#OPINIÓN 'Limpiezas' de arbolado en carreteras sorianas

Benito Andrés Jiménez
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Genera duda la cuestión de que, caso de producirse un desgraciado accidente por salida de la vía, no sea mejor la presencia de vegetación a tener terreno libre, que amplifica los efectos de la colisión por la velocidad de la salida

Es muy habitual hacer talas de arbolado, tanto en forma de magníficos ejemplares, como de matas, más o menos espesas, en las cercanías y cunetas de carreteras locales, secundarias y nacionales de la provincia. Lo mismo da que nos encontremos en otoño, verano o primavera.

No consigo entender bien el fin perseguido, aun siendo comprensibles, de manera puntual y localizada, algunas de esas actuaciones. No obstante, intuyo algunas respuestas: se podrá decir que es por seguridad vial, que si te sales con el coche no tengas un obstáculo que haga más grave el accidente. Se podrá decir que es para evitar que esas formaciones sirvan de cobijo de animales que, después nos puedan dar un susto y generar otro accidente. Incluso habrá quien diga que también repercuten en la conducción las sombras que puedan generar, más concretamente al amanecer o al atardecer, y que dificulten la visibilidad. Se podrá decir que es una medida para reducir riesgo de incendios. Y algunas respuestas más.

Puedo responderme a mí mismo ante esas razones: si todo eso es así, ¿por qué no se eliminan también construcciones e infraestructuras cercanas a la calzada (absurdo, ¿verdad?), incluso ¿por qué no se instalan los famosos quitamiedos a una mayor distancia de la vía?, (otra que te pego), por no decir que, para evitar accidentes, con cumplir las normas de tráfico se conseguiría mucho.

Genera duda la cuestión de que, caso de producirse un desgraciado accidente por salida de la vía, no sea mejor la presencia de vegetación (matas; no arbolado de grandes dimensiones) a tener terreno libre, que amplifica los efectos de la colisión por la velocidad de salida. Para el caso de la fauna silvestre, en las horas nocturnas, poco hace tener un cobijo o no, pues los animales andan con la libertad que se les supone, y siguen su camino sin distinguir si hay arbolado, obstáculo o peligro más allá de sus narices. Y para reducir riesgo de incendios, ¿no será mejor evitar lanzar colillas, basuras, cristales por la ventanilla? La mayor parte de las actuaciones de mejora están en manos de los usuarios de vía, a nivel individual.

Dado que parece que van a seguir realizándose con asiduidad estas acciones, no deja de sorprender que la mayoría las llevan a cabo organismos públicos: Diputación Provincial, Ministerio de Fomento, otros. Supongo, contarán con el permiso pertinente de los estamentos ambientales, tanto de Diputación, como de la Junta o del Estado.

En la mayoría de los casos, estamos tratando con ejemplares de chopos, álamos, encinas, robles u olmos, por citar algunos, más allá de una buena ristra de arbustos que también tienen su valor e importancia. Estos árboles cuentan con un grado de protección ambiental y duele, especialmente, el daño que esas mal llamadas “talas o limpiezas” produce, quizás por ser la más afectada, a una especie emblemática en nuestro territorio, como es el olmo. Ahora que parece que quiere reponerse de la fatídica grafiosis, cuando la sequía estival lo permite, ahí están los “servicios de mantenimiento de vías públicas” para hacer el resto.

Suponiendo, como se supone, que esas actuaciones están permitidas y avaladas con los correspondientes permisos de quien corresponda, otro punto doloroso: la ejecución de los trabajos. No puede haber una forma de ejecución más agresiva hacia los árboles que la elegida para estas labores. Si se trata de un ejemplar de grandes dimensiones, se corta con motosierra, grúa y demás. Sí, vale. Pero si es de dimensiones más modestas, entra en juego la modalidad que consiste en añadir, como brazo ejecutor, una cortadora desbrozadora a un tractor. Tanto vale para evitar el progreso de las hierbas, a ras de suelo, como para dar un corte a las ramas, cuando no ensañarse contra un arbolillo, o mata, un poco más resistente. Primero: ringa al árbol o desgaja sus ramas; después: los despeluza y, aunque los reduzca hasta casi desaparecer, siempre quedan muestras de la nefasta ejecución de los trabajos en el árbol-arbusto vecino; trabajos realizados desde el relativo confort de la cabina de la máquina.

¿Tan mal se encuentran nuestras administraciones públicas que, para hacer estos puntuales trabajos como dios manda, no pueda dotar a sus empleados de las correspondientes motosierras y otras herramientas adecuadas, que ejecuten un corte limpio allá donde haga falta? ¿No se puede habilitar algún contrato más, aunque sea temporal, para, de cara al usuario de la vía, hacer un trabajo digno, bien ejecutado y que dé buena imagen?

Para finalizar. ¿A ningún responsable de las instituciones implicadas se le ha ocurrido que, como medida compensatoria y, dado que la red de carreteras, del tipo que sean, posee un amplio trazado de vías en desuso, plantear una compensación en términos de “tantos árboles talo; tantos planto”, en esas zonas muertas de su propiedad? No estaría mal, ¿eh? Y hasta contribuiría a generar un plus de buena imagen.

Seguro que estos trabajos se pueden hacer mejor. Y es que señores: no estamos tan sobrados de árboles en el territorio patrio.