El legado de Mario Salvachúa

Sergio Recio
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El entrenador soriano deja el banquillo del Tardelcuende tras siete temporadas en la que ha convertido al club en un fijo de la Regional

El legado de Mario Salvachúa - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Mart

El CD Tardelcuende cumplirá a partir de septiembre su quinta temporada en la Regional Preferente, un hito para este club y este municipio de poco más de 500 habitantes que tiene que hacer cada año auténticos malabares para conseguir un número suficiente de jugadores para competir y además dar en la tecla con las incorporaciones para no descender.

Ahora lo tendrán más difícil que nunca. Mario Salvachúa, su entrenador durante los últimos siete años, deja la entidad. Lo hace consiguiendo un año más la permanencia y con un argumento de peso, «el desgaste de mucho tiempo trabajando, creo que es el momento de cerrar una etapa y ese es el principal motivo de mi decisión».

Atrás quedan ahora esas dos Copas Diputación, la semilla que dio paso a una estructura que llevó al técnico a ganar la Liga Provincial en el año 2016 y a afrontar un ascenso que solo aceptó con la condición de poder luchar de igual a igual en la categoría regional. Mario Salvachúa ahora da un paso atrás después de un recorrido en el que deja en el camino un amplio conocimiento del fútbol y una capacidad de adaptación espectacular ante cualquier circunstancia.

El ADN.  Cuando Mario Salvachúa asumía el cargo de entrenador en el Tardelcuende, se encontraba con un equipo al que desde el primer momento tuvo que hacer creer que estaban para metas mayores que simplemente jugar cada fin de semana en la liga provincial, «es cierto que en las últimas temporadas no pasaban de mitad de tabla pero también que había buenos jugadores que ya habían demostrado que podían aspirar a más».

En las dos primeras temporadas se tuvieron que conformar con un segundo y un tercer puesto, pero a su vez se hacían con dos Copas Diputación de manera consecutiva en 2014 y en 2015, «en esos años competimos muy bien y conseguimos creer en nosotros para ser conscientes de que podíamos aspirar a algo más», ese siempre fue su mensaje.

Su labor en esos momentos pasaba por aumentar la exigencia diaria, «creo que éramos el único equipo de categoría provincial que entrenaba tres veces por semana». Un cambio en la dinámica para hacer más profesional al equipo, «es cierto que cuando llevas mucho tiempo con un mismo entrenador la gente se puede acomodar y creo que cuando llegué aquí los jugadores encontraron una nueva motivación».

El Ascenso.  En la temporada 2015/2016 Mario Salvachúa solo pensaba en una cosa, el ascenso a Primera Regional, «sabía que se debía conseguir y que no podía esperar». Aunque ese hecho fue importante y la celebración estuvo a la altura, el momento más trascendental llegó justo después, «solo me quedaría en el Tardelcuende si competíamos en esa categoría», y por supuesto con las armas adecuadas. Dicho y hecho.  

Ese primer año a nivel de Castilla y León fue el más sencillo, «aprovechamos la inercia del ascenso, la ilusión hacía posible superar a plantillas más poderosas y con más medios», y el equipo soriano lograba la permanencia. «Para muchos fue una sorpresa pero nosotros queríamos demostrar que lo nuestro no iba a ser flor de un día», asegura.

Cuatro años después el Tardelcuende sigue en esa pelea, «cada temporada ha sido más difícil que la anterior porque el desgaste a nivel personal es grande». Cuesta crear una plantilla que tenga el nivel adecuado, «aquí no hay filiales ni categorías inferiores, jugamos con lo que tenemos y eso con el paso del tiempo hace que como entrenador sufras un gran desgaste».

Ese cansancio lleva ahora a Salvachúa a dar un paso a un lado, «he cumplido un ciclo pero eso no significa que no quiera seguir en el fútbol». Por el momento se da unas semanas de descanso, «si después llega algo que me pueda interesar, quién sabe». Porque el fútbol se merece que Mario Salvachúa siga llevando su amor por este deporte por todos los campos.