Después de estudiar Dirección de Hotel Internacional en la Escuela de Hostelería de Palma de Mallorca, Marcos García ‘Markocinando’, terminó conquistado por la cocina, que siempre había gustado mucho en su familia. Tras un año de prácticas en el sur de Londres y otra temporada trabajando en grandes hoteles mallorquines, el soriano decidió regresar a su ciudad origen, algo que tenía claro desde el principio. Una vez aquí, Markocinando trabajó en diferentes establecimientos como el restaurante que Alfonso Romero (ahora dueño de El Trashumante) tenía en Oncala e incluso abrió su propio negocio junto a un socio, un hotel con restaurante en Abejar. Después de todo eso y de llevar la cocina en un centro de Cruz Roja, decidió montar una pequeña empresa de formación, actividad con la que continúa actualmente. 

«Lo que hago a través de mi empresa es asesoramiento y formación tanto para profesionales como para particulares aficionados, dentro y fuera de Soria», explica Marcos García. Su trabajo solía centrarse en empezar proyectos desde cero, diseñar cocinas, cartas, análisis de costes...sin embargo, con el tema de la pandemia y la consiguiente paralización de la hostelería, el cocinero se ha visto obligado a ‘reinventarse’: «Con particulares solía hacer cursos presenciales que espero que puedan volver pronto, de 10-12 personas en locales que yo alquilaba o en sus propias casas, adaptándome siempre a las necesidades y gustos de cada uno. Sin embargo, cuando comenzó el confinamiento me dediqué a invertir tiempo en el online. Doy cursos a través de zoom con unas 8 personas, de temáticas muy variadas, como en los presenciales, donde la interacción es importante. He estado grabando también varios cursos para vender a través de la web orientados a gente que se va a vivir sola por primera vez. Creo que el mundo online tiene muchas ventajas, al final son cosas a las que puede acceder cualquiera desde cualquier lugar del mundo».

En este sentido, la apuesta por el online ha llevado a Markocinando a abrir su propio canal de Twitch, la famosa plataforma de stream, donde el cocinero realiza sesiones en directo que mezclan cocina y entretenimiento como punto diferenciador. Fueron unos conocidos quienes le pusieron en contacto con la plataforma, y, como explica, dedicó muchas horas a informarse y ver cómo lo podía aprovechar: «me pareció interesante apostar por una plataforma que, aunque ahora no da beneficios, a largo plazo te puede reportar cosas muy interesantes y, al final, te da a conocer». 

Los directos de Markocinando están orientados a entretener y a que la gente disfrute e interactúe a través de sus ‘shows’. En ellos, se disfraza buscando una temática relacionada con la receta que explica y cocina ese día e incluso llega a protagonizar algún que otro baile. «Hasta ahora, mis directos están siendo abiertos a todo el mundo, pero mi idea es empezar el año que viene un programa para niños a través de la suscripción de la plataforma. Es muy difícil trabajar con niños en cursos de cocina físicos por todos los riesgos que hay, así que propongo un programa cortito unos cuantos días al mes donde sean los niños quienes cocinen con la supervisión de sus padres. Las recetas incluirán cosas sencillas de encontrar y, sobre todo,  serán ricas y saludables. Bailaremos, pondremos música...será divertido». 

Estos nuevos frentes han evitado que Marcos García viera su actividad completamente parada. Respecto a las restricciones establecidas en la hostelería, el cocinero se alegra de no tener un negocio propio y le entristece la situación de compañeros y amigos, a la vez que elogia los grandes esfuerzos de bares y restaurantes para adaptarse a las medidas. Markocinando cree que es un tema complicado que requiere una mayor responsabilidad por parte de la gente:  «No puede ser que a un dueño de un bar le quiten aforo, le quiten personal y además tenga que estar haciendo de policía». 

Al preguntarle por el panorama gastronómico soriano, tiene claro que hay productos y restaurantes de calidad, aunque observa un preocupante desinterés en los jóvenes del sector: «La hostelería es un trabajo duro y lo primero que te deberían decir en la escuela es oye, aquí  vas a trabajar  fines de semana, festivos y muchas horas, y si no estás dispuesto no te metas a ello. Creo que las nuevas generaciones no quieren saber nada de eso, veo poca gente que salga de la escuela verdaderamente motivada», concluye.