo muchas ofertas» de vino. Así que puede haber un desajuste entre las etiquetas contabilizadas por el consejo y los ingresos de las propias bodegas. «Después de lo que pasamos el año pasado, las bodegas estaban llenas y la producción tenía que salir», reitera el bodeguero recordando que «se cerró la mitad de España, menos Madrid».

Hace un mes visitó el norte del país y se dio cuenta de que «en esa zona donde siempre se ha consumido Rioja -País Vasco, Asturias, Cantabria y Galicia- hoy en día el Ribera está cogiendo mucha más cancha y está tirando muy bien. También tira muy fuerte en Madrid, en la Costa Brava, en la Costa del Sol... Se está escuchando cada vez y está llegando a toda España. La marca y la denominación de origen están cuajando mucho».

Lo compara con la exportación, ya que todos los años pasa lo mismo. «España creció un 2% o un 5% en volumen, pero los datos en facturación siguen igual o bajan», por lo que el «problema interno» de las bodegas de la denominación, como negocios, es «saber vender a un mayor precio». «Es un tema que hay que analizar con mucho cuidado, porque a lo mejor es más un problema que una alegría». En el caso de Bodegas Antídoto, sí apunta a un crecimiento de en torno a un 30% este año y se sigue contando con una reputación intachable desde hace 20 años cuando se inició el proyecto, porque están apostando fuerte por la calidad y recibiendo reconocimientos a nivel internacional en los últimos cinco años. «Es un reconocimiento a tu forma de trabajo», comenta. Hay distintos nichos en la Ribera del Duero de Soria, que crean empleo y que funcionan muy bien, además de promocionar la provincia de Soria. Todos ellos contribuyen al crecimiento del sector vitivinícola en la provincia.

Por su parte, Jerónimo Contreras, de Bodegas Castillejo de Robledo, cree que el aumento de contraetiquetas «es bueno» pero que «habría que hacer un análisis pormenorizado y ver en qué tipo de vinos aumenta» y de cada bodega en particular. En su caso han tenido un «fin de año bueno», con datos similares a los de 2020 pero lejos de los de 2019. Y ahora el mercado está sufriendo otro parón, como otros sectores de la economía y la propia hostelería. Sí que hay aumentado las ventas de vino de primer precio en grandes superficies.

«La marca Ribera está consolidada y el problema frente a otras denominaciones con más volumen son los costos de producción y precios más altos, lo que limita a la hora de competir en el sector de la alimentación», apunta.