Para Jonathan Rosenbaum, prestigioso crítico de publicaciones como Chicago Reader, Sight & Sound y Cahiers du Cinéma, es una de las 15 mejores películas de la década de los 80. Otro conocido crítico norteamericano, Roger Ebert, dijo de ella que era violenta y nihilista, pero absolutamente creíble. La revista LA Weekly también la calificó como la mejor película estadounidense en mucho tiempo. Para Jack Nicholson es una obra maestra y afirmó que significaría en los años 80 lo mismo que Easy Rider en los años 60 y comienzos de los 70: una película que marcaría a toda una generación.

Y, sin embargo, Caído del cielo o No Looking Back, como también se la conoce, apenas tuvo repercusión cuando se estrenó en los cines. En EEUU las distribuidoras le dieron la espalda y en España, cuando se pudo ver en mayo de 1981, reunió a poco más de 70.000 espectadores. Tan solo en Francia tuvo éxito, con más de un millón de entradas vendidas. Quizá una de las causas de su fracaso fue que su director era un maldito para el mundo de Hollywood. Un rebelde: el actor Dennis Hopper.

El próximo viernes a las 22,00, los espectadores de TCM tienen la oportunidad de ver en exclusiva, gracias a una copia restaurada digitalmente que se presentó en la Mostra de Venecia de 2019, Caído del cielo, una película de culto, uno de esos largometrajes incomprendidos que dejan, sin embargo, un hondo calado en la historia del cine.

En un principio estaba previsto que el productor Leonard Yakir fuera también su realizador, pero fue sustituido por Dennis Hopper, que había roto los moldes de Hollywood en 1969 gracias al inesperado éxito de Easy Ryder, que dirigió y protagonizó al lado de Peter Fonda y Jack Nicholson. En 1971 rodó The Last Movie, una película que fue un desastre debido a las peleas y desavenencias que tuvo con los productores. Desde entonces estaba vetado en Hollywood.

Caído del cielo es la historia de una joven, Cebe, interpretada por la fallecida Linda Manz. La chica vive en una pequeña ciudad y está fascinada por Johnny Rotten, líder de The Sex Pistols, el grupo punk londinense. Su padre, al que da vida el propio Hopper, es un expresidario. Su madre en la ficción, la actriz Sharon Farrell, es drogadicta. Los dos progenitores descargan sobre su hija toda su rabia y frustración.

La cinta se rodó en Vancouver y su título está tomado de la canción de Neil Young My My, Hey Hey que se puede oír a lo largo de la película. El largometraje se presentó en el Festival de Cannes de 1980 donde tuvo una buena acogida, aunque también comentarios feroces. Para muchos comentaristas la cinta comienza donde terminaba Easy Ryder, por lo que se puede establecer una línea continua entre una y otra. Refleja los cambios en la moda y en la música que hubo con el paso del tiempo. De alguna manera es una especie de epitafio del movimiento punk. Un título que los espectadores de TCM podrán recuperar el próximo viernes.