"El mayor problema se plantea con los recolectores ilegales"

Ana I. Pérez Marina
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Lleva dos décadas al frente del Servicio Territorial de Medio Ambiente, tiempo en el que Soria se ha posicionado como referente en gestión forestal, entre otras cuestiones. Afronta una campaña micológica marcada por la pandemia del coronavirus

"El mayor problema se plantea con los recolectores ilegales" - Foto: Javier Rodenas Pipo

A las puertas de la campaña micológica del otoño, el Servicio Territorial de Medio Ambiente se prepara para la nueva temporada, condicionada por la crisis sanitaria de la COVID-19.  José Antonio Lucas lleva dos décadas al frente de este servicio, que acumula un «trabajo ingente» y aglutina a un equipo técnico «complejo» para dar respuesta a todas las cuestiones que competen al área que emite medio millar de informes cada año. Soria destaca por su gestión forestal, incluida la de los recursos del monte, y también, entre otras cosas, por la prevención de incendios. En todo ello, Lucas no ceja en su empeño de mejorar, sin perder de vista el legado de nuestros antepasados, arraigado en el afecto y respeto que los sorianos sienten por sus montes.

Ya se trabaja en la coordinación de la nueva campaña micológica de otoño. ¿Cómo condicionará la actual crisis sanitaria esta temporada?

Esperemos que lo mínimo posible, es una actividad al aire libre, está regulada por el decreto de la Junta. Hay que cumplir las condiciones de distancia y no es obligatorio el uso de mascarilla. Lo que se pide la ciudadano en general es el máximo cuidado posible en el antes y el después, en el transporte o cuando es una  recolección colectiva con familia o amigos.  

El mayor problema se plantea con los recolectores ilegales. Si se da el caso, se tomarán todas las medidas de precaución a nivel sanitario y medioambiental. Este miércoles se celebró una reunión de coordinación con la Guardia Civil, los agentes medioambientales de las doce comarcas y con guardas de la Mancomunidad de los 150 Pueblos y el Ayuntamiento de Soria para revisar las condiciones de los operativos conjuntos, a la que también acudió la jefa del Servicio Territorial de Sanidad, Elena del Vado.

El hecho de que la movilidad entre países se haya reducido por la pandemia parece que limitará la llegada de recolectores de otros países. ¿Cómo se va a reforzar la vigilancia?

A veces se utilizan refugios, pero como son pequeños, normalmente es más la acampada ilegal de grupos numerosos. Se han marcado distintos operativos y hay distintos protocolos de actuación internos, tanto nosotros como la Guardia Civilm y están los dispositivos conjuntos, en los que también colaboran los celadores de Medio Natural y agentes forestales y medioambientales de las entidades propietarias.

¿Qué aspectos hay que mejorar en la coordinación?

Hay que repasar continuamente la normativa, si hay alguna novedad, y en este caso se ha incorporado la normativa COVID, no ha habido otra nueva. La hemos repasado en la reunión con los agentes de campo para ver quién tiene competencia y ver todos los protocolos. Sabes con quién tienes que contar para cada actuación. Cada cuerpo está especializado en algo, aunque todos colaboran. Por ejemplo, los celadores de Medio Natural no son agentes de autoridad en determinados aspectos de la Ley de Montes, en caza y pesca sí, entonces esto condiciona quién tiene que presentar las denuncias, cómo se formalizan... Más que limitar, condiciona la forma de trabajar.

La provincia cuenta con nueve acotados micológicos, con más de 183.000 hectáreas. Los cotos de Pinares Altos de Urbión, Montes de Soria y de la Junta ofrecen la opción de obtener los permisos por internet, lo que facilita las inspecciones. Parece que se baraja la opción de crear una plataforma accesible a los agentes en la que todos los cotos vuelquen los datos, ¿estará en esta campaña?

Ahora mismo la provincia de Soria tiene el 27% de los acotados de Castilla y León. Había diez y este año se han unido dos en La Póveda. Se habló el tema de la plataforma conjunta. El decreto establece que la Administración podrá ayudar en el caso de los parques micológicas o financiar los gastos de mantenimiento de una web. ¿Podría hacerse para todos? Por qué no, pero tiene que ser voluntad del propio titular del coto. Lo comentaremos. Creo que sería bueno que ofrezcamos una única plataforma, al turista sobre todo, porque si no lo volvemos locos con nueve o diez tipos de permisos. La mayoría no se puede sacar por internet. Salvo en Pinares Altos y en Montes de Soria-Junta, el resto están muy limitados. Pero esto es voluntario, habrá que hablarlo con ellos y ver si están dispuestos.

¿Sería viable un único permiso?

Eso es difícil porque cada uno tiene sus precios. Ojalá fuese así, es como empezamos, pero desde que se publicó el decreto se han ido creando los cotos y cada uno es libre de hacerlo por su cuenta.

¿En qué consiste el protocolo con la Fiscalía Provincial de Soria?

Su papel es importante. Nos hace ver qué tipo de expedientes se tramitan por delito fiscal. Básicamente, ahora son los que sobrepasan la cuantía de 400 euros de valor. También cómo tramitarlos con los agentes medioambientales y de la autoridad coordinados para que la Fiscalía disponga de una información única y veraz.

El año pasado se aplicaron nuevas medidas para atajar la recolección ilegal. ¿Irá a mayores este año?

Una de las cuestiones que se implementó en el protocolo de actuación entre la Junta de Castilla y León y la Subdelegación del Gobierno fue el decomiso de vehículos. El decreto lo permite desde 2017, pero no se había aplicado porque supone montar un operativo, inmovilizar el vehículo, depositarlo, abrir un expediente para que el infractor pague antes de llevárselo... fue una medida potente y eficaz, sobre todo si eran recolecciones masificadas, ya que hasta que no pagan el vehículo está inmovilizado y es una pérdida económica. Esto, al igual que decomisar el producto, es bastante efectivo.

¿Cómo se puede incidir en atajar esa recolección ilegal?

Está claro que hay que atacar a los intermediarios que no cumplen la normativa, empresarios que no hacen contratos y pagan a destajo sin ningún tipo de cobertura. Es lo que más daño está haciendo a la micología.

Ya está habiendo colaboración de la autoridad laboral y se están investigando a empresarios. También interviene la Guardia Civil y nosotros, en lo que podemos. Hay que seguir trabajando, también es la parte más delicada del sector.

¿En qué punto se ha encallado la creación del Parque Micológico?

No está encallado, pero el decreto tiene que tener un desarrollo normativo por orden y se está esperando a que salga la orden. El problema es más técnico que legal, es un parque micológico que va a tener 155.000 hectáreas, necesita un plan de ordenación y trabajar mucha información, tanto por parte de la Junta de Castilla y León como por Montes de Soria. Ya tenemos claro que el Parque Micológico se va a iniciar a través de la Asociación Montes de Soria, porque es más fácil, y luego se unirá la Junta de Castilla y León, seguramente, mediante un convenio. Estamos con toda la documentación, pero es un esfuerzo técnico importante. También hay voluntad de integrar a la Diputación. Es mucha superficie y hay que ordenarla, cuesta elaborar un plan de 155.000 hectáreas en el que hay que trabajar producciones, especies que se regulan, las condiciones....

¿Y hay fecha?

Lo ideal es que el Parque Micológico es que esté funcionando a principios de 2021, ese es el objetivo, para empezar el nuevo ejercicio unidos, ya que ahora los permisos son por año natural. Tampoco es urgente ahora porque los permisos son válidos para toda la anualidad.

En diciembre se cumplen tres años del decreto micológico, ¿qué balance hace de esta normativa?

Ha sido un decreto pionero a nivel nacional, nos están copiando muchas comunidades autónomas, ha sido la primera regulación que no solo entra en la recolección, sino también en la comercialización, en el régimen sancionador en decomisos... ha marcado un antes y un después en la regulación micológica.

¿En qué se puede mejorar?

Como cualquier decreto tiene que desarrollarse reglamentariamente, la idea es que sea así en torno a la trufa, a la señalización, aspectos que los propios titulares de los cotos no tienen claro, los reservados... hay bastantes cuestiones del día a día que se tienen que desarrollar con órdenes. Otras provincias no tienen ni decreto.

¿Qué es lo más urgente que aún hay que desarrollar?

Lo más gordo está funcionando correctamente, pero luego hay cosas del día a día como la talla de las setas, la tipología, la señalización como decía en las truferas... hay una serie de demandas de la población que habrá que matizar.

En cuanto a la trufa, ¿qué pasos se han dado para la creación de la marca de calidad?

El Cesefor ha redactado unos estatutos de la marca de calidad, por encargo de la Mesa de la Trufa que coordina la Diputación Provincial. La mesa está funcionando bien, lo que falta es la unión del sector y que estén convencidos, porque una marca de garantía tiene que partir de ellos. Se han enviado comunicaciones a través de Asfoso [Asociación Forestal de Soria] y de las dos asociaciones de propietarios. Ahí está el siguiente paso, a ver si se consigue tener el máximo número de propietarios que se quieran unir porque la marca de garantía es para ellos. Las administraciones podemos ayudar, pero si no hay voluntad del sector, difícilmente se va a llevar a cabo. Es un aprovechamiento que se ha ejecutado de forma aislada y confluir es complicado.

Quedan unos días para que termine el operativo de verano de incendios, ¿qué balance hace?

Todavía tiene que terminar el mes de septiembre, que suele ser movido. Prefiero ser prudente y esperar a que termine. Como dice Simeone, partido a partido, y salvando cada día peligroso. De momento no vamos mal, espero que sigamos así. Tuvimos un día malo con los incendio de Valtajeros y Sarnago, esperemos que se quede la cosa ahí.

¿Continúa siendo Soria un referente en materia de prevención y extinción de incendios?

Creo que la clave es que se ha sabido, también por nuestros antecesores, tanto propietarios como administraciones, inculcar un aprecio hacia el bosque soriano, porque es propietario directo y recibe unas rentas como las suertes de pinos o la venta de madera o la caza, y para el que no es propietario se han abierto los montes para su uso. Somos la provincia con más áreas recreativas de la Comunidad, con 180, la cuarta parte. Todo ese uso social del monte hace que la gente lo aprecie, por la caza, por la pesca o por pasar un día de campo.

El secreto de Soria es que tenemos unos montes muy accesibles, de mucho uso social y la gente tiene arraigo. Esto es más difícil verlo en otras provincias, donde los bosques están cerrados o aislados. Por ejemplo, los agricultores han sido ejemplares este año en el tema de incendios, su colaboración ha sido fundamental, y eso es porque tienen inculcado ese amor al monte.

También se ha incidido en investigación, mejoras técnicas... desde el área de Medio Ambiente.

Sí, como responsable del servicio he tratado de ver lo que había funcionado bien y potenciarlo. A nivel interno se ha tratado de mejorar esa gestión, también en tecnología. Hemos tratado de tener las mejores que hay en el mercado, como las que se han implantado en cartografía, las cámaras de vigilancia... Ahora estamos trabajando en un proyecto pionero en el que somos la primera administración  sobre la adaptación de la gestión forestal al cambio climático.

¿En qué consiste ese proyecto?

Ya se aprobó, su desarrollo empieza en octubre. Es un proyecto a tres años, es muy ambicioso. Lo que se pretende con distintas medidas técnicas es analizar las variables meteorológicas de los últimos años, ver cómo hemos hecho las repoblaciones, ordenaciones de montes, aprovechamientos... y comprobar cómo está incidiendo esa variable meteorológica y cómo nos puede afectar en el futuro para implementar medidas dentro de nuestras planificación y adaptarnos a esos cambios. Es un proceso complejo, porque esto no se ve en dos o tres años, hay que analizar mucha información, de años atrás, vamos a usar big data para ello, con un software muy potente adaptado a los bosques... Lo que queremos es documentar cómo tiene que evolucionar nuestra planificación en los próximos años.

¿Cómo está determinando la crisis sanitaria el mercado de la madera?

En cuanto a los aprovechamientos forestales se pueden hacer en condiciones de seguridad porque es al aire libre, con distancias, pero todo lo que incide en el destino final de esa madera afecta al mercado. Lógicamente, si desciende la venta de muebles o los tableros, se notará.

¿Hasta ahora no se ha notado?

Sí, más en unos usos que en otros. En madera de trituración para generar calor o en ciertos tipos de tableros se mantiene la demanda, pero las madera para muebles está ahí un poco estancada, la de mejor calidad está en ‘standby’. 

Después de haber repuntado tras la anterior crisis...

Sí. Varias empresas locales del sector han salido de la crisis de 2007 gracias a la diversificación, a hacer productos nuevos, con madera de construcción, para estructuras... Ahora a ver si sirve para salir de la crisis de la COVID. Están muchos sectores paralizados, pero que habrá que salir y habrá que hacer lo mismo: reciclarse, formarse y buscar nuevos usos.

Un tercio de los montes sorianos cuenta con el Sello de Gestión Forestal Sostenible. Soria aporta a la Comunidad cerca del 20% de la certificación. ¿Qué distingue a Soria del resto de las provincias?

Tenemos 172 montes con 137.000 hectáreas en total, de las 700.000 que tiene la Comunidad, 152 públicos, con 127.000 hectáreas, y 20 de gestión privada con unas 10.000 hectáreas. Estamos ayudando también a los privados porque es fundamental. En Soria tenemos muchos montes particulares grandes y en el pasado tuvieron menos ayudas, ahora ya la diferencia se nota menos, estamos ayudando en selvicultura y en la ordenación eso montes, tenemos muchísimos planes dasocráticos ya que hay una línea específica de subvención para ello. En el caso de ordenaciones tenemos algunas muy antiguas, de finales del siglo XIX, que ya eran fórmulas de gestión forestal sostenible. Fuimos los pioneros en 2004 con la gestión forestal sostenible PEFC, con el sistema paneuropeo, y ahora queremos iniciar con 5.000 hectáreas dentro del  proyecto Life Soria ForestAdapt de cambio climático la adaptación a la otra certificación, la FSC (Forest Stewardship Council). Hay que ver lo que nos ha funcionado bien, mejorarlo con la tecnología de la que disponemos a nuevas fórmulas de ordenación de los bosques, con un uso multifuncional, en las mejores condiciones técnicas. Tenemos 35 técnicos y es fundamental darles las mejores herramientas y, sobre todo, que tengan la mejor información para tomar decisiones junto a los propietarios. 

¿En que punto se encuentran los proyectos del plan de infraestructuras turísticas de la Junta?

Muy bien. Después del parón, ya tenemos ejecutado el proyecto del aparcamiento de la Laguna Negra, está ya en ejecución el del edificio de servicios, que mejorará mucho ese entorno del espacio natural, junto con el Centro de Servicios del Quintanarejo, con el que tratamos de trabajar de forma coordinada, aunque es otro adjudicatario. Este a nivel turístico ya está funcionando, ya tiene la parte expositiva terminada y recibe gente. La parte de carne de caza, que es lo más ambicioso, el adjudicatario la ha ampliado con una nueva cámara frigorífica de 100 metros cuadrados para animales grandes. Espero que en este otoño esté funcionando. 

¿Cómo está influyendo la crisis de la COVID a la caza?

Claro que está afectando. Ha venido un año meteorológico buenísimo, con mucha alimentación, por lo que ha aumentado la cabaña cinegética. Hay un problema con las corzas hembras, que representan el 75-80%. Si estás tres meses sin afectar a la fauna, hay un aumento de la cabaña porque se paralizó la época del rececho del corzo. Tenemos que intentar controlar la fauna cinegética, que a veces se controla sola, como pasó con el ciervo con la sarna, pues está empezando a salir también el gusano del corzo [cephenemyia stimulator]. Cuando hay animales de sobra, la propia naturaleza es sabia y tienes sus mecanismos, pero hay que ayudarla y la mejor justificación de la caza es el control para minimizar los accidentes en carretera y también por un control sanitario de todas las especies hay que procurar un equilibrio poblacional. El gusano del corzo lleva tiempo en otras provincias y ya se ha notado aquí. Es un parásito que vive en el corzo y ha habido algún caso.  Es porque esta especie ha explosionado a nivel nacional.

Intentamos ayudar a los titulares de los cotos y de la Reserva Regional de Caza de Urbión, de la que somos titulares, facilitando las tareas de control, los permisos cuando hay daños...

¿Hay solución para reducir la siniestralidad en carretera por el atropello de animales salvajes?

Estamos involucrados todos, los titulares de las carreteras, nosotros en el control de las poblaciones, los titulares de los cotos y de la Reserva... hay muchos agentes implicados.Para que esto no sea un problema más gordo tenemos que trabajar todos de la mano. Lo estamos intentando. Hay que hacer un control efectivo de las poblaciones, no solo de los machos, que tiene los trofeos, también de las hembras. Por eso en la nave de caza en El Quintanarejo como matadero se pretende revalorizar la carne para que también se maten hembras y que se puede comercializar esa carne de forma legal. Si no se matan a las hembras se está propiciando un desarrollo genético negativo y es contraproducente.

¿Ha perdido peso el furtivismo?

No sé, los furtivos siguen estando. Lo que no entiende la sociedad es al furtivo que mata por placer, otros puede ser por necesidad... hay varios motivos. Trabajamos contra el furtivismo. Es un tema de educación de la sociedad, porque la caza es un recurso más. A veces se condena al cazador per se y eso es un error. Hay ayuntamientos de la provincia que el único ingreso que tienen es la caza y hay que luchar también por ellos, de una forma planificada y equilibrada.

La tendencia, según advierten desde hace tiempo desde la Federación de Caza, es hacia la figura del cazador profesional.

Cada vez somos más urbanitas y hay menos cazadores, se vive más de los servicios. Antes la caza se veía como un recurso, como una actividad más, y esto se está perdiendo. Hay que intentar que no se pierda, educando, formando... y si  la gente vuelve a los pueblos, mejor.

¿En qué situación se encuentra el sector de la resina?

En este 2020 se van a resinar unos 507.000 pinos en 12 municipios. Trabajan cerca de 100 resineros en la provincia. Para nosotros es un sector importantísimo, es la gente que mejor cuida los montes. Genera alrededor de un millón de euros al año. A la gente le hemos inculcado el valor de los montes porque también los hacemos productivos. Hay ordenaciones de resinación desde el siglo XIX, las primeras que se hicieron en la provincia, y tuvo un boom a mediados del XX. Luego por la resina china pegó un bajón y el peligro de ahora es que está entrando resina de Brasil, a muy bajo precio, no de la calidad de la de aquí, y esa es la incertidumbre, que no vuelva a pasar lo mismo. Los ayuntamientos y la Diputación también están ayudando a los resineros.

¿Qué papel deben jugar las empresas en este caso?

Si se está compitiendo con precios baratísimos que vienen de fuera, habrá que ayudar a las empresas para encontrar un equilibrio, como en cualquier sector con problemas.

¿Qué balance hace del verano para los espacios naturales y casas del parque de la provincia?

Entre el 1 de enero y el 31 de agosto en 2019 hubo 79.000 visitantes en las cinco casas del parque y este año han sido 40.800, poco más de la mitad, lo normal por la crisis del COVID, pero son cifras buenas para lo que ha sucedido. En verano ha habido bastantes visitantes porque lo ven más seguro, en los aparcamientos se ve bastante afluencia. Septiembre también va a ser bueno. En julio y agosto tuvimos 22.443 visitantes con acceso controlado (Laguna Negra, Cañón del Río Lobos y La Fuentona), el año pasado fueron 20.000 visitas.

Personal del Servicio Territorial de Medio Ambiente han participado activamente en las tareas de desinfección y limpieza durante el estado de alarma. ¿Cómo valora esta actividad y qué quedará de esta experiencia?

Han sido los agentes medioambientales, celadores y técnicos. Fue una experiencia muy impactante, pero muy positiva. Vimos que podíamos colaborar con las mochilas extintoras para pulverizar, aunque luego se vio que no servían porque no es lo mismo trabajar con productos desinfectantes que con agua o con retardantes, nos ha hecho ir aprendiendo sobre la marcha. Hemos funcionado muy bien, no hemos tenido positivos en los dos meses y medios en los que se ha trabajado en desinfección y hace poco atendimos una emergencia para desinfectar la base aérea de Medina de Pomar (Burgos).

Todos hemos aprendido, se ha colaborado muy bien entre administraciones, sobre todo la unión con los Bomberos de Soria y con los siete agentes municipales que han estado en prácticas, también con voluntarios particulares y la Asociación Moto-Nieve Urbión de Covaleda, con Tardelcuende, Berlanga de Duero...

Lleva 20 años al frente del Servicio Territorial de Medio Ambiente, ¿cómo ha evolucionado la política medioambiental en todo este tiempo?

Se me ha pasado volando el tiempo. La sociedad ha cambiado y el servicio ha evolucionado como lo ha hecho la sociedad. Tratamos de adaptarnos a lo que tenemos, a lo que nos viene y seguiré trabajando en tener las mejores tecnologías para mi gente. Con la crisis del COVID también hemos aprendido mucho, hay que sacar lo bueno de todo esto. 

El medio ambiente cada vez es más importante, así viene marcado por la normativa europea e internacional, que incide mucho en las subvenciones de la PAC, en la gestión ambiental, cada vez Europa está más preocupada por el cambio climático... Si no se evoluciona, te quedas estancado y es lo peor que puede pasar en cualquier área. Es muy importante la consecución del equilibrio ambiental.