Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Política y filosofía

21/11/2021

Cerró el periódico, apuró el café y rememoró. Mirando por el cristal a la calle, donde acudían al trabajo quienes gozaban de ese privilegio, la gente normal que quiere vivir bien. Recordaba páginas impresas no tan lejanas y cómo unas normas iban contra las otras, los gobernantes se desdecían y se contradecían de modo incesante, unas veces mintiendo, claramente; otras, como si fuera fruto de la ineptitud, como si hubiesen instalado a los más ineptos en los puestos más altos del estado y así era, mirando los estudios que algunos tenían, observando cómo esas pandillas de macarras, autodenominados «representantes» del pueblo, operaban para colocarse en confortables sillones. La lógica no impera en el sistema legal y quienes diseñan las leyes parecen a menudo un grupo de tarados mentales, pues solo hay cierto sentido parcial en unos argumentos; otros van en dirección contraria. La ineficiencia, la falta de sentido común, los prejuicios ideológicos y el interés de partido, la camarilla o el personal operan en estos diseños que luego afectan a todos. No solo sucede al desdecirse de un programa que luego parece irrealizable, como cuando Podemos prometía bajar el impuesto de la luz y luego se retrocede porque se necesita dinero de los impuestos para sostener el tinglado en el que ellos están montados: señoritos del hispánico cortijo. Dependemos de petróleo y gas de países lejanos, haciéndonos sus sirvientes, esclavos, como un drogodependiente lo es de su camello, que trafica con su salud. Sin embargo, se prohíbe buscar petróleo o gas vetando la exploración en territorio nacional, incluso en nuestro mar. De Francia se importa electricidad producida por sus centrales nucleares y aquí se ha determinado la caducidad de las nuestras. Se compra a Marruecos electricidad producida por carbón mientras aquí se ha ido cerrando dicha generación por la contaminación. ¿Hipocresía, perversidad? Tal vez, por esto y muchas otras cosas que vemos cotidianamente, esa supuesta izquierda, que está mostrando un estilo estalinista o fascista en sus continuas imposiciones, mientras nos van eliminando libertades, no quiera que la filosofía continúe en los estudios de nuestros jóvenes. Precisamente es este empeño de aprender a pensar y a ver los problemas al argumentar, a cuestionarse los fundamentos, lo que enseña la filosofía. El amor al saber nos hace críticos y no conformistas para evitar generaciones desanimadas, de borregos, que han decidido abandonarse a lo que hay. Sin embargo, se puede pensar otra sociedad que la que nos están vendiendo, y nunca mejor dicho, pues es el gran capital internacional el que se está imponiendo por encima de nuestro país (Google, Amazon, Facebook, industrias ahora transferidas a China, hidrocarburos de empresas varias...). Imaginamos autogobernarnos, pero gobiernos interesados en sus quimeras ideológicas permiten la invasión multinacional. 
Cerrado el periódico, habló con los parroquianos y protestaron: ¿habrá respuesta al votar en las elecciones?