Astorga crea la primera delegación para víctimas de abusos

SPC
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El novedoso protocolo impulsará la creación de espacios seguros donde los padres confíen en dejar a sus hijos para realizar las actividades eclesiales

(I a d) José Antonio Crespo, Maria José Díez el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez y Ana Belén Fraile - Foto: Ical

Nuevo paso al frente para acabar con la lacra de los abusos a menores cometidos en la trastienda del clero. La Iglesia de Astorga ha creado la primera delegación de protección y acompañamiento a los menores que han sido víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes o religiosos. La nueva delegación será coordinada por la psicóloga María José Díez Alonso. Con este órgano, la Iglesia de Astorga da un paso más en la protección de las víctimas de abusos sexuales por parte del clero. Su presentación tuvo lugar un día antes de la Cumbre Antipederastia del Vaticano que dará comienzo  hoy. Además, esta delegación se crea en la diócesis de la que es obispo Juan Antonio Menéndez, que también preside la Comisión creada el pasado mes de octubre por la Conferencia Episcopal Española para actualizar sus protocolos contra abusos, informa Ical.

Tal y como explicó Menéndez durante la presentación, este organismo buscará que las instituciones eclesiales «sean lugares seguros para que los padres y los tutores de menores tengan toda la confianza de confiar a sus hijos en catequesis y colegios», es decir, asegurar que «los espacios eclesiásticos sean espacios seguros». El obispo de Astorga señaló que la decisión de crear esta Delegación parte del pensamiento de que «las víctimas han de ser acompañadas y se debe tratar de escucharlas siempre» y con la necesidad de que se encarguen de ella personas técnicas con experiencia y estudio del tema para que «puedan ser más eficaces», porque «por muchos protocolos que se tengan, si no hay un seguimiento personal es muy difícil que se alcance el objetivo de que la Diócesis sea un espacio seguro para los menores».

Ayuda moral y legal

Las funciones de esta Delegación, según expuso el obispo, parten de ofrecer a las víctimas la posibilidad de ser escuchadas y acompañadas moral y legalmente, asesorar a los órganos de gobierno de la Diócesis, sensibilizar, y formar e informar correctamente sobre la cuestión de los abusos a menores a todos los fieles, con especial atención a los sacerdotes y aquellos que tienen un tratamiento más directo con los menores. Menéndez resaltó que la Delegación ya se ha puesto en contacto mediante carta con cinco víctimas de la Diócesis, «dos con los hechos ya juzgados y otras tres en procesos de investigación», sin obtener aún respuesta y quiso dejar claro que «el Obispado siempre que ha tenido denuncias las ha cursado y ha realizado los procesos según los protocolos correspondientes». Para el obispo, la creación de este órgano es una «alegría», ya que «este tipo de casos llevan mucho tiempo y hay que hacerlos con mucha delicadeza y precisión técnica y psicológica».

Disposición

La coordinadora de la Delegación, María José Díez Alonso, se dirigió a las víctimas de abusos sexuales en la iglesia, a quienes manifestó «la disposición del equipo para escucharlas y atenderlas en todo aquello que puedan necesitar». Entre las labores de esta Delegación, María José Díez resaltó la formación de todos los agentes pastorales para crear espacios seguros donde los menores puedan realizar las actividades eclesiales, «cuidando especialmente que se cumpla el protocolo diocesano de prevención y actuación frente a los abusos sexuales a menores», mediante el que todas las personas que vayan a trabajar con menores presenten un certificado de penales y hagan un expreso rechazo de la violencia física, psicológica y sexual.