"Las macrogranjas son el mayor riesgo para la provincia"

Ana I. Pérez Marina
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El 15-M climático, la nueva revolución juvenil de Europa se ha instalado en España y también en Soria. Dos integrantes de Juventud Soriana por el Clima explican en qué se sustenta este movimiento

"Las macrogranjas es el mayor riesgo para la provincia" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Stephan de Miguel y Ana López-Quintana forman parte del colectivo Juventud Soriana por el Clima que, desde hace poco más de tres meses, ha dado un paso al frente para exigir políticas que frenen el cambio climático y que, en definitiva, garanticen el futuro del planeta. En Soria comenzaron diez y ya son una cuarentena de chavales implicados en este movimiento internacional. Stephan de Miguel, soriano de la comarca de Pinares, tiene 26 años y se encuentra cursando un máster de Educación, mientras que Ana López-Quintana es de Medina de Pomar (Burgos), tiene 19 años y está estudiando Traducción e Interpretación en el Campus de Soria.

¿Cómo surge Juventud Soriana por el Clima y cuántos integrantes forman parte del mismo? 

Stephan de Miguel: Surge a raíz de que una adolescente sueca se pone en huelga y el movimiento se va extendiendo. A finales de año hay unas movilizaciones en Bélgica y Suiza bastante importantes y el 15 de marzo se decide convocar una huelga internacional. Ahí es cuando nos empezamos a mover, empezamos siendo diez. A raíz de la huelga comenzamos con las actividades y formalmente ya somos unos 40 integrantes, aunque luego activos unos quince o veinte, depende del momento. Ahora con exámenes, menos.

¿Cómo está conformado el colectivo Juventud Soriana por el Clima? 

Ana López-Quintana: Somos estudiantes, también jóvenes con trabajo y hay gente más mayor que nos ayuda.

S. M.: Son personas que están vinculas a grupos ecologistas, pero los que estamos activos vamos de los 14 a los 28 años, aproximadamente.

¿Cómo definen el movimiento? 

A. L.: El movimiento es estudiantil, quiere tener repercusión en las políticas del Gobierno, pero no es radical como Extinction Rebellion, que hace acciones más visuales. FridaysForFuture son básicamente manifestaciones para modificar la idea que hay del cambio climático, que existe y que hay que hacer algo. 

S. M.: Como dice Ana, no es que seamos más o menos radicales, es que como acaba de empezar no estamos definidos. Se está empezando a hablar de hacer un campamento este verano o en septiembre para poder juntarnos la gente de España y empezar a debatir cómo queremos que sea. Hay una cumbre europea de juventudes que se quieren reunir representantes de todo el continente. Esto está arrancando todavía.

A. L.: En cada sitio cada uno va un poco a su bola. El movimiento es muy joven, se creó en agosto de 2018. Nosotros hicimos una concentración en el río Duero para hacer limpieza y, ya que estábamos,  también una comida vegana-vegetariana. Hemos hecho manifestaciones y las dos huelgas, y la concentración por los animales en peligro de extinción. También hicimos un cubo anónimo con el que varias personas se ponen con un ordenador en las manos formando un cubo. Nos pusimos en Herradores y pasamos imágenes de mataderos, industria del huevo... el tema de los circos...

A. L.: En este curso hemos ido a salto de mata, no nos ha dado mucho tiempo a pensar las cosas. Dividimos las acciones de concienciación, manifestación para exigir que se declare el estado de emergencia climática, y de formación.

«Los jóvenes no estamos dispuestos a apoyar a quien no defienda nuestro futuro», indicaban antes de las elecciones. Es evidente que la juventud es decisiva en el rumbo de cualquier sociedad, pero ¿es tan pasiva como se dice? 

A. L.: Están los dos extremos. Hay gente que es muy activa, que quiere estar en muchas cosas, y hay otros que por vergüenza o por pereza no hacen nada, o dicen para qué voy a salir si no hacen caso.

S. M.: Hay mucha gente joven con inquietudes animalistas, ecologistas, feministas... solo que no tenemos las posibilidades de autorganizarnos como hace cincuenta años, ahora mismo por los trabajos que tenemos no te deja tiempo libre, más en sitios pequeños... toda la individualización a través de las redes nos dificulta la organización. Tenemos un grupo de 40 personas y hay 15 activos, pues los que tienen más tiempo y ganas, y otros pues igual tienen ganas pero no tiempo por trabajo o por estudios.

Hablan de concienciar a los jóvenes  sobre los riesgos que presenta el cambio climático. Sin embargo, no parece que haya una responsabilidad de la sociedad en general con este asunto. ¿Dónde creen que radica el problema?

A.L..: Creo que le han dado tanta imagen y tanto bombo que lo han insensibilizado totalmente. Por ejemplo, Gran Bretaña ha declarado la emergencia, Irlanda también hace poco... y yo no lo he visto.

S.M.: El sistema económico en el que vivimos, lo llamemos capitalismo o libre mercado, necesita estar creciendo continuamente y el planeta no es infinito. Si interesa una economía que se base en el consumo de recursos, darle la vuelta a eso... Es una batalla cultural que se va consiguiendo poco a poco, se van dando pasos, pero al final es David frente a Goliat.

En su caso han crecido en los límites de una educación en la que el medio ambiente ha tenido un peso notable. Pero parece que no termina de calar entre los sectores más jóvenes. ¿Qué echáis en falta, por ejemplo, en el sistema educativo?

S.M.: Una educación ambiental estaría muy bien.

A. L.: Vengo de zona rural, te viene inculcado de casa. Soy de Medina de Pomar, en Burgos. Allí todos los años los alumnos del colegio iban a plantar un árbol, se hacen muchas actividades de reciclaje, pero una vez que pasas al instituto se pierde. Se queda como un juego en la Primaria de que hay que educar a los niños.

S.M.: Y alguna tutoría en la ESO y ya está.En mi caso, las actividades que he hecho han sido fuera de la educación reglada. Fuimos a Escolapias a dar una clase y se asombraban mucho de los datos que dimos, porque no tenían ni idea. Y son datos que se pueden consultar en Wikipedia.

En su entorno, ¿qué opinan sus compañeros cuando conocen sus  inquietudes y acciones públicas?

S.M.: Con este tema, nos animan bastante, pero entre la vergüenza, los tiempos y el paso que hay que dar para ir un día a una asamblea... cuesta arrancar. Pero hay mucha simpatía respecto a lo que hacemos.

A. L.: El otro día bajábamos por El Collado y había gente que nos aplaudía, nos decía que muy bien. Pero, en general, entre mis compañeros hay una imagen mala. Digo: me voy a la manifestación, y me dicen: bueno, hippie, ¡suerte! No se dan cuenta de que ahora los hippies son los científicos. No entiendo, eso de decir esos perroflautas ahí recogiendo basura...

Desde las instituciones sorianas, ¿se han interesado por conocer las inquietudes de Juventud Soriana por el Clima?

S.M.: No, de hecho el único contacto que hemos tenido es a la hora de pedir los permisos para hacer algunos actos.

A. L.: Con la Subdelegación del Gobierno, cuando coincidimos en espacio con otras, por una cuestión de organización, nada más. No nos han preguntado nada.

Soria cuenta con un ingente patrimonio natural. ¿Estamos más comprometidos en esta provincia con nuestro entorno o, por el contrario, las nuevas generaciones están se mueven en la misma línea que a nivel global?

S.M.: Es diferente. Aquí en el medio rural hay una conciencia ambiental del cuidado de los montes y del entorno. Se vio con la macrogranja de Cidones cuando en la marcha se juntaron 600 personas, una cosa rara en una provincia tan pequeña. Pero en temas animalistas, la gente que conozco de Madrid o de otras ciudades se fija más en ello. Depende de lo que ves, es el contraste entre la urbe y el campo. En la provincia de Soria hay mucha gente que sus padres tienen ganado y la forma de entenderlo es diferente.

En políticas de medio ambiente, ¿qué hace falta en Soria?

A. L.: No hay que hacer solo jornadas que sirvan para niños pequeños. Hay que inculcar a la gente que en vez de coger cinco bolsas de plástico para ir a la compra, llevar dos de tela o reciclables. O no comprar fruta envuelta en plástico.

S.M.: El objetivo más inmediato del movimiento es conseguir la declaración de emergencia climática del Estado, que implican medidas como afrontar de una forma seria la reconversión energética. Por ejemplo, que todos los edificios funcionen al 100% con energías renovables. En Soria deberían prohibir, de una vez por todas, los circos con animales, y también que se apueste por el empleo verde desde las instituciones. Puede generarse empleo con el mantenimiento del monte limpio, con la biomasa, la transformación del subproducto de la madera... el ecologismo se ve como una inversión muy grande para cambiar un hábito de vida, pero es una inversión que genera empleo. 

La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez lidera el ‘green new deal’ que es básicamente invertir millones para generar empleo verde, que nos ayude a revertir ese cambio climático que es tan necesario porque el tiempo se acaba.

¿Qué echan de menos en el medio rural?

S.M.: Pinares es lo que más conozco y mi padre siempre me dice que antes ibas por el monte y podías ir descalzo. Es una fuente de energía y además recoges algo que es peligroso que esté ahí, es yesca. Habría que apostar por un turismo rural inteligente, no saturando el medio, pero aprovechando la riqueza de una manera sostenible. Y también hay que apostar por la ganadería extensiva, que es limpia, ciudad el medio ambiente y genera empleo, porque la ganadería intensiva, al final, lo venden como que genera puestos de trabajo, se cargan todo el sector que hay.

A.L.: Cuando se muere un animal, una vaca que muera de vieja, se puede llevar a un lugar para que los buitres, los lobos... puedan comer, porque luego atacan al ganado, causan accidentes de tráfico... es un problema que hay que tener también en cuenta.

¿Y en la ciudad?

A. L.: Para una ciudad como Soria los autobuses, por ejemplo, son innecesarios porque los ves pasar y van medio vacíos. El transporte público sería una fantasía que funcionara con renovables. Habría que poner alguna solución porque están continuamente circulando y van con una persona o vacíos, produciendo emisiones.

¿Participan en las fiestas de San Juan? ¿Qué opinión tienen de los espectáculos taurinos vinculados a los festejos?

A. L.: En el grupo de Juventud Soriana por el Clima hay de todo. Por mí haría toros sin muerte. La Saca les genera a los toros mucho estrés, pero puede ser el mismo que sufre un perro en un concierto. Es un tema complicado. Yo no apoyo que toda la fiesta se centre en el festejo taurino, pero si se prohiben los toros va a pasar lo mismo que con el burro, que prohibieron su carne, y ahora están en peligro de extinción.

S.M.: La mayor parte del grupo somos antitaurinos, pero al final estamos en Soria y no te puedes poner radicalmente en contra. Entiendo que si decimos que no queremos toros... la corridas sin muerte serían un primer paso que estaría muy bien. A mí nunca me ha gustado La Saca, de hecho cuando llega San Juan me suelo ir fuera.

A.L.: Para la gente que venimos de fuera, La Saca es impactante. Pero solo he visto vídeos.

¿Hay zonas en la provincia de Soria especialmente vulnerables al cambio climático?

A. L.: Sobre todo las zonas afectadas por las macrogranjas, unos cuantos pueblos en Soria no pueden consumir agua potable por dos puestos de trabajo. Las macrogranjas es el mayor riesgo que tenemos en una provincia tan despoblada como la nuestra, en la que no va a haber una oposición real. Además lo venden muy bien porque crea trabajo, pero te cargas el medio ambiente. 

A.L.: A mí me decían que en Soria no había contaminación. Mentira. Los primeros días cuando llegué, como vengo de un pueblo, notaba el olor a tubo de escape.