En el 75 aniversario del Numancia, los jugadores son la parte central de su historia. Entre cientos de futbolistas un puñado de ellos han alcanzado la categoría de leyenda, bien por su calidad, por la importancia de sus goles o por el peso específico en el vestuario. Juan Carlos Bernard fue el gran capital de principios de los noventa. Llegó con el Numancia recién ascendido a Segunda B y vivió la transformación de la entidad hacia la profesionalización. Al final incluso rozó el ascenso a Segunda A. Todavía en Segunda B recaló en Soria Jorge Barbarin. El de Estella fue uno de los grandes protagonistas de la gran eclosión. Además de estar en dos ascenso, uno a Segunda División y otro a Primera, es recordado sobre todo por el gol al Barcelona en el Camp Nou en los cuartos de final de la Copa del Rey de la temporada 1995/1996. El caso de Pacheta es el del profesional total en el Numancia. Llegó muy joven en 1989 para jugar en Segunda B. Una década después, en la cima de su carrera, volvió para ayudar a la permanencia del equipo en Primera División. Fue uno de los baluartes para alcanzar un logro que no se ha vuelto a repetir. Además, el de Salas de los Infantes fue también director deportivo y entrenador. El hoy preparador del Elche, como el resto de jugadores que algún día fueron rojillos, todavía se emocionan recordando momentos de una entidad que siguen llevando en sus corazones pese al paso del tiempo.