Atardecer en El Burgo de Osma. Con la luz cayendo poco a poco son muchos los recolectores micológicos que abandonan el monte para volver a sus municipios. En ese momento la Guardia Civil establece varios controles en carretera para el control de esas recolecciones. Llegan los primeros vehículos y la primera orden es clara, "abra el maletero". En ese momento un recolector muestra sus cuatro cajas con níscalos, "¿me puede enseñar la documentación?", tras mostrar que todo esta en orden les permiten seguir su camino".

El Sargento Jefe Interino del Seprona, Fernando Martín, explica que hay dos tipos de licencias, "la de recolección", de eso recreativo, "permite coger hasta cinco kilos". Las comerciales "permiten recoger hasta 50 kilos". Durante estas explicaciones aparece una furgoneta. Tras comprobar que portan 30 kilos, les solicita la documentación, "vamos a ir ahora a sacarla al hotel", comentan los infractores. La legislación es clara, "hay que sacarla antes de ir al monte", y aclara, "incluso se puede sacar por internet".

Tras identificar a los recolectores se procede a incautar la recolección, "lo llevaremos a dependencias y lo destruiremos para devolver los restos al monte"; aclara el sargento.

Este procedimiento se repite una y otra vez durante la campaña micológica. Hasta el momento y desde que comenzó la temporada micológica, la Guardia Civil ha incautado en la provincia 850 kilos de setas y hongos. Además, ha procedido al decomiso de 5 vehículos y a interponer las correspondientes sanciones económicas.