«Crecimos con eso de 'estudia y vete, en CyL no hay futuro'»

Óscar Fraile
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Es uno de los impulsores del colectivo 'Jóvenes de Castilla y León', centrado en la lucha contra la despoblación. Este vallisoletano, de 34 años, se fue a trabajar a Madrid hace siete, y ahora trabaja por hacer de su Comunidad un lugar amable para vi

«Crecimos con eso de ‘estudia y vete, en CyL no hay futuro’» - Foto: JUAN LAZARO

Cuando en septiembre de 2019 Juan José Álvarez quedó con una amiga de Zamora que había conocido en redes sociales, y con la que solía hablar de los problemas de los jóvenes de su Comunidad, no tenía ni idea de que estaba sembrando la semilla de lo que hoy es ‘Jóvenes de Castilla y León’. Se trata de un colectivo formado por unos 150 castellanos y leoneses, que viven dentro y fuera de la Comunidad, preocupados y ocupados por luchar contra el problema de la despoblación que asola su tierra. Muchos jóvenes se unieron en los primeros días. Al principio, los que vivían en Madrid, aunque ahora hay más de Castilla y León que de fuera. La repercusión de este colectivo comenzó a subir como la espuma. Apariciones en los medios de comunicación, reuniones con políticos, hasta llegar a intervenir hace unas dos semanas en la Comisión de Despoblación y Reto Demográfico del Senado, ante la que presentaron una batería de 48 propuestas para que la demografía de Castilla y León deje de desangrarse.

¿Por qué cree que Valladolid y el resto de Castilla y León ha llegado a esta grave situación respecto a la despoblación?

Ha sido un cúmulo de circunstancias y una de ellas es la desindustrialización. Según Julio López, profesor de Economía de la Universidad de Valladolid, en los últimos veinte años Castilla y León ha destruido 40.000 empleos, mientras que en España se han creado casi un millón. Es una barbaridad. Lo que pesa a esta Comunidad es la incapacidad que tiene para crear empleo, y eso es lo que hace que los jóvenes nos vayamos y, por lo tanto, no creemos familias en Castilla yLeón. Además, la natalidad es la que es, de las más bajas de España, y todo esto influye para que la Comunidad sea una de las más envejecidas, donde el sector económico más potente es el sector público. Castilla y León es la segunda comunidad, solo por detrás de Extremadura, donde el sector público tiene más peso, y eso es por la incapacidad de crear trabajos en el sector privado. Eso explica que la Comunidad esté como está, aunque hay cien mil razones más. Por ejemplo, en un país eminentemente turístico, Castilla y León es una región de interior, y eso viene muy mal. También por nuestro propio carácter, ya que hemos reivindicado muy poco lo nuestro.

¿Qué cuota de responsabilidad cree que tienen las distintas administraciones en la escasez de iniciativa privada?

Tienen parte de culpa, porque, al final, los proyectos no se generan únicamente por impulso de la iniciativa privada. Las administraciones son las que crean el caldo de cultivo para que esos proyectos se puedan desarrollar. Países como Alemania y Francia están proponiendo e implementando fábricas de baterías de litio para coches eléctricos. De hecho, en Francia es una política de país. En una de nuestras propuestas pedimos a la Junta de Castilla y León que presionara al Gobierno para que la primera planta de baterías de litio se construyera en Castilla y León. Concretamente, en una de las provincias que esté fuera del eje Valladolid-Palencia-Burgos, que ya son las que más industria de la automoción tienen. Pues bien, justo la semana pasada se conoció que se va a crear una ‘gigafactoría’ en Valencia, promocionada por la Comunidad Valenciana y en concordancia con Ford, que es la empresa que está instalada allí. ¿Por qué al Gobierno regional de Castilla y León no se le ha oído nunca decir nada sobre una fábrica de baterías de litio, cuando el 25 por ciento del PIB regional es de la automoción? Son cosas que no se explican. Es evidente que se pueden perder proyectos, pero si no das ni siquiera la batalla...

Pero, es curioso, porque prácticamente todas las formaciones políticas de la Comunidad sí que hacen menciones al problema de la despoblación en sus programas.

El problema es que esas medidas no se aplican por falta de voluntad. Por ejemplo, conocemos el caso de un empresario de Ciudad Rodrigo que sufre una conexión a Internet completamente deficitaria en un polígono industrial. Y hablamos del que es el cuarto municipio de Salamanca, no estamos hablando de un pueblo de cien habitantes. Esto no te lo encuentras en otros lados. Castilla y León también es la comunidad con más zonas blancas de Internet en todo el Estado. Eso supone que el 24 por ciento de la población, que se dice pronto, no tiene una conexión de calidad. Y esto de Internet de calidad para todos ya es algo que se proponía en la época de Juan Vicente Herrera. Lo mismo pasa con la Autovía del Duero. Todos los presidentes del Gobierno desde hace 30 años, todos, han dicho que era una infraestructura vital para el desarrollo de Castilla y León y que se iba a finalizar. Pero llevamos un retraso de 30 años, la infraestructura con más retraso de toda España. ¿Por qué no se ejecuta? Pues porque al final esas partidas van para otro lado, y aquí no hay gente que proteste y Castilla yLeón cada vez pinta menos. De hecho, el peso que tiene nuestro PIB en el ámbito nacional va en declive desde hace décadas.

‘Jóvenes Castilla y León’ tiene 48 propuestas para luchar contra la despoblación. Aparte de las que ya ha comentado, ¿cuáles son las más importantes para empezar a revertir esta tendencia?

Las que tienen que ver con la dinamización económica y con la garantía de que los servicios sean iguales para todos, ya sea en el medio rural o en el urbano. También es importante el plan específico que reclamamos para la juventud, más que nada porque el 40 por ciento de los titulados de Castilla y León estamos fuera. Es la comunidad autónoma que más jóvenes expulsa de su tierra. También queremos que se vuelva a desarrollar el sector primario y que se acometa una correcta descentralización para que desaparezcan las tensiones localistas que hay en la actualidad.

También hacen referencia a un concierto fiscal con carácter temporal...

Sí. Es una propuesta de máximos que tiene que ver con la reactivación económica. Es una medida de carácter temporal para poder revertir el decrecimiento económico que sufre Castilla y León desde hace décadas. Con esta medida también se pretende atraer proyectos que generen miles de empleos.

Las previsiones de futuro no son muy halagüeñas. Según el Instituto Nacional de Estadística, Castilla y León seguirá perdiendo casi 250.000 habitantes en los próximos 15 años. ¿Es posible revertir esta situación en este corto periodo de tiempo?

Evidentemente, es posible, y nosotros trabajamos para ello, sacando horas de nuestro tiempo. Pero tienen que ser las administraciones las que pongan en marcha las medidas que nosotros proponemos.

Hace ya cerca de un año y medio de la creación del colectivo ‘Jóvenes de Castilla y León’, un periodo en el que han conseguido una considerable repercusión mediática y atención política. ¿Lo esperaban?

Nos sorprendió mucho al principio, pero cuando lo pusimos en marcha, en el fondo pensábamos que esto podía ocurrir. ¿Por qué? Porque es una situación que nosotros hemos escuchado desde pequeños, seamos de ciudad o de pueblo. Al final hemos crecido escuchando eso de ‘oposita’ o ‘estudia y vete, porque en Castilla y León no hay futuro’. Incluso en la ciudad más grande, Valladolid, las salidas laborales son mínimas, así que al final siempre hay algo en el subconsciente que te dice que te tienes que marchar. De hecho, prácticamente todos los compañeros de mi promoción en la Facultad están fuera de Valladolid. Por eso pensábamos que podía tener repercusión, pero no imaginábamos que tanta.

¿Cómo nació el colectivo?

Nos reunimos un par de personas que nos habíamos conocido por redes sociales y solíamos hablar de los mismos temas: la despoblación y la situación de la juventud de Castilla y León. Cuando nos conocimos pensamos que había que hacer algo, al menos para que esto se supiera. Tuvimos un primer encuentro que iba a ser en un bar, pero al final nos dejaron la Casa de Zamora. Se corrió la voz y se acabaron presentando unos cincuenta jóvenes de todos los puntos de Castilla y León. A partir de ahí ha ido todo rodado, porque hay mucha gente con ganas de trabajar y con muchas ideas. 

¿Por qué cree que Castilla y León, al menos sus jóvenes, ha tardado tanto tiempo en alzar la voz sobre este tema?

Yo creo que tiene que ver con el carácter castellano y leonés, que es un poco abnegado, poco dado a la protesta, casi estoico, y admite todo lo que le viene sin darle vueltas. Nosotros lo que hemos hecho ha sido trasladar este problema a los temas de conversación y a los medios de comunicación. Además, nuestra reivindicación siempre ha tenido un carácter positivo, hemos evitado la imagen de la asociación cabreada, que siempre está de mala leche, exigiendo con malos modos. Eso no evita que seamos reivindicativos, y a veces hasta duros. Pero queremos hacerlo con un espíritu positivo. Quizá también para quitar un poco la imagen de la negatividad que tiene Castilla y León.

¿Esa es la imagen que se tiene de Castilla y León desde fuera?

Básicamente, la de una zona que no le importa a nadie. Mucha gente nos pregunta, por ejemplo, qué hay en Palencia, o nos dice que en Soria ‘son cuatro’.

¿Cuál es el estado de ánimo general de los jóvenes que han tenido que hacer las maletas para irse a otras comunidades?

Yo diría que tienen mucha ilusión. Nosotros no nos estamos yendo a la otra parte del mundo, lo que pasa es que nos hubiera gustado tener la posibilidad de quedarnos. Además, ninguno ha perdido el vínculo con su tierra. Seguimos volviendo, aunque ahora llevemos meses sin ir por la situación sanitaria. Pero hasta ahora no habíamos visto en Castilla yLeón algo que generara una chispa de ilusión, algo que te invite a pensar que esta tierra vale la pena. Es una cuestión de autoestima, de defender lo tuyo, y hacerlo sin menospreciar a nadie.

¿Han estado en contacto con otras asociaciones o colectivos de territorios que tienen el mismo problema para intentar colaborar?

No, estamos enfocados únicamente en Castilla y León.

¿Cuántas personas integran el colectivo?

Tenemos un censo integrado por unas 150 personas.

Cuando el problema de la despoblación empezó a tener más espacio en los medios se hacía referencia a la España vacía, pero a raíz de las grandes manifestaciones en Madrid de marzo de 2019 se empezó a utiliza la expresión España vaciada, con mucha más intención, para demostrar que este fenómeno se produce por algo. Incluso su compañera María José Pérez llegó a decir en su comparecencia en el Senado que  parece que es una expresión que molesta. ¿Qué opinión le merece esta terminología?

La verdad es que prefiero no entrar en ese debate porque es un término que se ha politizado y hay gente que lo ha intentado vaciar de contenido. Por ejemplo, el alcalde de León dijo que al sur de Valladolid, a Medina del Campo, no se podía denominar España vaciada. Al final se ha convertido en un término con el que atacar al contrario. Nosotros hablamos de Castilla y León, que es nuestro territorio. La terminología prefiero ni comentarla. Me es indiferente. Los datos son los que son, y nosotros ponemos encima de la mesa un problema que hay que atajar, porque es el principal que tiene esta Comunidad.

Recientemente han comparecido en el Senado para explicar algunas de sus 48 propuestas y en este año y medio han mantenido contacto con diversos representantes políticos de la Comunidad. ¿Con qué sensación salen de estos encuentros?

El término más exacto es ‘buenas palabras y palmaditas en la espalda’.

¿Cree que será posible conseguir a medio plazo condiciones adecuadas para que miles de jóvenes de Castilla y León que se han ido fuera puedan volver?

Nosotros solo queremos tener la posibilidad de quedarnos. Aunque haya gente que quiera iniciar un proyecto fuera, que eso no sea obligado por las circunstancias, como ocurre ahora. Una comunidad que expulsa a uno de cada dos titulados universitarios, concretamente el 40 por ciento, un porcentaje muy superior a la media española, tiene un problema. Porque no es que se vayan en busca de mejores condiciones laborales, sino que lo hacen porque no hay trabajo ni oportunidades en su tierra.