'Screening' para detectar cardiopatías congénitas

Ana I. Pérez Marina
-

Entre ocho y diez de cada 1.000 recién nacidos pueden padecer esta patología. Desde hace cinco años, en el hospital Santa Bárbara de Soria se realiza un 'screening' a las 24 horas del nacimiento

'Screening' para detectar cardiopatías congénitas - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Las cardiopatías constituyen las malformaciones congénitas más frecuentes en España: cada día, diez bebés nacen con esta patología. No existen registros automatizados, puntualiza la Fundación Menudos Corazones, pero se calcula que alrededor de 4.000 niños nacen cada año con defectos en su corazón y un tercio, aproximadamente, requieren una intervención quirúrgica en su primer año de vida. Las pediatras Marisa Serrano, jefa del servicio en el hospital Santa Bárbara, y Lidia Cardiel dirigen la consulta en la que se realiza el seguimiento a los menores residentes en Soria   con este tipo de afecciones. 

El ejercicio pasado se cerró con 546 nacimientos en el centro hospitalario soriano. «Entre ocho y diez de cada 1.000 recién nacidos va a tener una cardiopatía. Por nuestra población calculamos que dos al año, sin tener en cuenta otros pequeños defectos que también son cardiopatías», señala la doctora Serrano. 

Las pediatras ponen el acento en que «cada vez funciona mejor» el ‘screening’ prenatal, por lo que  si se trata de cardiopatías congénitas «muy severas», por lo general, se procede a la interrupción voluntaria del embarazo, y en caso de que la gestación continúe adelante, los partos se llevan a cabo fuera de Soria, en hospitales de referencia como los madrileños Doce de Octubre o Gregorio Marañón, aunque el seguimiento intermedio se realiza en Soria. Y desde hace cinco años, en el hospital Santa Bárbara de Soria se practica un ‘screening’ a las 24 horas del nacimiento para localizar cardiopatías congénitas graves. «Hemos ido detectando algunas», señalan. Para ello, se realiza una pulsioximetría con la que se comprueba la oxigenación en dos partes diferentes del cuerpo (mano derecha y pie). El sensor que se conecta al bebé durante unos minutos mide el nivel de oxígeno en la sangre y la frecuencia cardiaca. Es una prueba sencilla y sin dolor. 

«Si no oxigena normalmente puede tener un problema en el pulmón o en el corazón. Hay más falsos positivos que positivos reales. Cuando da positivo hacemos un estudio con un electrocardiograma y una ecocardiografía», resume Serrano.

En este sentido, el Servicio de Pediatría del hospital soriano cuenta con un avance reseñable desde hace tres años, ya que se dispone de un ecocardio con el que se descarta o se confirma si existe una cardiopatía congénita. Hay que poner de relieve que la colaboración con el área de Cardiología de adultos es continua, al igual que con Obstreticia. Y con Enfermería. «Nuestras enfermeras, tanto las de maternidad como de neonatología, desde el primer momento colaboraron y gracias a ellas se hacen el 100% de las pulsioximetría. Para que un cribado funcione hay que hacerlo al 100%», aclara la responsable del  Servicio de Pediatría. La mayoría de los casos de bebés con cardiopatías congénitas corresponden a «embarazos mal controlados», si bien es cierto que algunas patologías más complejas no aparacen  en las ecografías prenatales, como puede producirse en tumores cadiacos.

seguimiento. Cuando se trata de defectos de las paredes que dividen el corazón y son «pequeños», el seguimiento se realiza en el hospital Santa Bárbara de Soria ya que el niño no va a necesitar un tratamiento hemodinánimo (cateterismo) o una intervención quirúrgica.

«Si lo necesita lo mandamos al hospital de referencia y si tenemos dudas diagnósticas a Burgos, si no va requerir cirugía, porque en Castilla y León no se opera. Generalmente, se derivan al hospital Gregorio Marañón y al Doce de Octubre cuando se trata de arritmias porque tienen un centro especializado en el que hacen estudios electrofisiológicos en niños más mayores», explica.

En cualquier caso, cuando los pequeños pasan por quirófano en Madrid, el seguimiento también se realiza en Soria, con lo que se consiguen minimizar los desplazamientos. «Conocemos todo lo que se les ha ido haciendo. Si en un momento dado el niño empeora, sabes lo que tiene y tienes protocolizado lo que tienes que hacer», aclaran.

Las cardiopatías congénitas son crónicas, si bien los pacientes han ganado en calidad de vida con los avances médicos. «Ha mejorado mucho la cirugía en sí y también los cuidados postoperatorios. Incluso ya se hacen trasplantes de grupo diferente», reseña Marisa Serrano. De hecho, en el servicio han tenido un paciente adolescente con una cardiopatía «muy compleja», que se sometió a un trasplante en el Gregorio Marañón.

«A día de hoy es muy difícil que se pase por alto una cardiopatía   severa en un bebé, de las que ponen en peligro la vida. O se diagnostica prenatalemente, que es lo más frecuente, o si se pasa, porque algunas no se ven, se detecta en los dos primeros meses de vida. Ha cambiado mucho todo, el diagnóstico es superprecoz, las cirugías cada vez están más avanzadas y también los cuidados postoperatorios. Cada vez se afina más», resume Lidia Cardiel.

Las cardiopatías congénitas si son localizadas a tiempo, en las primeras semanas de vida de los niños, con un tratamiento adecuado estos pacientes pueden gozar de bienestar. Las tasas de supervivencia aumentan, por tanto ya no son solo niños, también son adolescentes, jóvenes y adultos con unas necesidades especiales, por lo que es importante sensibilizar al entorno. El Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas se celebra cada 14 de febrero, con el objetivo de realizar una jornada mundial para la prevención temprana, donde los pacientes afectados puedan recibir el debido tratamiento y garantizar su calidad de vida.