Ondara destinará el mayor invernadero de Europa a cannabis

Nuria Zaragoza
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Comenzarán con tres hectáreas y, según las demandas del mercado, ampliarán hasta un máximo de 14

Ondara destinará el mayor invernadero de Europa a cannabis - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Mart

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«Las rosas son una montaña rusa y tienen sus temporadas buenas y otras muy malas. Buscamos un cultivo nuevo, rentable, estable, y con alta calidad de trabajo, ya que no podemos perder tiempo en pensar en el pasado [...] En diciembre solicitamos el permiso para cultivo y exportación de cannabis farmacéutico y, por nuestra parte, estamos listos para empezar, a falta de la autorización de la Agencia Estatal del Medicamento [...] Empezaremos con los lotes de validación pero contamos ya con un plan de futuro a seis años. La idea es ir aumentando progresivamente en función de las necesidades del mercado» que, de momento, se centrará en la exportación en Europa ya que en España está prohibido. 

El presidente de Ondara Directorship, George Campbell, sintetiza con estas palabras el pasado, presente y futuro del proyecto empresarial que lidera en Garray, donde contempla una inversión inicial de «entre seis y siete millones de euros» para cambiar las rosas que se cultivaban en las 14 hectáreas de invernadero por cannabis terapéutico. 

En el horizonte «2020-2023» está ya también la posibilidad de poner en marcha un laboratorio donde se pueda investigar la genética de la planta pero, también, el proceso de cultivo, así como «los procedimientos para desarrollar diferentes medicinas» a base de cannabinoide para abrir nuevas vías de negocio en Soria. «Tenemos espacio, tenemos equipo y creo que puede ser un extra en Soria muy rentable y con éxito para nosotros», apuesta el presidente de la compañía, quien asegura la «rentabilidad» del proyecto basándose en su propia experiencia en el sector. Cabe recordar que Ondara es propiedad de Full Moon, y este fondo estadounidense ha puesto en marcha ya una veintena de proyectos vinculados al cannabis en Estados Unidos, tres de ellos dirigidos por el propio Campbell. 

visita de la agencia. De momento, Ondara ha retirado ya 500 toneladas de residuos orgánicos procedentes de las rosas y ahora trabaja en la higienización del invernadero y en la tramitación administrativa necesaria para comenzar el cultivo de cannabis terapéutico. «Estamos listos pero hay que esperar la visita de la Agencia para verificar nuestros procedimientos, nuestras instalaciones, nuestra seguridad… También tenemos que importar la genética (donde ya contamos con diferentes proveedores), y solicitar el permiso de exportación del país de origen (proveedor lícito y legal) y la importación en España. Espero que en unas semanas esté todo listo», confía el directivo. 

No obstante, es consciente también de que este proceso puede extenderse en el tiempo, por lo que esta semana han comenzado las negociaciones con los sindicatos para sacar adelante un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) para 192 trabajadores y un ERE que supondrá la salida de otros 33. Se mantendrán una treintena de empleos, dedicados a «labores de gestión, mantenimiento, oficinas...». 

En paralelo, la empresa negocia con la Seguridad Social la deuda que adquirió al comprar la unidad productiva, una situación que el responsable de Recursos Humanos confía en poder solventar próximamente a través de un «plan de pago» que no comprometa el proyecto futuro de la compañía. Eso sí, garantiza que en ningún caso los sueldos de los trabajadores se van a ver comprometidos.  

Es un cambio de paradigma total para el mayor invernadero de Europa y una nueva orientación para un proyecto empresarial que ha pasado por diversos momentos críticos. Cabe recordar que Ondara se hizo con el control de la extinta Aleia Roses el pasado verano tras un complejo proceso concursal. Aunque inicialmente la nueva dirección anunció que su pretensión era mantener el cultivo de las rosas, los resultados económicos le han obligado a acelerar un drástico viraje, y a arrancar su base agrícola para dedicarse al negocio farmacéutico. «Es un negocio muy diferente de las rosas y empezar con farmacéutica supone trabajar dos partes muy importantes: seguridad, ya que tenemos que controlar cada semilla que entre aquí y cada flor que salga de aquí; y calidad, puesto que tenemos que garantizar la calidad y el perfil químico de cada planta porque hablamos de medicina para los pacientes, que es el cliente final», explica Campbell. 

tres hectáreas. En una primera fase se trabajará solo en parte de uno de los dos bloques del invernadero (cada uno tiene siete hectáreas), de modo que se dedicará «entre una y tres hectáreas» al cultivo del cannabis. «Comenzaremos con lotes de validación. Con esos lotes hay que verificar que todos los procedimientos cumplen con las normas de GACP [directrices de buenas prácticas agrícolas y de recolección] y GMP [directrices de buenas prácticas de fabricación] en Europa para garantizar el perfil químico. Tenemos que demostrar a la Agencia y a las autoridades que somos competentes en mantener la seguridad y la calidad y, a partir de ahí, podremos empezar con la comercialización e ir aumentando el cultivo», avanza el directivo sobre las previsiones a corto plazo. El desarrollo futuro dependerá de las autorizaciones estatales pero, también, de su capacidad para entrar en el mercado europeo, en «Holanda, Alemania, Suiza, Luxemburgo, Italia, Chequia… donde [al contrario de lo que ocurre en España] tienen programas de cannabis farmacéutico que están creciendo». «Necesitamos tiempo para hablar con el mercado, negociar con los clientes importadores para ver qué necesitan, qué necesita la ciencia, y analizar cómo podemos suministrar la flor que necesitan. Con esa información, en quince semanas podremos ofrecerles el producto», estima. Ondara se centrará en el cannabis terapéutico y descarta diversificar con otros productos.