Otro año ¿sin fiestas en Soria?

A.P.Latorre
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Este año no saldrá la Barrosa en Carnaval, no hará procesiones en Semana Santa y los Jurados de 2020 deberán esperar, al menos, hasta 2022

Otro año ¿sin fiestas en Soria?

El coronavirus sigue empeñado en destrozar nuestra vida social y, en este marco, ha decidido cargarse por segundo año consecutivo todo tipo de eventos populares, culturales y festivos que supongan la concurrencia de aglomeraciones. Incluso rompiendo la historia, la tradición.

La curva de contagio está disparada y el calendario festivo soriano ya ha tenido sus primeras afecciones. Y no serán las únicas. El pasado fin de semana tendrían que haber dado comienzo las jornadas ritogastronómicas de La Matanza del Virrey, en El Burgo de Osma, que cuentan con la declaración de interés turístico regional. Sin embargo, su edición número 47 ha quedado suspendida, máxime teniendo en cuenta las restricciones impuestas por la Junta que han obligado al establecimiento a cerrar sus puertas al completo, incluido el hotel. 

En apenas un mes se debería celebrar el Carnaval, pero en Abejar, donde cuentan con la única fiesta de interés turístico regional declarada del Carnal soriano, asumen ya con resignación que, por primera vez en su historia, tendrán que suspender la Barrosa. «Mis abuelos tienen 90 años y me dicen que no se ha suspendido nunca, ni en la guerra. Entonces solo les dijeron que no podían llevar caretas, pero hubo Barrosa. Este año todavía no lo hemos hablado pero todo el mundo lo tenemos ya asumido y en el próximo Pleno tendremos que tratarlo y, seguramente, suspender», acata la alcaldesa de Abejar, Carolina Romero. Van ya dos fiestas anuladas y, tras, deberán reinventarse...

sin procesiones. La Junta de Cofradías de Soria estudia ya «alternativas» a las celebraciones tradicionales de Semana Santa, dado que «no habrá desfiles procesionales», según han confirmado desde la Consejería de Cultura y Turismo. Y precisamente por ello, se ha previsto la organización de una «mesa de trabajo» para avanzar en las opciones posibles, que podrían incluir «actos sacramentales en el interior de los templos, exposiciones, conciertos y conferencias, entre otras actividades, siempre con las limitaciones de aforo en caso de que fuera necesario y las restricciones que fueran oportunas».

El hermano mayor de la Junta de Cofradías de Soria, Daniel Madrid, reconoce que genera cierta «frustración» asumir que, por segundo año consecutivo, no se podrá celebrar el acto principal de la Semana Santa, las procesiones, si bien considera que es el momento de «reinventarse, no en el fondo, pero sí en las formas». Y, en este sentido, asume la situación impuesta por la pandemia de la COVID-19 como un «reto» y, también, como una «oportunidad» para «potenciar cosas que quizá no se han potenciado hasta ahora y, también, para descubrir nuevas vías».  

En la provincia, cabe recordar, además de la Semana Santa de la capital, también la de El Burgo de Osma y el Viernes Santo de Ágreda cuentan con el reconocimiento regional. 

san juan 2022. Todo apunta ya a que las parejas que se comprometieron en 2020 para ser Jurados en las fiestas de San Juan de la capital deberán esperar, al menos, hasta 2022 para cumplir su sueño. «El año pasado asumimos que sería en 2021 y la verdad es que se está alargando más de lo que en principio pensábamos, pero somos realistas. Nos vamos metiendo semana a semana en 2021 y pensar que en cuatro meses (cuando deberían comenzar los primeros actos de fiestas) la situación va a ser normal es casi un milagro. San Juan es una fiesta del pueblo, de calle, de estar juntos, una fiesta de todos, de Soria, y tener limitaciones cambiaría la esencia de las fiestas. Las fiestas o son completas o no son, así que solo nos queda confiar en que la situación sanitaria mejore y que en 2022 lo podamos retomarlas con salud», aboga el que ejerce de portavoz de las parejas comprometidas para ser Jurados en las próximas fiestas de San Juan, Pablo García Pérez, de la Cuadrilla del Rosel y San Blas. 

Admite que la «ilusión desbordante» inicial con la que se presentaron en 2020 ahora se ha atenuado, pero, insiste, «sigue ahí», «latente». Yprecisamente por ello, apuesta por pensar con optimismo ya que, «cuando las podamos celebrar, van a ser unas fiestas históricas. Ojalá que sea ya el año que viene porque eso significará que hemos vuelto a la normalidad». 

Carlos Garcés y su mujer, Ana Belén Castro, tenían la ilusión de ser Jurados de la Cuadrilla de San Juan en las fiestas de San Juan de 2020. Era el año «redondo» para cumplir su promesa (serían Jurados cuando Ana Belén aprobara su oposición) y habían logrado cuadrar las agendas, un reto nada sencillo teniendo en cuenta que Carlos es director de la Orquesta de Cullera (Valencia) y su calendario está repleto de conciertos, ensayos, actuaciones, viajes... Sin embargo, la pandemia se encargó de destrozar su orden. «Mi mujer y yo somos siempre muy cuadriculados, sobre todo por mi trabajo. Esto nos ha enseñado que no hace falta tanto llevar todo milimetrado, porque al final las cosas salen y estamos seguros de que, cuando haya fiestas, van a ser inolvidables, y nosotros estaremos ahí», anuncia. Porque no pudo ser en 2020 pero su compromiso sigue firme para 2021 y, si este año finalmente no obra el «milagro» y mejora la situación sanitaria que permite celebrar San Juan, seguirá también para 2022. «Al final el que tiene la potestad para cancelar o no las fiestas no somos los Jurados, sino el Ayuntamiento, pero nosotros vamos a ir de la mano con el Ayuntamiento, y eso es algo que tenemos claro todos los futuros Jurados. Tenemos que ir todos de la mano porque nos ha tocado vivir algo que nadie imaginaba y es lo que tenemos que hacer», asume con total entrega. Ellos ya tenían avanzada la organización de la Cuadrilla cuando todo estalló y ese trabajo permanece «guardado en un librito» y, «con la misma ilusión», se pondrá en práctica cuando la pandemia permita celebrar las fiestas. Eso sí, lo que tiene claro Garcés es que San Juan tiene su esencia propia y es inimaginable sin gente, sin compartir, sin ese espíritu del pueblo. «La verdad es que no me imagino un Catapán con mascarilla o cogiendo el queso con guantes o bebiendo vino cada uno de su propia bota. Esperemos que esto sea una pesadilla que pase pronto y podamos hacer unas fiestas como los vecinos merecen. Pero lo más importante, por encima de todo, es que podamos estar todos. Dejemos que la vacuna avance, respetemos las normas y, con eso, igual no es 2021 pero seguro que será en 2022 y  podemos celebrar las fiestas más inolvidables y esperadas de la historia».  

 

 DANIEl MADRID le ha tocado estrenarse como hermano mayor de la Junta de Cofradías de Soria con un gran reto, ‘reinventar’ la Semana Santa soriana. Obviamente, no en su esencia, pero sí en su forma. A finales de diciembre ya se reunieron las ocho cofradías sorianas de la capital (que aúnan a más de 2.000 cofrades) para analizar la situación, si bien cualquier decisión quedó aplazada al pronunciamiento de la Junta, que ya ha anunciado su intención de crear grupos de trabajo para organizar la Semana Santa de 2021 pero, eso sí, sobre la base de que este año tampoco se podrá celebrar el acto más estético de estas fiestas, las procesiones. «Hay un punto de frustración», reconoce Madrid. No lo dice en tono peyorativo, sino en el sentido de que se ‘pierde’ parte de la esencia de la Semana Santa, el acto de «sacar la manifestación de fe a la calle», «lo que más llama la atención y, también, lo que más esfuerzo se lleva». Es una «resignación aceptada», añade, puesto que «no es una novedad» [ya lo tuvieron que asumir casi por ‘sorpresa’ en 2020] y llevan «meses» haciéndose a la idea, a la vista la situación sanitaria. La ausencia de procesiones entraña frustración y resignación pero, advierte el hermano mayor, es también un «reto» y una «oportunidad», añade en un claro mensaje optimista. Y, en este sentido, confía en que sirva para «potenciar cosas que no hemos potenciado, para descubrir nuevas vías». Es pronto para avanzar cómo será la Semana Santa soriana de 2021 pero sobre la mesa hay ya varias ideas como la posibilidad de sacar los pasos a las puertas de las iglesias, celebrar exposiciones, o potenciar la unión a través de las nuevas tecnologías. «En 2020 vivimos una Semana Santa en casa, porque estábamos confinados, y, de forma impuesta pero también imprevista, la vía digital y telemática se trabajó de forma muy interesante. Es una opción por explotar», confía Madrid, quien insiste en que es un «buen año» para, «a partir de todo lo que ha ocurrido, crear otros lazos y sacar iniciativas nuevas». «Reinventarse en la forma. El mensaje es inmutable pero las formas cambian», emplaza el cofrade, apostando por sacar el lado bueno de esta experiencia. Eso sí, avisa, todo dependerá también de los compromisos económicos que lleguen desde la Junta (que aporta una subvención anual).