#14M "La pandemia no ha pasado"

Nuria Zaragoza
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Recuerda «con horror» los días previos al Estado de Alarma, cuando ya advertían que «la situación se escapaba». Admite que esto ha superado a todos en el plano profesional pero, también, en el personal. Y, avisa, aún queda pandemia

"Todos tenemos que entonar el ‘mea culpa’» - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

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En estos 365 días de pandemia no hay aspecto de la vida que haya quedado al margen del virus, pero ha sido obviamente la Sanidad la que más marcada ha quedado. El gerente de Asistencia Sanitaria, Enrique Delgado, acapara más protagonismo del que probablemente le hubiera gustado.  

Le correspondía por su cargo pero, ¿uno está preparado para hacer frente a un ‘tsunami’ como este?

Sin lugar a dudas, no. Esto nos lo enseñaban en la facultad pero nunca pensamos que pudiéramos enfrentarnos a una cosa de estas, sinceramente. Pensábamos que era una cosa del pasado porque, además, creo que teníamos cierta prepotencia, en el sentido de que en países desarrollados esto no iba a ocurrir nunca. Y, como además últimamente las pandemias eran autolimitadas y se controlaron rápido, pensamos que esto con control en China, haciendo la OMSun cierre de las zonas infectadas, se iba a solucionar. Pero un año después, estamos aquí, con lo cual nos demuestra que las previsiones que hicimos eran erróneas evidentemente y que además pecamos de cierta prepotencia. 

¿Cómo recuerda aquellos días en torno al 14 de marzo? 

Lo recuerdo con horror francamente, y no solo el 14 de marzo, sino ya los días anteriores, cuando empezamos a ver casos, a montar los teléfonos COVID, a tener casos entre nosotros mismos porque en aquella época no había medidas de protección... Fueron unos días muy muy difíciles, hasta el extremo que cuando se decretó el Estado de Alarma casi lo vimos con alivio, porque pensábamos que la situación se nos escapaba de las manos.

Ha tenido que hacer frente a duras críticas, reproches, bulos y, en menor medida, a algunos halagos. ¿Se ha sentido desbordado?

Evidentemente, y no el 14 de marzo, sino ya el 11, 12 de marzo, que la situación nos estaba desbordando ya. Ya finales de marzo, cuando realmente se produjo el gran pico de la ocupación hospitalaria de la primera oleada fue tremendo. Llegamos a tener 150 pacientes ingresados y en la UCI había 27-28 pacientes. Fue una situación muy dura. Luego la segunda ola en Soria pegó menos, y esta tercera está siendo también muy dura. 

¿Cuál ha sido la decisión más dura? 

Yo creo que las decisiones no han sido duras porque se han tomado con la evidencia científica, con lo que sabíamos en cada momento y haciendo las cosas que pensábamos que en ese momento había que hacer. La ventaja del sistema sanitario en ese sentido es que es muy flexible y, a lo mejor las decisiones que se tomaban hoy, en tres días se tomaba la contraria. No pasaba nada y no se nos caían los anillos, porque sabíamos que el libro lo estábamos escribiendo, que íbamos aprendiendo sobre la marcha y que no quedaba más remedio que ir adaptando. 

Decisiones importantes no ha habido que tomar porque, aunque nos ha apretado mucho, creo que el sistema sanitario no se ha visto desbordado en ningún momento, nunca ha llegado a superar su capacidad de respuesta, y no nos hemos visto en una situación límite como se han visto en otros sitios de que ya no hay camas.  

¿Hace alguna autocrítica? ¿Cree que se podría haber hecho mejor? 

Sí, muchísimas cosas se podrían haber hecho mejor, muchísimas muchísimas cosas. En febrero sabíamos que este virus estaba circulando, lo sabía todo el mundo pero se hicieron unos planes de contingencia como para cuando el Ébola, por si había algún caso importado que venía de China. Nosotros recuerdo que pusimos dos habitaciones de presión negativa. ¡Fíjate qué broma! Esto, cuando se piensa ahora, dices,¿pero qué pensaban ustedes? Evidentemente hay cosas que no se han hecho bien. Y luego hay otras cosas que ha sido imposible, como por ejemplo al principio conseguir materiales de protección, porque hubo rotura de stock del mercado. 

Indudablemente se han hecho cosas mal, pero yo no creo que tanto en la pandemia, sino incluso antes. Nosotros teníamos servicios de Microbiología que eran limitados, y ahora nos damos cuenta de su importancia. Teníamos desarrollos en Atención Primaria que probablemente no valorábamos. Y lo mismo nos pasa con los servicios de Epidemiología y con las UCI, que las hemos tenido que ampliar sobre la marcha. Pero es que antes no pensábamos que podía ocurrir esto. Todo eso han sido decisiones equivocadas.

Alguna decisión terapéutica también puede ser que haya sido equivocada. Hoy en día indudablemente sabemos tratar mejor, pero hemos aprendido a base de fallo y error. 

Obviamente en este tiempo algo hemos tenido que aprender. ¿Qué problemas ha dejado en evidencia esta pandemia y es necesario reforzar? 

Primero hay que tener en cuenta que esta pandemia no ha pasado. Segundo, que solo sabemos una pequeña parte de cómo se comporta el virus. Ahora en esta tercera ola nos está sorprendiendo, y probablemente todavía nos dé sorpresas a lo largo de los próximos meses. 

¿Qué sabemos? Que hay cosas que son importantes y otras que son accesorias y que, a veces, nos perdemos en lo accesorio. Nos hemos dado cuenta que ante una situación dramática como esta que afecta tanto a la salud de los ciudadanos lo importante son los servicios de Atención Primaria, de Medicina, de Urgencias, de Microbiología... ¿Eso era lo importante antes? ¿Opensábamos otra cosa? 

El COVID pasará pero, cuando pase, ¿qué vamos a hacer? ¿Vamos a volver a la superespecialización? ¿Vamos a olvidarnos de la Salud Pública, de la Epidemiología...? ¿Hay que invertir el dinero en otras cosas? ¿O vamos a pensar cómo hacer frente a una situación como esta o a una catástrofe, que también puede ocurrir? Yo creo que eso es lo que debemos aprender. 

Ha habido tres olas y cada una con su propia identidad. ¿Cómo las resumiría y cómo se ha respondido a ellas?

La primera fue explosiva y nos cogió poco preparados. Tuvo un índice de contagios que no era muy superior al que tenemos ahora pero, sin embargo, las repercusiones clínicas entonces fueron mucho mayores. Entonces teníamos 150 pacientes ingresados y ahora tenemos 50. Luego, no teníamos medios diagnósticos. Ahora tenemos de todo, PCR, tecnologías impensables hace unos meses... pero entonces había solo PCRy las muestras se mandaban fuera, de modo que tardaban días en llegar los resultados y, en esos siete días, los enfermos seguían contagiando porque no sabías si era o no coronavirus. Había una falta evidente de medios para enfrentarse a la pandemia, sin lugar a dudas. Eso es lo que caracterizó la primera ola.

Cuando se tomaron medidas drásticas -porque de lo que no hay ninguna duda es que, cuando nos encierran en casa, se para la transmisión del virus- y se empezaron a hacer test, la cosa cambió y esa ola tan dramática bajó rápidamente y, pasada Semana Santa, casi había desaparecido. 

La segunda ola fue curioso porque afectó mucho a ciertas zonas pero aquí muy poco. Fue en noviembre-diciembre. Creció poco, bajó con cierta celeridad, y no tuvo gran repercusión clínica, porque hablábamos de 15 ingresados y la UCI nunca pasó de un 50% de ocupación. Entonces nos pareció que esto estaba controlado, pero fue un error y, al pasar las Navidades, llegó la tercera oleada, que es muy rara. 

¿Yen qué difiere esta tercera ola?

Empezó en todos los sitios con unas incidencias descomunales, como no se conocían, con 2.400 y 3.000 casos en algunas provincias. Pero nosotros curiosamente no teníamos nada y pensábamos que Soria era la que mejor estaba porque teníamos inmunidad. No fue así, lo que pasó es que empezó bastante más tarde, a finales de enero, tuvo un crecimiento un poco más lento y llegó a la mitad de lo que llegaron los demás, pero ahora está teniendo un descenso muy muy lento. 

¿Y no se sabe por qué?

No se sabe. Ahora dicen que vendrá una cuarta ola, y probablemente sea así porque ya está creciendo en muchos sitios. Dicen que si hay cepas nuevas, que si se han rebajado las medidas de aislamiento, que si hay menos responsabilización... pero es difícil saber por qué. 

Ysi llega una cuarta ola. ¿Soria estará preparada para afrontarla? 

A Soria nos va a pillar muy mal porque nos va a pillar sin haber acabado de vaciar el hospital. 

¿Cuál es la situación sanitaria en estos momentos?

La situación sanitaria es de cansancio, de aburrimiento y de cierta desesperanza, eso hay que decirlo. Es muy duro que todavía sigan entrando seis-siete pacientes todos los días en el hospital. Por muchas altas que se den, si eso se mantiene, es imposible, porque ni el hospital ni las UCI se pueden seguir llenando eternamente. 

La gente está cansada pero ya no tanto por el esfuerzo físico y mental, que también, sino por esta sensación de que hay que hacer algo, de que no puede ser. Cada vez que sale una información de que hay un brote, es como una bomba en el personal. 

Y ¿cómo es posible que siga pasando? Vamos con mascarilla, la movilidad está restringida, hay toque de queda...

Pues porque evidentemente hay contactos que seguramente se saltan las medidas establecidas. La mayoría de los casos que ha habido en las últimas semanas son de brotes sociales, lo que quiere decir que los 90.000 sorianos que no somos esos, no nos ha pasado nada. Es decir, por muy pocos estamos teniendo esa situación, y eso crea una cierta sensación de desesperanza. 

Y es que ahora ya no sabemos qué más se puede hacer. Ya no se puede rastrear más, hacer más cribados, estamos poniendo todas las vacunas que llegan... pero no podemos volver al Estado de Alarma del 14 de marzo de 2020, eso es imposible. La solución no es que nos encierren a todos, la solución es que nos autorresponsabilicemos. Si no, es imposible. Yya no solo por la economía, por salud mental. 

Se está demostrando que lo más eficaz es la vacuna. Teniendo en cuenta la previsión del Ministerio y nuestra capacidad, ¿cuándo calcula que Soria conseguirá la inmunidad de grupo?

Yo creo que en Soria, si tenemos vacunas, lo tenemos fácil, porque lamentablemente tenemos poca población y tenemos recursos sanitarios. Si nos dan vacunas, estoy seguro que antes del verano tendríamos inmunizado al 70% de la población. Además tenemos una cosa muy buena, porque la respuesta está siendo buenísima. Tenía mis miedos por si la gente no quería vacunarse pero nadie dice que no. 

Es pronto pero, ¿ya se puede advertir el efecto de la vacunación?

Desde el punto de vista científico no se puede hablar porque es muy pronto, pero hay cosas que ya estamos notando. El único grupo que hemos terminado ya la vacunación es el 1, el de las residencias y trabajadores sociosanitarios, y no hemos vuelto a tener ni un solo ingreso de residencias, cuando esa parte ha sido la parte más dura de la pandemia hasta ahora. Quien ha soportado la mayor parte de la mortalidad, de los ingresos hospitalarios... han sido las residencias, y desde hace un par de semanas no hemos tenido ningún caso. 

Yo estoy absolutamente convencido de que, si se cumplen los propósitos de la ministra y tenemos vacunas, seguramente nos queda poco tiempo de pandemia. 

Siempre que no lleguen cepas nuevas que la vacuna no cubra, ¿no?

Bueno, pero hay que tener en cuenta que el desarrollo de esta vacuna nos sorprende desde el punto de vista científico. Esto no había pasado nunca en la historia de la humanidad y yo creo que es un hecho tan importante probablemente como la llegada a la Luna. Desarrollar una vacuna en ocho meses era algo impensable y, sin embargo, se ha hecho. Y se han conseguido vacunas de diverso tipo y ahora, si viene una cepa nueva, es relativamente fácil, porque ya sabemos cómo hay que hacer la vacuna. En muy poco tiempo los laboratorios van a poder tener vacunas frente a las cepas nuevas. Otra cosa es que esto, al final, acabe siendo como la gripe y nos tengamos que vacunas cada año o cada dos años. Yluego hay otro problema que a veces se nos olvida, para acabar con el virus hay que vacunar a toda la humanidad, con vacunar a los países desarrollados no hacemos nada. 

La pandemia ha implantado lo tele, también la telemedicina. ¿Cómo está funcionando el modelo en Primaria?

Nosotros no teníamos un gran desarrollo de los sistemas de información y telemedicina, y ahora lo echamos de menos. La telemedicina puede permitir muchas cosas y puede facilitar mucho la accesibilidad, pero en este momento se está utilizando poco realmente. La mayor parte de nuestras consultas son presenciales porque no tenemos esos sistemas desarrollados. Lo que sí se está utilizando es la cita previa, que es una defensa frente a la transmisión del virus al hacer un cribado. Pero pasar de ahí a la telemedicina... nos queda todavía. 

¿La consulta tradicional va a volver?

Yo creo que sí que volverá y, de hecho, ya está volviendo. En Primaria ahora no llegan al 40% las consultas no presenciales, el menor porcentaje de Castilla y León. Eso es bueno porque el contacto médico-paciente es necesario. Pero también quiere decir que no hay sistemas tecnológicos suficientemente desarrollados para hacer una verdadera telemedicina. Porque la telemedicina no es hablar por teléfono, es poder compartir imágenes, informes... y en eso nos queda bastante. 

La pandemia nos ha dejado un grave problema: las listas de espera. ¿Le preocupa esto? ¿Yqué solución hay?

Esto es muy grave. En la primera oleada pensábamos que, al terminar, nos pondríamos a trabajar y estaría solucionado en cinco o seis meses. Pero esto no es así, nos hemos comido un año y tenemos mucho problema para recuperar la lista de espera. 

Lo primero que necesitaríamos sería recuperar la actividad que teníamos antes e, incluso, incrementarla, para sacar lo atrasado. Para eso necesitamos que no haya COVID y, luego, hay cosas que nos afectan, porque ahora hay que adoptar unas medidas de seguridad que antes no eran necesarias, y eso hace que la oferta asistencial sea menor. Ahora no se puede tener la sala de espera llena. Y eso sí que se va a quedar porque, por mucho que desaparezca la pandemia, las concentraciones de gente no se van a poder permitir. Eso obliga a que las agendas sean más pequeñas y, en vez de hacer una oferta mayor, que es lo que necesitamos para sacar la lista, es menor.

Nuestra zona de consultas es la zona vieja del hospital y ahí la estructura es realmente mala y da para lo que da. Ahora parece que la obra va a buen ritmo y confío en que podamos terminarla para finales de verano y ahí podamos hablar de otro escenario, donde se puedan aumentar las consultas. 

Yluego aquí no tenemos ningún sitio donde enviar pacientes, y enviarlos fuera (como se hizo el año pasado con las cataratas a Madrid) es muy penoso.  

¿Y a nivel de espera quirúrgica?

Ahí es diferente. En cuanto consigamos recuperar la REA, empezaremos a aumentar la actividad quirúrgica y probablemente en unos meses consigamos reducir la lista.  

Menciona la obra del hospital ¿para este verano ya se podrá ocupar?

Toda la obra no, la primera subfase. Pero esa subfase es la más importante porque es el edificio que lleva toda la zona de rehabilitación y de consultas, y ahí vamos a pasar de un número limitado de consultas a más de cien, bien separadas, con salas de espera independientes... y eso permite otro tipo de actividad. Eso probablemente se entregue alrededor de verano y nosotros ya estamos preparando los planes de montaje para poder abrir en el último trimestre del año. Si no lo abrimos, desde luego, vamos a tener muchas dificultades para reducir las listas de espera. 

Aludía a la ausencia de hospitales privados en Soria, pero está a punto de abrir el hospital Latorre. ¿Será un apoyo para la sanidad pública?

Está pendiente y esperamos que se abra porque a nosotros evidentemente nos sería muy útil tener un apoyo, no estar solos, poder compartir cosas... Ya hemos hablado para ellos. 

¿Apoyo para reducir las listas?

Sí, podría, porque además la ventaja que tienen los hospitales privados es que se pueden concentrar en el servicio que sea necesario y trabajar complementariamente con lo público. 

Es cierto que la falta de médicos no es un problema exclusivo de Soria pero aquí el problema se agrava. ¿Cómo está la plantilla y qué previsión hay de nuevas incorporaciones?

El problema de la falta de médicos es nacional y además es un problema que hay que enfocar bien, porque a veces no es un problema tanto de falta de médicos como de distribución y de adaptación de los recursos. En la pandemia lo estamos viendo, porque por ejemplo antes los servicios de Medicina Interna eran pequeños y ahora necesitamos muchos internistas. Y quizá todo ello hay que valorarlo cuando se hacen las previsiones de la salida de especialistas. 

Yo creo que en general la situación va mejorando porque se están incrementando las plazas de Medicina y, también, las plazas de MIR, pero eso no quiere decir que en momentos puntuales no haya carencias de una especialidad concreta. A nosotros nos pueden faltar ahora radiólogos y a Segovia dermatólogos. Esto es verdad, pero también es verdad que si los hospitales fuésemos capaces de trabajar en red y compartir recursos, a lo mejor eso no ocurriría;pero los sistemas organizativos son los que son y vienen de cuando vienen. 

Luego también esto es cíclico, porque cuando llegan los MIR cubrimos las vacantes, y luego se van produciendo bajas, gente que se va, concursos... y finalizamos con carencias. 

En este momento no estamos mal. Aquí hemos pasado épocas muy malas, como en 2010 y 2011 cuando se iban a buscar médicos de fuera. Hay un problema en Radiología, pero yo creo que se va a resolver porque van a venir radiólogos de otros sitios. 

Los problemas fundamentales ahora son en Atención Primaria. Hacen falta médicos de familia y pediatras, y ahí hay un problema real. Aunque se han ampliado las plazas, quizá lo que no se ha hecho es una adecuada reconversión de recursos, porque si los pacientes se han trasladado del medio rural al urbano y los médicos se quedan en el rural... La demanda de médicos no responde a un criterio de planificación y eso es lo que ha pasado. Pero en Soria desde luego los problemas son mayores en Atención Primaria que en el hospital. 

¿Habrá que asumir entonces en algún momento la reorganización del sistema en el medio rural?

Evidentemente, porque el medio rural de hoy no es el de hace 40 años. Hay que reorganizar pero, también, hay que invertir. Yhay que romper una idea del siglo pasado, que es que la Atención Primaria es cosa de médicos. Si no tenemos enfermeras, terapeutas, trabajadores sociales... eso está condenado al fracaso. Hay que cambiar el modelo, porque ademas la población rural de ahora no es como la de antes. Ahora es una población mayor, pluripatológica... que lo que necesita son cuidados. 

¿Yen Enfermería? ¿Cuál es la situación en estos momentos?

Seguimos teniendo carencias. Los países desarrollados de Europa tienen ratios de dos enfermeras por médico y nosotros no llegamos a una. Eso condiciona mucho. No se trata de que las enfermeras hagan de médicos como a veces se dice, son prestaciones complementarias. 

Hay una huelga de Enfermería convocada por el tema de las retribuciones, ¿le preocupa?

Claro que me preocupa, la Enfermería es fundamental. Sin Enfermería no hay Sanidad. Me preocupa pero entiendo también que hay que abordar el tema de las retribuciones, no me cabe ninguna duda, porque hoy en día la Enfermería es un grado, cuesta mucho adquirir una plaza y, lógicamente, la sociedad lo tiene que retribuir. 

Las plantillas están extasiadas. ¿Hay bajas ya? ¿Yle preocupa el efecto futuro de esta fatiga pandémica?

Sí hay bajas ya por fatiga pandémica y tenemos sistemas de apoyo psicológico y psiquiátrico porque hay problemas, sin lugar a dudas. 

Hay que hacer muchas cosas. Hay que dar vacaciones, hacen falta periodos de tranquilidad para descansar, hay que cambiar probablemente los modelos, los turnos, los sistemas de trabajo y adaptarlos y, desde luego, apoyo. Apoyo psicológico pero, también, apoyo social.

¿Y reforzar plantillas no es viable?

Sí, pero hay que reforzar viendo las necesidades, las actividades necesarias, y pensando en plantillas. Hay que olvidarse del sustituto, porque no va a volver a haber una lista para que yo las llame para cubrir las vacaciones. Tendré que tener unas plantillas mayores para que cubran las vacaciones, y la pandemia, y todo eso. 

Si dependiera de usted, ¿abriría la movilidad en Semana Santa?

El problema es que pagan justos por pecadores. Como sanitario, que nos dejen cerrados porque así se corta, pero hay que entender que eso no puede ser. Yo estoy convencido de que se puede abrir, pero siempre que se mantengan las medidas de autorresponsabilización. No pasa nada porque yo vaya y venga, pero no me puedo juntar con 17 personas en un sitio cerrado. No porque esté prohibido, es porque es una irresponsabilidad, porque hoy sabemos que, de esas 17 personas, cinco van a acabar en el hospital y alguno en la UCI. Hay que pensárselo, no merece la pena por una reunión de una tarde.

Terminemos con un mensaje de optimismo, ¿podrá ser este el verano de los abrazos?

Es la pregunta del millón. Soy optimista y estoy absolutamente convencido de que, gracias a la vacuna, vamos a controlar la pandemia y antes de lo que esperamos. Ahora, tengamos claro que no va a desaparecer el virus, eso hay que tenerlo en cuenta. Probablemente tengamos menos riesgo, pero no va a disminuir la capacidad de contagiar a los demás, y tendremos que seguir con la mascarilla, con el aislamiento social... pero no tendremos los enfermos que sufren en los hospitales. 

Siempre le vemos en su faceta profesional pero, obviamente, esto también ha tenido un efecto personal...

En la experiencia se mezcla todo. Pasar el COVID[él pasó la enfermedad] es muy duro. Se pasa muy mal por los efectos físicos, por el miedo, porque uno no sabe lo que le va a pasar. Yse pasa mal por las secuelas, porque deja problemas de salud que antes no teníamos y que se quedan. A eso se suma que todos tenemos familias y hemos tenido casos, y hemos tenido ingresos... Y se junta que conocemos a los que están en el hospital, y sufrimos con ellos. Yhay que estar todo el día trabajando con esto. Yhay que estar manteniendo el ánimo a nivel de grupo. Es difícil y ha sido un año complicado en el plano personal. Pero todo tiene su parte buena también, y hemos tenido mucho apoyo, mucho respaldo, mucha solidaridad, mucho trabajo en equipo... y eso es importante.